- Los expertos avisan que el escenario de guerra comercial vuelve a estar servido
Vuelve el ‘toma y daca’ entre EEUU y China. La factura arancelaria se eleva a cerca de 300.000 millones de dólares, casi dos meses después de que la amenaza de una guerra en toda regla entre las dos primeras potencias mundiales asolara a los mercados mundiales. Entre ese momento y el actual ha mediado una negociación durante la que los inversores habían casi olvidado los riesgos de las tensiones comerciales. Hasta finales de la semana pasada. La imposición de impuestos a las exportaciones chinas ha vuelto a arrojar preocupaciones sobre las consecuencias que un enfrentamiento en toda regla tendrá en el crecimiento mundial.
Los analistas de Danske Bank avisan de que, si bien, “no se espera un descarrilamiento a gran escala de la expansión económica, la guerra comercial puede lastrar el PIB mundial en la segunda mitad de 2018”. Los expertos de la entidad danesa creen que el efecto de los aranceles adicionales será de “apenas un 0,2% en el producto interior bruto global”, pero “sus efectos se notarán hasta bien entrado 2019”.
Por si esto fuera poco, alertan de que los “daños colaterales de la disputa afectarán a Europa”. “Aunque no forma parte directa de la contienda, la Unión Europea se ve frágil porque el crecimiento ya se ha desacelerado y la política fiscal es menos favorable en comparación con EEUU”, aducen los analistas del banco de inversión danés.
La escalada del conflicto no ha sido “ninguna sorpresa” para muchos analistas
UNA SORPRESA ESPERADA
La confianza en que Washington y Pekín alcanzarían un ‘gran acuerdo’ era plena por parte de Danske Bank; otros analistas, sin embargo, afirman que la escalada del conflicto no ha sido “ninguna sorpresa”. El presidente de los EEUU, Donald Trump, se vio obligado a tomar una decisión política en materia comercial “debido a los vientos que soplan en Washington en referencia a China”, señalan expertos de Rabobank. “En los debates y las redes sociales se ha extendido una corriente de opinión favorable a plantar cara al gigante asiático”, aseguran.
Así, el reciente intercambio verbal entre Washington y Pekín “era una preocupación que persistía, aunque no se hubiera descontado por los mercados”, agregan los expertos de la entidad holandesa. En las últimas horas, EEUU ha amenazado con impuestos adicionales por valor de 200.000 millones de dólares a los productos chinos y el Ministerio de Comercio chino no se ha amedrentado y ha respondido que activará medidas proporcionales “cualitativas y cuantitativas”.
El cruce de declaraciones sucede al anuncio del viernes pasado de impuestos del 25% a un millar de productos chinos cuyas importaciones suman 50.000 millones de dólares. El gigante asiático, a su vez, respondió con una lista de 659 productos estadounidenses que se les aplicará un gravamen del 25% similar al establecido por Washington para sus bienes. El monto ascenderá a 29.400 millones de dólares. El 7 de julio es la fecha que ambos países han fijado para aplicar estas medidas.
ESCENARIO DE GUERRA
En ese momento, los analistas de Rabobank señalan que ya no habrá lugar para más aranceles simbólicos y que, en cambio, se producirá una escalada muy rápida del enfrentamiento. “Dado que China solo exportó 505.000 millones de bienes a EEUU en 2017, y que el acero y el aluminio ya están sujetos a nuevas tarifas, es posible que alrededor del 90% de lo que el país asiático vende a Estados Unidos pronto esté gravado por al menos un 10% de aranceles”, apuntan.
En cambio, el comercio de Washington con China se reduce a 130.000 millones, pero Pekín tiene “otras herramientas para usar en un conflicto comercial”, recuerdan los expertos de Danske Bank. Por ejemplo, “un boicot a los bienes de consumo de los Estados Unidos, pero también puede utilizar restricciones a las inversiones en China por parte de las empresas estadounidenses, ya que hay muchas más compañías estadounidenses en China que viceversa”, añaden. “Estamos de lleno en un escenario de guerra”, sentencian a modo de colofón.
