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El giro acomodaticio que los bancos centrales han adoptado hace algún tiempo se materializará este mes de julio en las políticas de dos de los supervisores económicos más importantes del mundo. El Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EEUU (Fed) se reúnen en el plazo de poco más de una semana y en ambos se adoptarán medidas flexibilizadoras que debilitarán el euro y el dólar. Los expertos hablan de que este cambio en las políticas se traduce en una nueva guerra de divisas "no declarada" en la que EEUU parte con ventaja.

Con los tipos entre el 2,25% y el 2,50%, los expertos coinciden en señalar que el colchón del que dispone la entidad liderada por Jerome Powell para actuar es muchísimo más abultado que el del BCE. El instituto emisor estadounidense tiene un margen mayor para bajar los tipos, lo que indica que “el dólar se debilitará contra todos sus rivales después de meses de operar con subidas”, explican los analistas de TD Securities. El mercado apuesta por un recorte de al menos 25 puntos básicos este mes y otro en septiembre, pero algunos bancos de inversión, como Goldman Sachs, no descartan rebajas del 0,5%.

Por contra, del BCE se espera un decremento de apenas una décima en el tipo de depósito, actualmente en el 0,4%, pero no llegará hasta su última reunión del verano, lo que deja más de un mes y medio de margen al dólar para ceder terreno contra las monedas del G10 y, en especial, frente al euro. En este sentido, a pesar de que la moneda única pueda reaccionar inicialmente a la baja después de la reunión de esta semana, los expertos de TD Securities opinan que en los próximos meses “el euro/dólar se verá impulsado al alza”.

Asimismo, desde Danske Bank avisan de que el banco central presidido por Mario Draghi tiende a defraudar, ya que "las expectativas que se generan en el mercado suelen superar a la realidad en cuanto a los estímulos que el BCE acaba presentando". De hecho, advierten que si finalmente se implementa el sistema de depósito escalonado, "la reacción positiva de los inversores puede acabar por eclipsar la presión bajista que una rebaja de, por ejemplo, 20 puntos básicos ejercerá sobre la divisa comunitaria".

Dicho esto, los expertos de Pimco hablan de que ambos bancos centrales se han embarcado en un nuevo episodio de la guerra de divisas. En una nota para clientes, los analistas de la gestora contemplan un contexto en el que gobiernos y reguladores monetarios, especialmente en EEUU, debiliten deliberadamente su divisa.

"Es lógico que el BCE avance hacia una política monetaria más acomodaticia, sobre todo porque la institución tratará de evitar una apreciación significativa del euro frente al dólar en caso de que se produzca una caída de los tipos de interés de la Reserva Federal", comenta Michael Nizard, Director de Asignación de Activos y Deuda Soberana en Edmond de Rothschild. De hecho, "si bajan los tipos de interés de la Reserva Federal, algo que ya está descontado por el mercado, el BCE tendrá grandes dificultades para llegar tan rápido y tan lejos como la Reserva Federal".

En una entrevista con la CNBC, el experto de Pimco Joachim Fels va más allá y asegura que se barrunta “una guerra fría de divisas” en la que la Fed emergerá vencedora porque será quien más consiga depreciar su moneda. El economista de Pimco explica que este tipo de intervención no se efectúa de forma directa en los mercados, sino indirecta, con rebajas de tasas de interés, tipos en terreno negativo, compras de activos y control de la curva de rendimiento.

A pesar de las negaciones de Draghi en Sintra -el pasad 18 de junio-, está claro que "el impacto de los recortes esperados en los Estados Unidos sobre el dólar estadounidense es un elemento que el BCE debe tener en cuenta, a pesar del hecho de que el BCE no tiene un objetivo de tipo de cambio", indica Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.

"A medida que la economía europea se desacelera y la inflación cae, en nuestra opinión, una apreciación del euro no sería apropiada. Sin lugar a duda, la evolución de la política monetaria del BCE alimentará las acusaciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que el euro está siendo manipulado para apoyar el crecimiento en la zona euro; esto probablemente alimentará las disputas entre la zona euro y los Estados Unidos", añade Dixmier.

A todo lo anterior cabe añadir, según Neil Mellor, analista del BNY Mellon, que la Casa Blanca ya ha abandonado extraoficialmente la política de un dólar fuerte que el exsecretario del Tesoro Robert Rubin implantó en los años 90. Y en plena pugna de los bancos centrales por rebajar sus monedas, "no sería de extrañar que su actual sucesor en el cargo, Steven Mnuchin, comience a emitir declaraciones que indiquen este cambio" y se reafirmen en sus comentarios del año pasado: "Un dólar débil es positivo para las exportaciones". Una afirmación que la guerra comercial mantiene muy viva.

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