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Los gobiernos de la Unión Europea (UE) habían depositado grandes esperanzas en la vacuna desarrollada por AstraZeneca junto a la Universidad de Oxford. Su bajo coste y facilidad de transporte y almacenaje, a comparación de las inoculaciones de Pfizer y Moderna, anticipaban un punto de inflexión en la campaña de inmunización masiva que está muy lejos de alcanzar el ritmo previsto en los Veintisiete. Pero las serias desavenencias entre la compañía y Bruselas de las últimas jornadas plantean serias dudas de que suponga el revulsivo contra el virus que se había anticipado.

A tres dólares la dosis, pudiéndose guardar en una nevera y eficaz contra las nuevas cepas, era la última baza de los líderes europeos para pisar el acelerador y llegar al verano con el 70% de la población vacunada. En vistas a reabrir sus economías e impulsar la recuperación entre abril y mayo, los países de la UE comprometieron en otoño la compra de 300 millones de dosis a la empresa británica por valor de casi 900 millones de euros, de los cuales ya se adelantaron más de 300 millones, según informaciones de octubre.

El último paso está previsto esta semana, en concreto el viernes 29, cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) emitirá su veredicto sobre la vacuna de la farmacéutica británico-sueca. Lo hará basándose en los datos disponibles y en medio de un clima de conflicto a gran escala en Europa y que tiene como ejes la llegada de dosis prometidas y la eficacia en mayores de 65 años y que ha desencadenado un conflicto europeo con la vacuna como telón de fondo.

La compañía comunicó el pasado viernes a funcionarios de la UE que recortará las entregas de su inmunizante contra el Covid-19 hasta en un 60%, lo que se traducirá en la posibilidad de entregar 31 millones de dosis durante el primer trimestre de este año, en contraste con las 77,5 que hubiera constituido el 100% de la cifra. Los altos directivos de la farmacéutica no indicaron si los problemas se trasladarán a los objetivos de producción del segundo trimestre del año.

Este anuncio se añade al de Pfizer, que avisó a mediados de mes de que reducirá los envíos a Europa de su remedio contra el coronavirus para aumentar su capacidad de producción de 1.300 a 2.000 millones de dosis al año. Sin embargo, a diferencia del otro laboratorio, la empresa alemana sí aseguró a la Comisión Europea (CE) que suministrará a tiempo todas las dosis de la vacuna contra el covid comprometidas para este trimestre. De hecho, previsiblemente se recuperará el ritmo en la producción esta misma semana.

La reacción de los funcionarios de Bruselas ha sido la de cargar con dureza contra ambos laboratorios y exigir que ciñan a sus compromisos. Pero la desconfianza por la vaguedad de las explicaciones de AstraZeneca, que alegó “una caída del rendimiento en un centro de fabricación de nuestra cadena de suministro europea”, ha escalado el conflicto entre este laboratorio y Bruselas, que amenaza con emprender acciones.

Por una parte, la UE ha calificado sus argumentos de “insatisfactorios” y ha dejado claro que sospecha de que las dosis que se han estado fabricando se han entregado a terceros países. En este sentido, el bloque comunitario ha exigido a la empresa saber "exactamente" dónde se han producido las dosis y a qué gobiernos se han entregado, después de una reunión entre representantes del Ejecutivo comunitario y gobiernos de los países miembro de la UE con representantes de AstraZeneca.

Es más, ha trascendido en la prensa británica que Bruselas ha amenazado con bloquear las exportaciones de las dosis de Pfizer fabricadas en Bélgica a países extracomunitarios, específicamente a Reino Unido, como represalia por las actuaciones del laboratorio británico. La sospecha de la CE es que AstraZeneca ha estado vendiendo su producción a Londres mientras esperaba para recibir la aprobación de la EMA y, simplemente, no ha hecho bien sus números.

A todo lo anterior, se suman las actuaciones que algunos países han adoptado por su cuenta y que se salen del guión de unidad que los Veintisiete han mantenido durante la pandemia. En concreto, el Gobierno italiano ha desvelado que emprenderá acciones legales contra AstraZeneca. Por otra parte está el caso de Hungría, que ha comprado por su cuenta dos millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V. Los expertos avisan de que el inmunizante ruso no está en la lista que maneja la UE para futuros contratos, lo que creará una situación de desequilibrio en el seno de los Veintisiete y abrirá la puerta a que otros países hagan tratos a título propio.

A VUELTAS CON LA EFICACIA

Por otra parte, AstraZeneca también está en el ojo del huracán por la publicación de informaciones en los diarios alemanes 'Bild' y 'Handelsblatt' que hablan de un 8% de efectividad en mayores de 65 años y, por contra, de hasta un 70% en grupos más jóvenes. De confirmarse estos datos, el laboratorio británico-sueco no recibirá la aprobación para su inmunizante en el grupo de edad de mayores de 65 años, poniendo en riesgo el calendario de vacunación en el bloque comunitario.

Se especula con que las dosis de AstraZeneca quedarían reservadas para pacientes más jóvenes, mientras los de edad avanzada serían inoculados con las vacunas de Pfizer o Moderna. Esto supondría cambiar las prioridades de vacunación.

La compañía ha salido al paso de las informaciones para refutarlas por completo y asegurar que son “completamente falsas”. El veredicto final lo tendrá la EMA este viernes.

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