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JAVIER CARRIÓN/EUROPA PRESS - Archivo

La economía del sector servicios español experimentó una expansión sólida y continua en junio, pero el crecimiento se ralentizó desde mayo por el impacto negativo que la alta inflación. El nivel de empleo continuó aumentando, mientras se espera que la demanda, y a su vez el crecimiento de la actividad, se vea afectada negativamente en los próximos meses, según el índice PMI.

El Índice de Actividad Comercial ajustado estacionalmente se mantuvo por encima del nivel de ausencia de cambios de 50 por quinto mes consecutivo. Al situarse en 54, el ritmo de crecimiento se mantuvo sólido, pero al disminuir de 56,5 registrado en mayo, el índice señaló la expansión más lenta desde el pasado mes de marzo.

Así, la economía del sector servicios de España se mantuvo definitivamente en territorio de expansión en junio, aunque tanto la actividad como los nuevos pedidos aumentaron a ritmos más lentos. No obstante, la capacidad permaneció bajo cierta presión, tal como lo reveló otro aumento de los pedidos pendientes de realización, y en respuesta las empresas aumentaron sus niveles de personal. Pese a ello, la presión de los costes sigue siendo un problema y algunas empresas indicaron que el poder adquisitivo de los clientes se está deteriorando, hecho que generó preocupación de que el crecimiento de la actividad se debilitará en los próximos meses.

El incremento de la actividad en junio estuvo apoyado por un nuevo aumento del volumen de los nuevos pedidos recibidos. Las empresas encuestadas comentaron que las actividades comerciales, la publicidad y una demanda más firme en general respaldaron el crecimiento. No obstante, los nuevos pedidos también aumentaron al ritmo más débil desde marzo pasado, y una inflación más alta impactó en los presupuestos de las empresas y los hogares. Por estas razones, los nuevos pedidos recibidos de clientes del extranjero aumentaron solo modestamente.

Las evidencias de retrasos de los suministros persistieron y las empresas informaron que este fue uno de los factores, junto con el aumento de las ventas, que conllevaron a otra acumulación notable de los pedidos pendientes de realización. Tal y como ha ocurrido durante los últimos meses, los niveles de dotación de personal se incrementaron en respuesta, y la tasa de crecimiento fue de nuevo históricamente marcada.

El aumento del empleo condujo al alza los costes medios laborales. Junto con unos precios más altos de la energía, del combustible, de los servicios públicos y de los productos de los proveedores en general, los costes operativos medios aumentaron nuevamente a un ritmo elevado. De hecho, la tasa de inflación se aceleró desde mayo y los precios han aumentado interrumpidamente durante más de dos años.

Una vez más, las empresas no tuvieron otra opción que repercutir el aumento de sus costes a los clientes a través de un incremento de sus tarifas. Algunas empresas consideraron que la demanda del mercado era lo suficientemente resistente para hacer frente a precios más altos. El resultado neto fue otro aumento de los precios de venta y la inflación fue de nuevo fuerte, a pesar de caer hasta su mínima de cuatro meses.

El incremento de los precios en general sigue siendo una preocupación para las empresas de servicios y la persistente inflación se considera un lastre potencial para la actividad durante los próximos doce meses, ya que los presupuestos de los hogares se ven sometidos a una presión importante. Aunque se siguen planificando publicidad y actividades comerciales, y algunas empresas prevén la continuidad de una recuperación de la demanda a medida que los efectos de la pandemia se mitigan, la confianza en general cayó hasta su mínima de veinte meses en junio.

En S&P Global Market Intelligence comentan que "la encuesta de junio indicó que la economía del sector servicios español experimentó una expansión sólida y continua, ya que las empresas posiblemente se beneficiaron de una nueva mejora de los negocios debido a la continua reducción de las restricciones por la pandemia. No obstante, el crecimiento se ralentizó desde mayo a medida que el impacto negativo que la alta inflación está teniendo en los presupuestos de las empresas y los hogares comienza a notarse".

"Dado que es probable que las presiones elevadas de los precios persistan al menos a corto plazo, se espera que la demanda, y a su vez, el consiguiente crecimiento de la actividad, se vea afectada negativamente en los próximos meses. De hecho, esto fue subrayado por los datos de la confianza, que mostraron el menor grado de optimismo registrado por el estudio desde finales de 2020", añaden.

EL ÍNDICE COMPUESTO MUESTRA UNA DESACELERACIÓN

Por su parte, el sector manufacturero y el sector servicios señalaron simultáneamente un crecimiento económico más lento en junio, por lo que el sector privado en general experimentó su expansión más débil en tres meses. Dicha desaceleración se reflejó en el Índice Compuesto de Actividad Total, que cayó a 53,6 en junio de 55,7 registrado en mayo.

La reducción del crecimiento reflejó una disminución de la demanda, especialmente entre los fabricantes, que registraron una caída de los nuevos pedidos por tercera vez en los últimos cuatro meses. Los pedidos procedentes de clientes del extranjero del sector manufacturero y del sector servicios en su conjunto cayeron marginalmente en medio de informes de que la alta inflación estaba erosionando el poder adquisitivo.

Respecto a la inflación, hubo un movimiento ampliamente lateral en la tasa general de aumento de los costes operativos. Una inflación simultáneamente más lenta de los precios medios cobrados en el sector manufacturero y el sector servicios conllevó a que la lectura compuesta cayese hasta su mínima de cinco meses.

Finalmente, la confianza sobre el futuro alcanzó su nivel más bajo de los últimos tres meses en junio, ya que la preocupación con respecto a la inflación aumentó. No obstante, las empresas volvieron a contratar más personal, extendiendo el periodo de crecimiento compuesto a quince meses.

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