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Bandera de la Unión Europea (UE)Hollie Adams/PA Wire/dpa

El mes de junio está marcado en rojo en los calendarios de los Veintisiete, que esperan la primera remesa de los fondos Next Generation de la Unión Europea (UE) hacia mediados de julio. En la segunda quincena arrancarán las emisiones de deuda de la Comisión Europea (CE) para financiar los 750.000 millones del nuevo fondo europeo post-pandemia y se aprobarán los planes nacionales de reformas. Un momento que supone “un punto de inflexión para el euro”, según los expertos de Lombard Odier, que reiteran su compromiso con la renta variable europea.

El engranaje de reparto de las ayudas -España espera antes de agosto 9.100 millones de euros- ya da sus primeros pasos después de que los parlamentos austríaco y polaco ratificaran el 27 de mayo, uniéndose a otras 20 cámaras legislativas de los Estados miembros (en cinco el proceso es puramente ejecutivo), las normas necesarias para que Bruselas coloque en los mercados financieros 100.000 millones de euros en deuda común hasta septiembre, en nombre de los Veintisiete. Un "paso histórico en la cooperación fiscal europea", en palabras de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier, fruto del impacto de la pandemia, "con un mecanismo de emisión de deuda a bajo interés, también llamado mutualización de la deuda, que cuenta con el respaldo del Banco Central Europeo".

Al mismo tiempo, la CE tiene la intención de dar luz verde a los planes que llegaron a Bruselas a finales de abril, el español entre ellos. El reglamento del nuevo fondo dice que la Comisión tiene dos meses para aprobar los planes desde la fecha en que los recibió. En el caso español debería estar aprobado como muy tarde la última semana de junio. El conjunto de los cuatro mayores miembros de la UE -Alemania, Francia, Italia y España- representarán alrededor del 45%, es decir, más de 342.000 millones de euros del presupuesto total. Se espera que los desembolsos comiencen a mediados de este año.

El mayor fondo previsto es el de Italia con un total de 205.000 millones de euros, sin contar con otros 30.600 millones de euros de financiación nacional. Italia es el único de estos cuatro Estados miembros que tiene previsto utilizar inmediatamente el mecanismo de préstamo. La economía italiana, la más afectada por la Covid, registró una caída del PIB de casi el 9% en 2020, frente a la del 6,2% de la UE en su conjunto. Además, ha sufrido más de 123.000 muertes, la mayor mortalidad por Covid de Europa después del Reino Unido.

Este proceso permitirá que Bruselas desembolse un total de 390.000 millones de euros en forma de transferencias y 360.000 en forma de préstamos que "mejora la solvencia de los Estados y elimina algunos de los riesgos monetarios a los que se enfrenta el euro", señala el analista de la gestora suiza. Los Estados miembros comenzaron a presentar en abril sus prioridades de gasto a la Comisión Europea.

Durante la última década, la moneda común se ha visto amenazada por las amenazas de ruptura de la eurozona. El acuerdo de julio de 2020 sobre estas emisiones "asienta efectivamente una base en el tipo de cambio euro/dólar, ya que elimina gran parte de estos peligros al aumentar la solvencia de algunos estados", prosigue el experto. Si se aplica de forma efectiva, "el impacto del gasto también puede servir de catalizador para futuras ganancias de la divisa a medida que la región atraiga más flujos de cartera y de inversión extranjera", argumenta.

Asimismo, cree Monier que "el éxito de la aplicación también reforzaría los argumentos a favor de una mayor mutualización de la deuda en toda la UE y, a largo plazo, probablemente implicaría un mayor nivel de equilibrio para el tipo de cambio". Así, Lombard Odier refuerza su apuesta por las acciones europeas, "especialmente en los sectores energético y financiero" que "ofrecen oportunidades a medida que se afianza la recuperación económica".

URGENCIA POLÍTICA

"Los fondos tienen cierta urgencia", subraya el CIO de la gestora con sede en Ginebra. La prioridad política de los próximos 12 meses en Alemania y Francia, que han marcado la agenda de la UE en los últimos años, cambiarán. En Alemania, el sucesor de la Canciller Angela Merkel será elegido en septiembre. Armin Laschet se convirtió en enero de 2021 en jefe de la Unión Demócrata Cristiana, y es el candidato a canciller del partido. El riesgo no es quién tomará el relevo, ya que se espera cierta continuidad política, sino quién asumirá finalmente el liderazgo europeo. "Sin el apoyo de Merkel, el presidente francés Emmanuel Macron puede tener dificultades para impulsar la agenda del bloque", opina Monier.

Además, dentro de un año, el presidente Macron se presentará a la reelección para un segundo mandato de cinco años. Su trayectoria en la recuperación de la covid ya es objeto de debate. El mes que viene, las elecciones regionales en Francia indicarán si se enfrentará a un desafío más serio en 2022 que hace cinco años por parte de la ultraderechista Marine Le Pen. "Todo esto puede distraer la atención de cuestiones más generales de la UE", indica el gestor.

El avance presupuestario de la "Next Generation" fue impulsado, en gran medida, por Merkel y Macron, y sus ministros de Economía desvelaron sus planes nacionales en una rueda de prensa conjunta el 27 de abril. "Cualquier evolución de esta asociación política puede crear incertidumbre para futuros proyectos, como las reformas fiscales, las relaciones con China y la administración Biden, y las tensiones con Turquía", concluye el experto de Lombard Odier.

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