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Aunque los alemanes conmemoran el 3 de octubre de 1990 como el día de la reunificación oficial de Alemania Oriental y Occidental, la caída del Muro de Berlín tuvo lugar el 9 de noviembre de 1989. Ahora, 30 años después de aquel acontecimiento que forma parte de la historia, son muchos los que hacen balance de los cambios que ha vivido Alemania desde entonces hasta hoy. Para los analistas de Berenberg, ese hecho supone un "éxito económico visible".

En términos políticos, "la unificación alemana dentro de un marco europeo firme ha sido un gran triunfo", ya que Alemania es hoy un país "maduro más a gusto consigo mismo y con sus vecinos que nunca". En términos económicos, "el viaje ha sido duro", pero con el tiempo se ha demostrado que la unificación alemana "también se ha convertido en un éxito económico visible", señalan.

En todo este tiempo, los ingresos disponibles en Alemania Oriental han aumentado al 85% del nivel de Alemania Occidental y la brecha Este-Oeste en los niveles de vida se ha reducido a menos del 10%. Pese a "los altos costes de la transformación", la Alemania unida disfruta hoy de prácticamente pleno empleo, estabilidad de precios y un pequeño superávit fiscal.

En Europa, Alemania forma ahora una parte importante de la solución y no del problema "como lo había sido a menudo en siglos anteriores"

Actualmente, Berenberg destaca que Alemania ha "aprendido de su historia" y se "ha anclado firmemente en Europa". Y esto debido, en parte, a que durante la crisis del euro, "se sintió lo suficientemente confiado y fuerte como para ofrecer una ayuda seria a los vecinos con dificultades". En Europa, Alemania forma ahora una parte importante de la solución y no del problema "como lo había sido a menudo en siglos anteriores".

Pero para llegar a eso, el país germano ha tenido que pasar por lo que los analistas llaman los "dolores de la transición". En 1990, el deseo de elevar rápidamente el nivel de vida de Alemania Oriental por razones de equidad y evitar la migración masiva a través de la frontera colisionó con la realidad económica. Poco después de la caída del muro, la productividad de Alemania Oriental era solo un tercio del nivel de Alemania Occidental. A esto hay que sumar el consiguiente colapso de la industria y la caída del empleo, que hicieron que la transición económica fuera "más traumática y perturbadora".

Hasta 2003 Alemania no llegó a comprender finalmente la importancia de las reformas. Entonces, el país hizo su mercado laboral "significativamente más flexible y ajustó los beneficios de bienestar, desempleo y pensiones a lo que podía pagar". Como resultado, comenzó a disfrutar de una "década dorada" una vez que salió del shock externo de la crisis financiera que tuvo lugar entre los años 2008 y 2009.

¿QUÉ LECCIONES APRENDER?

"Posponer las reformas económicas, como lo hizo Alemania de 1993 a 2003, solo empeora las cosas". Es lo que destacan desde Berenberg en relación a las lecciones que pueden sacar hoy en día los países, sobre todo de Europa. Tomando como ejemplo las acciones que la Alemania Occidental llevó a cabo para que sus recién llegados de la Alemania del Este aumentaran los ingresos de los miembros más débiles.

Si la sociedad quiere conseguir esto, "debería hacerlo a través de subsidios directos que no aumentan los costes de producción", ya que "agregar costes salariales y no salariales más allá de lo que las empresas pueden pagar perjudica a la economía" y "en última instancia, reduce el nivel de vida".

En los países de Europa continental con flexibilidad de mercado laboral restringida, las reformas es este sentido "son el ingrediente clave necesario para cualquier cambio económico". Incrementar el gasto en infraestructura, como lo había hecho Alemania a gran escala en la parte Oriental después de 1990, "puede generar enormes beneficios con el tiempo, pero no es el elemento esencial para impulsar la inversión empresarial y el crecimiento del empleo". Además, "el gasto adicional no sustituye las reformas a favor del crecimiento", explican los analistas.

Concluyen que, bajo la presión de la crisis del euro, España, Portugal y Grecia en general han escuchado esta lección en los últimos ocho años, Francia comenzó a seguir su ejemplo hace cinco años.

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