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Banco de España

Incrementos en la inversión pública en España tienden a generar un efecto positivo sobre la inversión privada. En particular, un crecimiento de un 1% en la inversión pública estaría asociado a un incremento de la misma magnitud en la inversión privada en el corto plazo. Este resultado resaltaría el peso que puede tener el plan Next Generation EU (NGEU) en la evolución económica en los próximos años. Así viene reflejado en el último Boletín Económico del Banco de España.

El estudio del organismo subraya la heterogeneidad que hay en los efectos de la inversión pública sobre la privada. "Por este motivo, es importante realizar una rigurosa selección de los proyectos que forman parte del programa NGEU, de manera que se alineen con los objetivos de trasformación estructural de la economía española en el medio y largo plazo", afirma.

Como desarrolla el Banco de España, desde la crisis de 2008, el peso de la inversión pública en el PIB y en el total de la inversión ha disminuido significativamente tanto en España como en otros países del área del euro. Una tendencia que se habría detenido como consecuencia de la crisis sanitaria, dado que determinados tipos de inversión pública han formado parte de la respuesta a dicha crisis.

En el futuro, considera que este componente de gasto se verá potenciado en nuestro país, además, por el impulso del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), instrumento a través del cual se canaliza la mayor parte de los fondos europeos recibidos en el marco del NGEU. El volumen total de gasto, cuya ejecución tendrá lugar a lo largo del período 2020-2026, podría superar ligeramente los 83.000 millones de euros (un 7,4% del PIB de 2020). De ellos, cuatro de cada cinco euros irán destinados a la inversión pública

No obstante, el efecto de estas medidas sobre la actividad económica depende de distintos factores, según señala el Banco de España. Uno de ellos es la tipología de los proyectos que se desarrollan. "Así, por ejemplo, proyectos que influyen en la productividad agregada (como es el caso de la inversión en infraestructuras productivas) son capaces de generar estímulos más duraderos en la actividad económica que otro tipo de proyectos que tienen un menor impacto por el lado de la oferta (como son las ayudas para la rehabilitación de viviendas)".

Otro factor, específico de la inversión pública acometida en el contexto del NGEU, es su capacidad para movilizar recursos privados. "Un aspecto estudiado de forma profusa en la literatura económica es el signo de la interacción entre la inversión pública y la inversión privada. A priori, este signo es controvertido, dado que existen argumentos que apoyan una complementariedad entre ambos tipos de gasto y otros que sugieren que serían sustitutivos entre sí".

En el corto plazo, suele considerarse que el efecto de la inversión pública sobre la privada es ambiguo. "Por un lado, una mayor inversión pública equivale a un incremento de la demanda. Para satisfacerlo, es necesario acrecentar la dotación de factores de producción, incluido el capital privado instalado". Ahora bien, "por otro lado, un incremento de la inversión pública (y, en general, del gasto público) presiona al alza, en ausencia de otras medidas compensatorias, el déficit de las AAPP, dando lugar a un aumento de los tipos de interés reales y, dada su elevada sensibilidad a los cambios en esta variable, a una disminución de la inversión privada (efecto sustitución)", explica el organismo.

Sin embargo, existe un cierto consenso en que, en el largo plazo, el efecto de la inversión pública sobre la inversión privada tiende a ser positivo en una amplia gama de escenarios. En primer lugar, el efecto sustitución observado en el corto plazo suele verse atenuado si el impulso a la inversión privada es persistente en el tiempo. Además, la complementariedad sería mayor y tardaría menos en producirse en función de algunas características de los proyectos de inversión pública, por ejemplo, si los plazos de implementación son cortos o si la financiación del gasto se realiza mediante instrumentos impositivos poco distorsionadores.

Asimismo, esa complementariedad sería tanto más pronunciada cuanto mayor sea el potencial dinamizador sobre la productividad, de modo que el gasto en inversión pública redunde en un incremento del rendimiento del capital privado y, por tanto, en una mayor inversión privada (lo que justifica la importancia de una selección adecuada de proyectos en el contexto del NGEU).

En el caso español, el descenso de la inversión pública que ha ocurrido desde 2008 ha sido particularmente pronunciado, y ha afectado a todos sus componentes, con un impacto importante a lo largo del tiempo sobre la acumulación de capital público. "Ello podría afectar negativamente a los rendimientos del trabajo y el capital privados, lo que actuaría como un freno a la actividad empresarial. De este modo, la elevación de la inversión pública en áreas como infraestructura e I+D podría tener un efecto especialmente alto en términos de fomento de la inversión privada".

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