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La enorme volatilidad, la falta de conocimiento sobre el ecosistema ‘cripto’ y la exposición al riesgo eclipsan para muchos inversores la oportunidad de diversificación que representan las monedas criptográficas. Tras la burbuja de 2017, cuando el precio del bitcoin alcanzó el hito histórico de 20.000 dólares, siguió una brutal corrección que sacó a una gran cantidad de pequeños operadores de este mercado y ratificó para muchos otros el carácter meramente especulativo de los activos de cifrado. Sin embargo, el Covid-19 ha devuelto brillo a las divisas digitales y se observan con una mirada renovada tanto por operadores minoristas como institucionales. La galopante crisis provocada por las medidas para contener la pandemia tiene la culpa.

“Los pequeños inversores han empezado a ver que las economías se han visto muy perjudicadas por el coronavirus”, comenta Luis Vaello, director de la plataforma de intercambio de criptodivisas Binance en España, por lo tanto, no consideran el bitcoin y las ‘altcoins’ como una inversión, pero sí como “un valor refugio en estos tiempos”. Al igual que otros expertos reunidos en las jornadas ‘Democracy4all - Blockchain For Governance’, que se han celebrado online el 6 y 7 de octubre, pone el acento en que estos instrumentos entrañan una exposición al riesgo que se debe asumir, no obstante, espera “un incremento de la adopción global de las ‘criptos’ en todo el mundo gracias a la pandemia”.

En los últimos meses, el número de billeteras basadas en la tecnología blockchain “se ha incrementado dramáticamente, al igual que el volumen de las operaciones”, prosigue Vaello. Según datos de Statista, los monederos criptográficos alcanzaron los 54,27 millones en el tercer trimestre de 2020, un crecimiento del 28% comparado con el mismo período del año anterior. Chainalysis recoge que en septiembre las billeteras de nueva creación -entre uno y tres meses de vida- se ubicaron en 2,25 millones, el doble que hace seis meses, cuando ascendían a 1,16 millones, lo que ubica esta cifra en su máximo desde febrero de 2018.

Este renovado interés obedece a que “está creciendo la sensación de que el dinero fiduciario no es tan fiable como se creía, por eso hay quien se plantea acceder a un sistema financiero alternativo”, argumenta Reuben Yap, fundador de Zcoin. Sin embargo, este ecosistema “no es para todo el mundo”, alerta el experto, quién reconoce que este mercado tiene un alto componente de “casino”. “Si bien se están desarrollando muchas tecnologías disrruptivas en el universo de las finanzas descentralizadas -DeFi por sus siglas en inglés-, hay especuladores, estafas piramidales y en muchos aspectos se imprime dinero de la nada, sin valor o con un valor artificial”. Por eso, apela a la regulación y a que “se establezcan controles” para poner orden y proteger a los inversores, sobre todo los minoristas. De lo contrario, se ven expulsados de este mercado por ser de elevado riesgo, afirma Yap, y exhorta a encontrar el equilibrio entre que “sólo se permita entrar a los ricos y a los fondos de inversión y dejar que todo el mundo pierda dinero”.

Esta visión coincide con la de Dotun Rominiyi, estratega en el London Stock Exchange Group, quien asevera que “la regulación es clave para evitar la manipulación de mercados como este en el que todos los inversores, incluso los más experimentados, pierden dinero”. Defiende el miembro de la bolsa de Londres que un conjunto de reglas claro y universal ofrece “claridad y ayuda a la madurez del ‘criptoespacio’”. En resumen, “no es un buen lugar para pequeños inversores porque hasta los fondos y los operadores de los mercados ven sus inversiones naufragar en activos que no son un fraude”. Por eso incide en que la educación puede ser parte de la solución, pero debe ir acompañada de supervisión y control de los Gobiernos y autoridades.

LA CLAVE ESTÁ EN LA FORMACIÓN

Sin embargo, este es un punto altamente polémico para la ‘criptocomunidad’ porque se tratar de activos descentralizados en que desaparece la figura del intermediario o del bróker, por lo tanto, temen que el exceso de control ponga en jaque estos principios. “La libertad que el operador tiene en este mercado necesita de un alto grado de responsabilidad y formación para que los inversores puedan exprimir las oportunidades que presenta”, opina Vaello. El responsable de Binance en España reclama formar a los usuarios para que usen la tecnología, inviertan y saquen todo el potencial las aplicaciones. Sin embargo, “los operadores también deben investigar por su cuenta”, declara.

Para el director de la plataforma de compra-venta de criptos, el proceso para por, en primer lugar, entender los fundamentales: el blockchain y cómo funcionan los contratos inteligentes (‘smart contracts’). En segundo lugar, “antes de invertir en un proyecto, hay que investigarlo, conocer quién es el equipo, qué hace, en que estado está de su desarrollo y no dejarse llevar por el FOMO -fear of missing out-, para no lanzarse a por cualquier oportunidad y tirar el dinero”. En definitiva, se trata de entender los peligros, con el fin de “identificar aquellas señales de alerta” que nos hagan desconfiar de una iniciativa. Eso sí “siempre hay una cuota de riesgo que debemos asumir”, sentencia.

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