Este 20 de marzo se celebra el Día Mundial de la Felicidad. Sin embargo, parece que, de momento, no hay mucho que celebrar. El 80% de los trabajadores afirma sentirse infelices en el trabajo. Entre las múltiples causas, destaca la falta de reconocimiento y la percepción de estar recibiendo un salario precario.
En temas laborales, el descontento es general, aunque cabe decir que aquellos empleos técnicos en los que se requiere de una formación superior dejan unas cifras ligeramente más halagüeñas.
Según el último informe realizado por el comparador de seguros Acierto.com con motivo del Día Mundial de la Felicidad, más del 90% de los españoles cree que el salario mínimo interprofesional en nuestro país es injusto. En cualquier caso, aquí cabe comentar que casi 4 de cada 10 empleados estarían dispuestos a cobrar menos a cambio de mayor felicidad laboral.
Casi 4 de cada 10 empleados estarían dispuestos a cobrar menos a cambio de mayor felicidad laboral
Y en esta felicidad influye la valoración de los superiores, tanto que el 70% se siente más satisfecho y se esfuerza más cuando se le reconoce, independientemente de la importancia de sus logros. Tal es la importancia de esto, que los empleados felices son un 12% más productivos.
En cuanto a la conciliación, hasta 8 de cada 10 echan de menos un mejor equilibrio entre la vida profesional y la laboral.
Pero los trabajadores españoles no solo no están en desacuerdo con esto, sino con otras cuestiones como la prestación por desempleo. De hecho, el 67% la considera insuficiente. De entre ellos, el 56% estima que debería prolongarse durante seis meses por año trabajado, mientras que el resto aumentaría esta cantidad a ocho y doce meses (el 14% y 13% respectivamente).
Tampoco están conformes con cobrar menos a medida que pasa el tiempo, algo que comparten hasta el 76% de los encuestados. Por otro lado, 9 de cada 10 considera que las indemnizaciones por despido son injustas. En concreto, el 77% piensa que deberían superar los 40 días por año trabajado, mientras que el resto establece un mínimo de al menos un mes por este mismo periodo de empleo. A pesar de esta forma de pensar, el 34,6% es capaz de ponerse en la piel de la empresa que le despide.
Pero la infelicidad no solo es cosa de los trabajadores. La falta de satisfacción en el trabajo reduce la productividad y la calidad del trabajo e incrementa el absentismo laboral, lo que supone que hace a las empresas perder dinero. Por no hablar de que estos empleados pueden marcharse y obligar a la empresa a destinar recursos a la búsqueda y formación de nuevos perfiles.
