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La guerra comercial entre China y EEUU, que durante ocho meses ha dejado un impacto considerable en los mercados financieros, ha afectado el comercio global y ralentizado el crecimiento, está próxima a su fin. El tratado de paz entre las dos primeras potencias mundiales es prácticamente una realidad y el optimismo mancha a unos mercados que “descuentan algún tipo de rebaja de las tensiones”, según los expertos. Concretamente, prosiguen, se posicionan por que el acuerdo elimine gran parte de los aranceles, pero también avisan de que puede provocar nuevas sacudidas en las bolsas si el pacto final es peor de lo esperado. Las caídas de Wall Street del lunes son una buena muestra de ello.

“Se prevé una reacción muy positiva si el nuevo tratado de comercio entre Pekín y Washington retira la mayoría de los impuestos entre ambos países”, indican los economistas de Danske Bank. Pero avisan estos analistas de que se puede dar un escenario alternativo “en el que se mantengan los elevados impuestos hasta que la administración de Donald Trump haya verificado que China cumple con lo acordado. Sin embargo, el Gobierno de Xi Jinping está claramente en contra”.

Las acciones se desplomaron el lunes, en parte debido a la preocupación de que el acuerdo comercial pueda dejar una incertidumbre persistente sobre los aranceles. Las bolsas asiáticas han sufrido para mantenerse en el verde, aunque los parqués chinos han proseguido con su rally.

Durante la guerra comercial que ha durado ocho meses, Estados Unidos ha impuesto aranceles punitivos a importaciones procedentes de China valoradas en 250.000 millones de dólares, mientras que Pekín ha contestado con tarifas a los productos estadounidenses por valor de 110.000 millones de dólares, incluida la soja y otros productos básicos. Además, la primera potencia mundial mantiene la amenaza de castigar a la segunda con impuestos en la práctica totalidad de su comercio exterior.

Los analistas han advertido, desde finales del año pasado, de que la pugna comercial que se inició el verano de 2018 acabaría con algún tipo de tratado que suavizaría el conflicto. Y los mercados “llevan desde inicios de año creciendo en base a esta suerte de final feliz”, apunta Michael Hewson, analista de CMC Markets. La cuestión es saber exactamente hasta qué punto el rebote de las bolsas obedece a que los inversores han tomado posiciones esperando una mejora de las condiciones globales de comercio exterior, para evaluar la magnitud del rally que puede darse cuando se conozcan todos los detalles finales.

“La mejora del sentimiento inversor, apoyada en beneficios empresariales, datos económicos y menor tensión geopolítica, sigue impulsando a alza a los parqués y el grueso de los principales índices rozan o superan subidas de doble dígito en el año”, indican los expertos de Santander. Wall Street sube un 12% de media desde el 1 de enero, un porcentaje similar a las plazas del viejo continente, cuyas rentabilidades oscilan entre el 10% y el 13%. Las bolsas del continente asiático, por su parte, especialmente las chinas, tocan máximos no vistos desde el inicio del conflicto, en junio del año pasado. Además, prosiguen los expertos, “en los bonos de los gobiernos se imponen las ventas, lo que no deja de ser un buen síntoma respecto a la visión que el mercado tiene del crecimiento internacional”.

Por lo tanto, a pesar de cierta cautela, los datos muestran que los inversores están animados ante la perspectiva de que uno de los motivos de mayor preocupación en las bolsas mundiales, que causó las fuertes correcciones de finales de 2018, llegue a su fin. “En nuestra opinión, es probable que terminemos en una situación con un comercio más abierto, una economía china más abierta y más protección de la propiedad intelectual que antes de que comenzara la guerra comercial”, comentan los analistas de Danske Bank. “Esto debería ser muy positivo para el comercio mundial”, enfatizan.

Con todo, diversos inversores avisan de que el acuerdo podría ser el claro caso de "buy the rumor sell the news", por lo que las ventas en los mercados mundiales pueden ser un hecho, sea como sea el acuerdo.

TRUMP Y XI GANAN

“La guerra tecnológica y la rivalidad en otras áreas continuarán, pero a corto plazo parece que se eliminarán los nubarrones que han empañado el comercio mundial en los últimos meses”, añaden. Trump tendrá que afrontar las críticas internas que tratarán de remarcar que el acuerdo no es lo suficientemente amplio, "pero, en nuestra opinión, es difícil ver cómo podría ejercer más presión sobre China sin debilitar su propia mano", prosiguen desde la entidad danesa.

Otros expertos señalan que, para el presidente estadounidense, cualquier decisión está encaminada a su campaña electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2020. En cuanto al mandatario chino, a pesar de que ha dejado que la ceremonia de firma del acuerdo se escenifique en el resort privado de Mar-a-Lago del magnate norteamericano, lo que puede dar la impresión de que es este quien gana la partida, “saldrá prácticamente indemne de la pugna”, según la prensa estadounidense

Estos medios han dado una fecha para el ‘armisticio’, el 27 de marzo. Y los analistas avisan de que, hasta finales de mes, los mercados reaccionarán con especial sensibilidad a los titulares que lleguen sobre el progreso del acuerdo.

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