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María José López - Europa Press

El pesimismo se ceba entre los autónomos y los más jóvenes, los colectivos a los que la crisis económica provocada por la pandemia más está afectando, a juzgar por la percepción que tienen sobre su situación actual. Caídas del consumo, subidas de ahorro, desempleo o Expedientes de regulación Temporal de Empleo (ERTE) son algunos de los reflejos del rastro que está dejando el Covid-19 en las finanzas de la población española.

Cerca de la mitad (46,2%) declara que ve la situación peor (29,1%) o mucho peor (17,1%), aunque para un porcentaje muy similar (45,4%) la marcha de su economía doméstica no ha sufrido una alteración significativa, según los datos recogidos en un estudio elaborado por la asociación de usuarios financieros (Asufin). En él queda reflejado que estudiantes (64%), pensionistas (71,2%) y trabajadores por cuenta ajena (60,1%) son los segmentos que declaran no haber notado un cambio sustancial en su situación laboral.

Por el contrario, un 71,2% de los trabajadores en situación de ERTE perciben como peor o mucho peor el momento económico en el que estamos en comparación con hace seis meses. Por tramos de edad, los que tienen una perspectiva más negativa son los jóvenes de 26 a 35 años que consideran en general su situación ha empeorado (55,3%), seguidos del segmento de entre 36 y 45 años (48,5%). Por su lado, los mayores de 65 años consideran que su situación es la misma en un 66,8% y solo un 19,6% que ha empeorado.

Teniendo en cuenta los ingresos, un 49,1% declara que se han reducido en estos meses de pandemia. Resulta relevante el hecho de que un 8,7% de la población manifieste que esta disminución supera el 50%. Las diferencias más importantes las encontramos fundamentalmente por situación profesional. Además del 100% de los trabajadores en situación de ERTE que señalan este descenso, también lo hace un 70,8% de los autónomos en algún porcentaje. Por tramos de edad, este descenso también vuelve a ser mayor en los segmentos jóvenes (de 26 a 35 años con un 56,8% de encuestados que ha visto mermados sus ingresos en un determinado porcentaje) "lo que es especialmente preocupante si tenemos en cuenta que su base salarial ya es de por si inferior a la de segmentos de mayor edad", destacan.

GASTO vs. AHORRO

En cuanto a los gastos, la disminución (38,3%) es la tendencia más importante. Si tenemos en cuenta que un 49% declaró una reducción de ingresos, este porcentaje que admite que ha tenido que aumentar sus gastos (y que escala a cerca de la mitad de los anteriores) nos sitúa ante un desequilibrio financiero en las economías familiares, que en el medio plazo podría agravar la situación de muchos hogares si no se produce una recuperación de ingresos.

Estos desequilibrios entre ingresos y gastos pueden cubrirse temporalmente con el ahorro. Así lo declara un 23,4% de los encuestados, que afirma que lo está usando para vivir. Un 18,1%, reconoce estar ahorrando más. No obstante, el porcentaje más destacado es el 40,3% que manifiesta que tanto ahora como hace seis meses no tiene capacidad de ahorrar.

Y esta situación ha llevado a muchos a solicitar algún tipo de ayuda: un 48,9%. Han recurrido al crédito de sus tarjetas (12,3%), mediante un préstamo (5,3%), con la ayuda de las administraciones públicas (2,9%) o recurriendo (en un 23,3% concreto) al entorno más cercano de familia y amigos, teniendo un menor impacto los productos financieros. Los autónomos son los que más han pedido ayuda financiera, un 72,3%.

De los que han solicitado un préstamo, un 57,2% de los autónomos declara que se lo concedieron sin problema y un 24% tuvo que modificar condiciones, aunque los porcentajes más elevados de no concesión está en los estudiantes (29,6%) y desempleados sin prestación (27%). Eso sí, la mayoría sigue apostando por entidades financieras reguladas (89,9%), ya sea su banco (70,1%) u otra entidad financiera (19,8%), aunque es relevante que un 7,8% opten por otro tipo de empresas como microcréditos, y un 2,3% por prestamistas privados.

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