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Varios operarios trabajando en una fábricaMarta Vázquez Rodríguez - Europa Press - Archivo

La economía del sector manufacturero de España permaneció sumida en territorio de contracción en diciembre, aunque una caída más lenta de los nuevos pedidos, una estabilización del empleo y un aumento notable en la confianza brindaron cierta esperanza de que el sector se encamina hacia la estabilización en el final de 2022. De hecho, la inflación mostró nuevos signos de ralentización, con aumentos más lentos tanto en los precios de compra como en los precios de venta, según datos de la firma S&P Global Market Intelligence.

El Índice PMI del Sector Manufacturero Español de S&P Global subió de 45.7 en noviembre a 46.4 en diciembre (por encima del 46.2 esperado), señalando una contracción de las condiciones operativas por sexto mes consecutivo. No obstante, este segundo aumento consecutivo del índice reveló la tasa más débil de contracción desde septiembre pasado.

Tanto la producción manufacturera como los nuevos pedidos cayeron considerablemente en diciembre. Para la producción, el final de 2022 marcó el cuarto mes consecutivo en el que se registró una disminución, y de nuevo el ritmo de contracción fue pronunciado.

"Del mismo modo, los nuevos pedidos también cayeron considerablemente, aunque fue bastante consolador observar que el ritmo de deterioro de las ventas fue el más débil desde septiembre pasado. Las empresas informaron ampliamente que la persistente incertidumbre existente en el mercado y la inestabilidad económica en general están perjudicando la demanda, tanto en el país como en el extranjero. Los nuevos pedidos de exportación se redujeron por décimo mes consecutivo, en medio de una caída de las ventas a los países europeos cercanos", según ha explicado la firma.

Paul Smith, director económico de S&P Global Market Intelligence, ha señalado que "diciembre cerró un periodo nefasto de aproximadamente medio año para la economía manufacturera española, y el sector probablemente esté sumido en una recesión técnica. Golpeados duramente por la inflación elevada, la inestabilidad económica y la incertidumbre en general, tanto la producción como los nuevos pedidos se redujeron drásticamente".

"A pesar de ello", ha añadido Smith, "los últimos datos del índice PMI alientan las esperanzas de que el sector se haya estabilizado como mínimo, si es que no ha dado un giro y se está encaminando de nuevo hacia una mejor salud. Las carteras de pedidos cayeron a un ritmo más lento, el empleo se mantuvo sin cambios tras una desaceleración prolongada y la confianza sobre el futuro se fortaleció notablemente".

"No obstante", ha concluido este experto, "también hubo señales de que los temas dominantes de la pandemia, las restricciones de suministro y también las presiones de los precios excepcionalmente altas, se están disipando. Los plazos de entrega fueron solo modestamente peores, mientras que la inflación de los costes cayó hasta su mínima de dos años".

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