La decisión del gobernador de California, Gavin Newsom, de volver a imponer restricciones en bares, restaurantes, gimnasios e incluso en el trabajo de oficina para frenar una oleada de infecciones de coronavirus supone un 'jarro de agua fría' para las perspectivas de recuperación económica de Estados Unidos.
La decisión de los dos distritos escolares más grandes de California, Los Ángeles y San Diego, de impartir sólo clases online cuando se reanuden el próximo mes ensombrece aún más el panorama, y supondrá un reto para los padres de más de 825.000 estudiantes que deban regresar al trabajo.
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California, con 40 millones de personas, emplea a más trabajadores que cualquier otro Estado de la nación, y su producción de bienes y servicios es casi igual a la producción combinada de Florida y Texas, otros dos Estados que también han visto resurgir el virus.
Después de la Gran Recesión, California fue el motor de crecimiento del empleo de la nación, creando alrededor de uno de cada siete puestos de trabajo, más que cualquier otro Estado.
En marzo, después de convertirse en el primer Estado de EEUU en imponer un orden de permanencia en el hogar en respuesta a la pandemia del coronavirus, California también se convirtió en el líder de la nación en pérdida de empleos. Unos 2,6 millones de puestos de trabajo desaparecieron en marzo y abril, casi igual a la pérdida combinada de puestos de trabajo en Texas y Florida.
