• México es el segundo máximo importador de Estados Unidos
  • Las remesas de dinero se han multiplicado por siete en los últimos 20 años
muro frontera trump

Donald J.Trump será investido presidente de Estados Unidos este viernes, y con él es posible que llegue una de las medidas más polémicas de su campaña electoral: el muro con México. El republicano ha reajustado su estrategia y lo que en un principio decía que iba a pagar México, ahora sería financiado por el congreso y retenido mediante impuestos a los mexicanos residentes en Estados Unidos.

Trump ha afirmado recientemente que puede obligar a México a reembolsar a Estados Unidos el coste del muro “bloqueando las transferencias y las remesas”. No se han dado muchos detalles de cómo se llevaría a cabo este procedimiento, pero esta medida podría no ser tan buena para EEUU como a priori puede parecer.

Una de las posibilidades es que Trump grave directamente las remesas de dinero enviadas por los trabajadores mexicanos a sus familiares. A pesar de que esta vía pudiera resultar factible para los organismos fiscales estadounidenses, podría dañar de manera significativa las exportaciones de Estados Unidos a México.

Las remesas forman parte del dinero enviado por los inmigrantes para ayudar a sus familias en sus países nativos. Aunque la estimación del tamaño total de los flujos de remesas es difícil de calcular debido a que muchas transferencias se realizan a través de canales no oficiales, los estudios del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han registrado que estos flujos han crecido considerablemente entre los países en desarrollo durante los últimos años.

En el caso de México, las remesas se han multiplicado por siete en los últimos 20 años y suponen una importante fuente de ingresos para la economía mexicana. De hecho, en los años 2015 y 2016 superaron al dinero generado por el negocio del petróleo. En promedio, las remesas de dinero representan alrededor del 2% del PIB de México.


En los datos correspondientes a 2016, las remesas muestran un importante aumento de envíos en noviembre, coincidiendo con la elección de Trump como presidente de Estados Unidos. El Banco Central de México espera en su último informe que las transferencias de entre estos países marquen un máximo histórico en diciembre, y las intenciones de la nueva Administración de gravar estas partidas de dinero podrían empezar a desviar estos envíos hacia canales no oficiales para evitar el pago. La otra de las posibilidad es que el los mexicanos empiecen a enviar menos dinero.

Teniendo en cuenta que México es el segundo destino de las exportaciones estadounidenses, hacer prescindir al país latinoamericano del 2% de su PIB supondría un golpe importante para el comercio exterior de EEUU, y dejaría a los mexicanos al borde de la recesión.

EL MURO NO SE VIGILA SOLO

Trump ya puso precio al muro que separará los 3.200 kilómetros de frontera entre Estados Unidos y México: 8.000 millones de dólares. Añadió que no será necesario construir toda esa distancia, ya que existen “barreras naturales, etcétera, etcétera…”.

Desde la firma de la ley de seguridad de fronteras por George Bush en 2006, Estados Unidos ha gastado en torno a 2.400 millones de dólares en cubrir una frontera de unos 1.000 km, un tercio de la extensión del muro de Trump. Según los cálculos del Congressional Research Service de 2009, el coste de construir una milla (1,6 km) extra de frontera costaría entre 2,8 millones de dólares y 3,9 millones en las áreas metropolitanas, aunque en algunos sitios se podría disparar hasta los 16 millones por milla.

Además, añade el coste de mantenimiento por milla para los próximos 25 años de entre 5,4 y 8,3 millones de dólares por milla, lo que deja un coste extra de hasta 332 millones de dólares por año sin contar lo que supondría el personal de vigilancia. Algunos estudios señalan que el coste total del muro se podría disparar hasta los 25.000 millones.

Sin duda, Trump ha conseguido vender el muro con México como una de sus medidas estrella a sus votantes, pero aplicarla se antoja más complicado. Porque, según los datos, puede que esta medida no sea tan rentable como espera el nuevo presidente de Estados Unidos.

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