• Los economistas del supervisor calculan que el colectivo más afectado será el de los trabajadores jóvenes
  • Aunque donde más riesgo hay de perder el empleo es en los más mayores
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El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) subirá durante los próximos años hasta alcanzar los 950 euros en 2020, lo que afectará al 12% de los trabajadores. Sin embargo, también supone un riesgo de que los empresarios opten por el despido en vez de por el alza salarial. El Banco de España (BdE) ha cifrado este riesgo en un incremento de la probabilidad de perder el empleo por parte de los afectados que va desde el 4,7% hasta el 20,7% en el peor de los casos.

Actualmente, el sueldo estándar más bajo que puede pagar una empresa a un trabajador a tiempo completo -más allá de excepciones a la negociación colectiva- es de 707,6 euros mensuales en 14 pagas, tras la subida que aprobó el Gobierno este año desde los 655,2 euros. Asimismo, el Congreso dio el visto bueno en noviembre a la propuesta de Podemos de una senda de incremento hasta los 800 euros el año que viene y los 850 euros en 2020.

Los modelos clásicos de macroeconomía incorporan un efecto negativo en la cantidad de empleos de una economía cuando se introduce un salario mínimo en el mercado laboral o éste aumenta, debido a un efecto expulsión de parte de los trabajadores que tienen sueldos por debajo del umbral. Sin embargo, los análisis empíricos a partir de las observaciones en los países donde se realiza esta práctica, habitual en las economías desarrolladas, reflejan conclusiones menos claras.

El Banco de España descarta en su último boletín económico un impacto significativo en el empleo total por parte de la subida del SMI durante los tres próximos años, aunque sí entre los afectados. El organismo que gobierna Luis María Linde señala que “la evidencia empírica disponible sobre los efectos de subidas del SMI no es concluyente”, aunque se tiende a generalizar en una derivada negativa sobre la cantidad de puestos de trabajo de una economía. En este sentido, cita que dos tercios de los estudios publicados al respecto en Estados Unidos encuentran efectos adversos, aunque “de una magnitud reducida”.

Así ocurre también en España. El BdE estima que la subida del salario mínimo de este año hasta los 707 euros afecta al 3,46% de los trabajadores y tendrá un impacto “relativamente reducido para la economía en su conjunto”, con efectos agregados sobre el empleo de un descenso del 0,1%. Los economistas del supervisor han realizado los cálculos siguiendo la metodología de un estudio de los investigadores Sofía Galán y Sergio Puente en 2015 (estudio realizado para el BdE) para los aumentos del sueldo mínimo que se produjeron entre 2005 y 2010, aunque entonces el efecto fue mayor sobre los trabajadores que recibían rentas inferiores, con un incremento del 37,5% del salario mínimo en el periodo -18,7% en términos reales, al descontar la inflación-.

Cuando un trabajador cobra un salario por debajo del nuevo salario mínimo, el empleador debe decidir si le compensa ajustar al alza el sueldo o si prescinde del puesto de trabajo. Una incidencia que tiene dos vías: los despidos que provoque la medida y las contrataciones que puedan no producirse. No obstante, los cálculos de este tipo infravaloran su impacto al tener en cuenta sólo la primera posibilidad. Es decir, que se destruya empleo.

En este sentido, el incremento del próximo año hasta los 800 euros tendrá efecto en el 5,3% de los trabajadores (ver cuadro al final del texto), entre los que aumentará la probabilidad del despido en un 7,5%, aunque para el conjunto del empleo el efecto se limitará hasta el 0,4%. Mayores aún son los números que concluyen las estimaciones del BdE para 2020, cuando está previsto que el salario mínimo interprofesional alcance los 950 euros mensuales.

Los trabajadores afectados por la subida del SMI hasta los 950 euros ascienden hasta el 12,3%, con una probabilidad de despido en promedio del 11,3%

En este caso el impacto sobre el mercado laboral en su conjunto seguirá siendo reducido, al quedarse en un 1,4%. Sin embargo, los trabajadores afectados ascienden hasta el 12,3%, con una probabilidad de despido en promedio del 11,3%.

Las cifras son muy heterogéneas en función de la edad. El grupo al que más afectará la medida es el de los más jóvenes. Un tercio de los empleados entre 16 y 25 años recibe un salario por debajo de los 950 euros, y la probabilidad de despido entre ellos aumentará en un 17,5%. En el otro extremo, 'sólo' el 8% de los asalariados con entre 46 y 70 años tiene un sueldo inferior al salario mínimo que entrará en vigor en 2020, aunque la posibilidad de despido, según las estimaciones del boletín económico del Banco de España, se disparan en un 20,7% más.

Entre medias, el grupo de trabajadores entre 25 y 33 años tiene a un 18% de sus componentes por debajo de los 950 euros, y sufrirá una mayor probabilidad de despido en un 4,7% como consecuencia del aumento del SMI. Mientras que en el segmento que va desde los 33 a los 46 años hay un 10% de trabajadores afectados, con un aumento del riesgo de perder el empleo en un 7,2%.

El Banco de España también calcula el impacto en la distribución de la renta, con un efecto nulo para el conjunto de los trabajadores puesto que estima que los puestos de trabajo destruidos compensan el aumento del resto de empleados afectados por un incremento de su salario. No obstante, el resultado es desigual: en los tramos menores de edad, hay un aumento de la remuneración total y una caída en el colectivo de entre 46 y 70 años (ver segundo cuadro). En cuanto a la desigualdad, se reduce en el tramo de edad desde los 25 hasta los 45 años y se eleva en los extremos, tanto entre los más jóvenes como entre los más mayores.

Impacto del incremento del Salario Mínimo Internacional (SMI) en el nivel de empleo, según el BdE

Impacto del incremento del Salario Mínimo Internacional (SMI) en la distribución de la renta, según el BdE

SALARIOS DESINDEXADOS DEL IPC

La estructura salarial del mercado laboral español no sólo cambiará durante los próximos años por el incremento del salario mínimo, sino también por la desindexación de los salarios sobre la inflación, como había ocurrido tradicionalmente. Sin embargo, el IPC, que mide la inflación de los bienes y servicios de consumo, no es ya la principal variable para guiar la evolución salarial en España.

El propio Banco de España, en otro documento publicado la semana pasada, reflejó esta situación. Esto hace que el retorno de la inflación tenga efectos indirectos y de segunda vuelta sobre los precios “limitados”, ya que en caso de que aumentaran a la vez los salarios que los precios elevarían los costes empresariales y como derivada tendrían un nuevo impacto en el IPC.

Sin embargo, el porcentaje de trabajadores cubiertos por cláusulas que ligan su salario a la inflación en los convenios colectivos se ha reducido desde el 70% desde hace diez años hasta el 20% en 2016, según las estimaciones la Red de Investigación sobre la Dinámica Salarial (Wage Dynamics Network) del SEBC5 que utilizó el Banco de España en su análisis.

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