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El Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos ha bajado hasta el 5,3% en tasa interanual en agosto desde el 5,4% registrado en julio, por lo que se sitúa en línea con las previsiones del consenso, según los datos publicados por el Departamento de Trabajo americano.

Si se atiende a la comparativa con el mes anterior, los precios han subido un 0,3% frente al 0,4% previsto. Estos datos también suponen una diferencia del 0,2% respecto al dato marcado en julio, cuando los precios subieron un 0,5% respecto a mayo.

En cuanto al IPC subyacente, el que excluye alimentos y energía, ha suavizado su avance interanual hasta el 4%, frente al 4,2% previsto y al 4,4% anterior. Comparándolo con la situación de hace un mes, tan solo ha subido un 0,1% frente al 0,3% estimado, lo que se traduce en el menor aumento mensual desde febrero.

Mirando a los diferentes grupos de productos y servicios de consumo, el que ha representado un mayor alza en sus precios ha sido la energía, que ha escalado un 2% en general y un 2,8% si se atiende exclusivamente a la gasolina, que hoy es un 42% más cara que hace un año.

Este respiro puede suponer un argumento del mercado para anticipar que las tasas de inflación comenzarán a moderarse en los próximos meses, en línea con lo que ha dicho hasta el momento la Reserva Federal (Fed).

Desde Oxford Economics creen que "los aumentos de precios derivados de los actuales cuellos de botella en la cadena de suministro en medio de una fuerte demanda mantendrán la tasa de inflación elevada y pegajosa, ya que los desequilibrios entre la oferta y la demanda sólo se resuelven gradualmente". Asimismo, prevén que la tasa de crecimiento del IPC se mantenga en el 2% hasta 2022.

Por su parte, los analistas de Pantheon Macroeconomics esperan "subidas modestas del IPC subyacente durante los próximos meses, ya que los precios de los automóviles usados, el principal impulsor del aumento de primavera, continúan cayendo, aunque las tarifas de las aerolíneas y de las habitaciones de hotel eventualmente se recuperarán a medida que la ola delta del Covid-19 se desvanezca".

En su opinión, "los datos recientes frenarán algunas de las previsiones de inflación más excitables en los mercados y en la Fed, pero la gran historia para el próximo año será la medida en que un mayor crecimiento de la productividad contrarreste un crecimiento salarial más rápido, evitando así un nuevo repunte del IPC que se transforme en una inflación sostenida. Somos optimistas".

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