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EUROPA PRESS - Archivo

La pandemia y la primera ola han supuesto un bache económico para todos, en Cataluña se han destruido prácticamente 22.000 empresas de febrero a marzo de 2020.

Un año después, en marzo de 2021, se han registrado un total de 238.360 cuentas de cotización lo que significa que de la primera caída de febrero a marzo de 2020 se ha recuperado un 10,8% del tejido empresarial destruido.

En el tercer mes del año, las microempresas han impulsado la recuperación de las empresas. Concretamente, el número de microempresas ha aumentado un 1,2% (+2.320 empresas), Mientras que el volumen de pequeñas y medianas se ha mantenido estable y las que tienen más de 250 trabajadores se ha incrementado un 2,2% (+26 empresas).

Por demarcaciones, el crecimiento de las cuentas de cotización ha fluctuado entre el 0,3% de Lleida y el 1,9% de Tarragona. En términos sectoriales, claramente la construcción es la que ha recuperado el número más grande de empresas de manera transversal en todos los territorios.

Igualmente, la hostelería y el comercio han recuperado buena parte del stock de empresas en prácticamente todas las demarcaciones. Por otro lado, las actividades administrativas, profesionales, inmobiliarias y artísticas mantienen los descensos anuales en marzo, tendencia que también persiste en las industrias manufactureras.

Estas han sido algunas de las conclusiones destacadas del monográfico 'Efectos de la pandemia sobre el tejido empresarial. Un análisis por demarcaciones, sectores y dimensión', elaborada por el Gabinete de Estudios Económicos de la Cámara de Barcelona.

ASÍ SE DESTRUYERON EMPRESAS

Además, el estudio muestra que Barcelona lideró la destrucción de empresas con 17.488 cuentas de cotización menos, un -9,3% de febrero a marzo de 2020, seguida de Tarragona (-1.616 empresas, un 6,4% menos); Girona (-1.560 empresas, un -5,5%) y Lleida (-1.070 empresas, un -6,5%). Se trata de una afectación notable en todas las provincias aunque con más intensidad en Barcelona por su peso empresarial en el conjunto del territorio (concentra más del 70% de las empresas catalanas), además de ser altamente dependiente del turismo internacional, tanto por motivos de ocio como de negocios, logrando en 2020 mínimos históricos.

A diferencia de la crisis económica del 2008, la del Covid-19 ha sido más brusca con una caída de la actividad repentina a consecuencia de la aplicación del primer estado de alarma pero, a la vez, se está produciendo una recuperación relativamente rápida en comparación con la anterior. De hecho, la cifra de empresas ya registraron cierta recuperación con el inicio de la desescalada, pero se cortó repentinamente en agosto ya lo largo del segundo semestre de 2020 por las diferentes oleadas y restricciones.

Las características de la propagación de la pandemia y las medidas que se han tenido que llevar a cabo, primero de carácter general y después más específicas, han dado lugar a un impacto asimétrico y desigual desde el punto de vista de las actividades económicas, la dimensión empresarial y territorial.

A modo de ejemplo, las microempresas, que representan el 85% del tejido empresarial catalán, han sido claramente las más afectadas por la pandemia. Concretamente, entre febrero y marzo de 2020 se perdieron 19.857 microempresas, cifra que representa más del 90% del tejido empresarial destruido.

Paralelamente, cerraron 1.579 pequeñas empresas, 239 medias y 27 con más de 250 trabajadores. Dentro del grupo de las microempresas, las del sector servicios han registrado reducciones considerables, especialmente el comercio y la hostelería, a los cuales hay que sumar actividades de información y comunicación, administrativas, inmobiliarias o culturales. Aun así, no se tienen que dejar de lado los efectos significativos sobre las industrias manufactureras y la construcción, dado que el confinamiento fue total y generalizado.

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