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El gas hace tiempo que dejó de ser una preocupación en Europa. La llegada constante de suministros, que ha permitido el llenado de los almacenes sin problemas, unida a la calidez de las temperaturas ha propiciado un escenario que hace un año parecía imposible. Los fantasmas de la escasez ya no sobrevuelan el Viejo Continente, y de hecho los expertos auguran que la temporada de calefacción se sorteará sin ningún problema, incluso si llegan olas de frío en invierno. Esto se espera para 2024.

"Los inventarios actuales, superiores a la media, podrían durar más allá de la temporada de calefacción y ofrecer un sólido colchón frente a cualquier ola de frío que se avecine", comentan los estrategas de Julius Baer. Y es que, por el lado de la oferta, la producción estadounidense "se está manteniendo mejor de lo esperado y continúa creciendo a pesar de la caída en la actividad de perforación a principios de este año".

Sin olvidar que en Europa, las importaciones procedentes de Noruega, del extranjero e incluso de Rusia, entregadas a través de Ucrania, han aumentado hasta alcanzar máximos de varios meses. "En consecuencia, los niveles de almacenamiento deberían permanecer bien llenos", remarcan desde el banco suizo.

Y más teniendo en cuenta las perspectivas meteorológicas a corto plazo, que apuntan que las temperaturas "inusualmente suaves" en gran parte de América del Norte y Europa persistirán hacia finales de año, lo que "frenará la demanda de combustibles para calefacción" y mantendrá las reservas a buen nivel.

¿DÉJÀ VU?

Así lo defienden los estrategas de Julius Baer, pero no son los únicos. Los analistas de Morgan Stanley también han hecho referencia, en un reciente informe sobre cómo ha sido el mes de noviembre, al hecho de que la demanda de gas es ahora "más débil de lo esperado", mientras que las importaciones de gas natural licuado (GNL) están sorprendiendo al alza y "alcanzando un nuevo máximo histórico".

En concreto, comentan que la demanda europea de gas ha sido en noviembre un 21% inferior a la media de los años 2017-21, o un 18% ajustado por el clima (mientras que entre septiembre y octubre fue un 14,5% inferior a la media ajustado por clima), y que la caída se ha visto impulsada por una reducción de la demanda subyacente en los sectores residencial/comercial y de generación de energía.

Esto, unido al nuevo máximo de los envíos de GNL, ha provocado que los inventarios marquen un nuevo máximo histórico a finales del undécimo mes del año. "Con más GNL y menor demanda, los inventarios a fines de noviembre aún se mantenían al 97% de su capacidad", comentan, 5 puntos porcentuales por encima de su pronóstico y un máximo histórico para el mes de noviembre.

Ante este panorama, en Morgan Stanley han decidido ajustar estimaciones. "Ahora vemos los niveles de almacenamiento a finales de invierno en el 55%, similar al de finales del invierno pasado, cuando se marcó un máximo histórico del 56%, frente a una estimación anterior del 45%", dicen los analistas de Morgan Stanley.

Por eso hablan de 'déjà vu'. "Todo depende aún del clima, pero en nuestro caso base esto supone que en 2024 se repetirá lo ocurrido en el verano de 2023", afirman. Y es que, comentan, "cada mes que pasa sin que se produzca un shock significativo en la oferta o un aumento en la demanda, el margen de seguridad proporcionado por el almacenamiento crece y el riesgo de un agotamiento significativo del inventario al final del invierno se vuelve menos probable".

Así pues, destacan, "aunque todavía hay que seguir de cerca las previsiones meteorológicas, las perspectivas para el invierno son cada vez más benignas". Todo esto "establece la misma dinámica para el verano de 2024 que tuvimos para el verano de 2023", y en última instancia creen que "es probable que los precios deban moderarse nuevamente en verano para frenar la cantidad de GNL que llega a Europa y evitar el sobrellenado de los depósitos de almacenamiento".

QUÉ HARÁN LOS PRECIOS

Desde Morgan Stanley apuntan también que la situación actual les ha llevado a reducir sus previsiones de precios. Los expertos del banco estadounidense apuntan que ahora esperan para el TTF holandés, de referencia en Europa, un precio de 38 euros/MWh para el primer trimestre de 2024 y de 32 euros/MWh para el segundo trimestre del año.

"Dado que prevemos unas perspectivas fundamentales para el verano de 2024 similares a las del verano de 2023, anclamos nuestras estimaciones de precios para el verano en torno a los precios de verano del año pasado, que cayeron a un rango de aproximadamente 30-35 euros/MWh", explican.

Aunque reconocen que hay algunos riesgos al alza que "hay que vigilar". Son "los habituales", como el clima. "Las previsiones meteorológicas para enero-marzo están más en línea con la media estacional, pero todavía existe la posibilidad de que se produzcan períodos fríos imprevistos", comentan al respecto.

Desde Julius Baer también ven los precios "bajo presión". Acumulan en los últimos días, dicen los analistas del banco suizo, una corrección superior al 10%, por lo que esto, unido a la situación antes mencionada, les ha llevado a ajustar sus pronósticos para los precios.

Para el gas natural en América del Norte mantienen su visión 'neutral'. Como dicen, "con la actual caída de precios, los costos del combustible de gas están compitiendo muy bien con los costos del combustible de carbón y, por lo tanto, un repunte de la demanda de las centrales eléctricas debería proporcionar un suelo a los precios".

En Europa, sin embargo, ven "más desventajas en los precios" y mantienen su "visión bajista". Desde Julius Baer recuerdan que su posición corta en gas natural europeo, iniciada en otoño del año pasado, "se convirtió en una de las más exitosas de nuestra trayectoria, ofreciendo rentabilidades de tres dígitos dependiendo de su implementación". Sin embargo, apuntan ahora, dado que ven una "presión a la baja continua sobre los precios", han decidido iniciar una posición corta en los contratos de invierno de principios de 2025.

"Prevemos que los precios se acercarán a los 25 euros por megavatio hora el próximo año, un nivel que refleja un mercado global bien abastecido donde los precios están determinados por los costes de producción y envío más que por la disposición a pagar de los compradores", concluyen.

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