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Adelantando la vista ya al final del verano, los analistas se preguntan si vuelve el riesgo de que Europa tenga que hacer frente al racionamiento de gas. Aunque, por el momento, todo apunta a que no hay razones para preocuparse por los niveles de almacenamiento, el aumento de los precios del petróleo y el gas "sin duda afectará negativamente a la inflación".

Es lo que creen en Nomura. Los precios del petróleo crudo y el gas natural han ido en aumento durante las últimas semanas y los titulares recientes se han centrado en posibles interrupciones en el suministro de GNL debido a huelgas planificadas en los productores australianos

"¿Cuánto de esto es un riesgo para Europa? Bueno, el aumento de los precios del petróleo y el gas sin duda afectará negativamente a la inflación. Estamos viendo que el aumento de los precios del petróleo ya se refleja en los precios de las gasolineras", dicen.

No obstante, consideran que en cuanto a los niveles de almacenamiento de gas no hay "nada de qué preocuparse". "Todavía", añaden. ¿Podrían volver las preocupaciones sobre el racionamiento de gas y los apagones generalizados? "El año pasado, este fue un gran tema, aunque en ese momento pensamos que esos temores eran en gran medida infundados", responden.

Ahora, los niveles de almacenamiento de gas se sitúan en el 87%, frente al nivel típico de agosto del 75%. "Además, estamos solo a principios de mes. Si la reposición del almacenamiento de gas ocurre a un ritmo típico para agosto, podríamos ver que los niveles de almacenamiento de gas alcancen el 92% a finales de agosto". De hecho, también ven probable que veamos niveles de almacenamiento del 100% para finales de septiembre si el ritmo de reabastecimiento para entonces es el mismo que el del año pasado.

"Por lo tanto, es poco probable que Europa necesite apagar las luces este invierno", señalan desde Nomura.

En Oxford Economics coinciden en que la volatilidad en los mercados energéticos seguirá presentando un riesgo para la inflación y las perspectivas de crecimiento. Destacan que, en solo una semana, los precios del gas natural han aumentado más un 30%, algo motivado por los conflictos laborales en Australia, que generaron temores de escasez de suministro en el mercado.

Sin embargo, pese a la alarmante cifra, los precios del gas se mantienen muy por debajo de los del año pasado. "A pesar de los niveles de almacenamiento casi récord, la crisis energética aún no se ha resuelto por completo y las condiciones climáticas siguen siendo un factor determinante clave para el equilibrio entre la oferta y la demanda de energía a medida que nos acercamos al invierno. Es probable que reaparezcan episodios de volatilidad del mercado, lo que representa un riesgo para las perspectivas de inflación y crecimiento en Europa", exponen.

Por su parte, en Bank of America recuerdan que hace un año nos preocupaban dos cuestiones clave: los precios y las cantidades del gas y las normas fiscales. "Esos siguen siendo temas destacados en la actualidad y lo serán en los próximos meses", afirman. Aún así, dirían que "ciertamente estamos en mejor forma que hace un año en este frente".

A su parecer, es poco probable que el repunte reciente afecte mucho a la inflación: "Es poco probable que el movimiento reciente, en el esquema general de las cosas, afecte mucho a la inflación y al consumidor, pero la evolución reciente de los precios del gas es un buen recordatorio de que la situación del suministro de energía sigue siendo frágil, una razón clave por la que habíamos estado argumentando que, naturalmente, la recuperación económica no puede ser demasiado fuerte".

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