• Las nuevas cifras confirmarán la creciente presión sobre el sistema público de pensiones
  • En 2014 proyectaba una tasa de dependencia próxima al 100% en 50 años
pensiones, jubilacion

Cada dos años, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece una magnífica oportunidad para que España se ponga las pilas para promover, de una vez por todas, un auténtico debate sobre el futuro de las pensiones públicas y para concienciar a la sociedad, también de una vez por todas, de la necesidad de ahorrar e invertir pensando en la jubilación. El próximo jueves llegará una de esas oportunidades.

Porque será ese día, el 20 de octubre, cuando publicará sus nuevas proyecciones de la población en España, correspondientes al periodo 2016-2066. Sobre el papel es sólo eso, una simulación, pero en realidad volverá a poner a los españoles ante un espejo, el del futuro de las pensiones públicas, que cada vez devuelve una imagen menos agradable.

Hace dos años, las proyecciones evidenciaban ya los retos que aguardan al sistema público por el porvenir que apuntaba el INE. En 2014, proyectaba que el porcentaje de personas mayores de 65 años, situado entonces en el 18,2%, crecería hasta el 24,9% en 2029 y hasta el 38,7% en 2064. Esta evolución traería consigo un sustancial incremento de la tasa de dependencia, es decir, la referencia que mide cuántas personas de menos de 16 años y de más de 64 años hay por cada 100 con edades comprendidas entre los 16 y los 64 años. Del 52,1% de 2014 se pasaría al 59,2% en 2029 y, sobre todo, al 95,6% en 2064. Es decir, la simulación arrojaba que, en medio siglo, había casi tantas personas dependientes como personas en edad de trabajar.

El jueves, el INE traerá el futuro al presente; el mañana al hoy. Será una ocasión magnífica para que España se preocupe por sus pensiones. Y, sobre todo, para que se ocupe de ellas

Y aún hay más. Como remate, para 2064 anticipaba que la población sólo crecía a partir de los 70 años. De los 0 a los 69 años, compartimentando la sociedad en franjas de cinco años de edad, decrecía entre los 0 y los 69 años. Como consecuencia, las proyecciones contemplaban que la población mayor de 70 años se multiplicaría por 2,2 veces en 50 años, para superar los 13 millones en 2064.

LA PRESIÓN YA ESTÁ AQUÍ

Si, como se espera, la nueva simulación del INE constata el progresivo envejecimiento de la población española, también ratificará la extraordinaria urgencia de que las autoridades se tomen más en serio la reforma y la viabilidad de las pensiones públicas, así como la necesidad de emprender campañas pedagógicas y de concienciación social sobre un tema tan sensible para el futuro de los españoles. Bien enfocado, lejos de suponer una amenaza, debería servir como acicate para adoptar las medidas y los pasos precisos. Y para atacar un problema que no es que espere en el futuro, sino que ya se siente hoy.

Cada mes son más palpables las apreturas del sistema público de pensiones. Con los datos actuales, el esfuerzo de pagar las pensiones es creciente. Según los últimos datos, correspondientes al mes de septiembre, el sistema paga ya más de 9,4 millones de pensiones al mes -1,2 millones más que hace una década-, la nómina conjunta asciende 8.550 millones de euros -una cifra sin precedentes que supera en 3.200 millones mensuales la de finales de 2006- y el importe medio de las pensiones alcanza los 906 euros -frente a los 647 euros de hace diez años-.

Y hay más referencias. Según los datos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), en los últimos 35 años la pensión media -en euros constantes- se ha duplicado, claramente por encima del 65% al que ha crecido la riqueza por cabeza. Y según la Comisión Europea, la tasa de beneficio española, es decir, a cuánto equivale la pensión media con respecto al salario medio, es del 65%, la segunda mayor de Europa y 23 puntos porcentuales por encima de la media de las ocho mayores economías del mundo. Y según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la tasa de reemplazo, que mide la proporción de la pensión con respecto al último sueldo, alcanza el 82% en España, cuando la media se limita al 52%.

Y todo esto, cuando los mayores de 65 años se mueven en torno al 20% de la población y cuando la tasa de dependencia se sitúa en torno al 50%. Es decir, sin necesidad de alcanzar los registros tan amenazantes que anticipan las proyecciones del INE.

Como reflejo de este escenario, la denominada hucha de las pensiones, es decir, el fondo creado para reforzar el sistema público, sigue vaciándose. La necesidad de afrontar cada mes una nómina mayor en pensiones provoca que esa hucha, que en 2011 se acercó a los 67.000 millones de euros, haya adelgazado hasta los 24.000 millones. A este ritmo, el fondo se acabará entre finales de 2017 y 2018. Todo, por tanto, apunta en la misma dirección: las pensiones públicas parecen condenadas a severos recortes en el futuro en lo que respecta a la tasa de beneficio y la tasa de reemplazo.

LA PATA NEGRA, EN EL HUESO

Con el agravante de que las proyecciones del INE todavía darán para más. Porque, junto a las tensiones que anticipará para las pensiones públicas, dibujará un escenario que adelantará un cambio en el patrón económico de España. Más que nada, porque delatará un claro descenso de la franja de edad más productiva y más proclive al consumo, como es la comprendida entre los 30 y los 59 años.

En la simulación de 2014, estos segmentos 'pata negra' -por su capacidad de ganar y gasta dinero- estaban ya en el hueso. Según el ejercicio del INE, los 21,2 millones de personas situadas entre los 30 y los 59 años menguaban hasta 13,5 millones en 2064. Es decir, 7,7 millones menos o un 36%. En paralelo, la franja de 70 años o más crecía en 7,4 millones de personas.

Como el envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida no son exclusivos de España, cada vez más hay más estudios que miden el impacto económico de estas dinámicas. La Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) ha publicado recientemente un informe sobre los efectos del envejecimiento en el crecimiento, el empleo y la productividad. Dicho trabajo expone que "un incremento del 10% en la población mayor de 60 años reduce en un 5,5% el crecimiento de la renta per capita". Y precisa que dos terceras partes de ese impacto se deben al descenso del crecimiento de la productividad por empleado y el tercio restante, al menor crecimiento en la fuerza laboral.

A LA ESPERA DE (MÁS) NOVEDADES

Por ahora, y con el objetivo de lidiar con estos desafíos, en los últimos ya se han articulado medidas para intentar apuntalar el sistema público. Entre otros cambios, se ha elevado la edad de jubilación de los 65 a los 67 años para acompasarla con la mayor esperanza de vida, se ha ampliado el periodo del cálculo para la jubilación de 15 a 25 años y se ha aumentado el periodo de cotización para cobrar el 100% de la pensión más allá del mínimo anterior de 35 años. Y desde 2019 se aplicará un 'factor de sostenibilidad', que buscará ajustar la prestación con la esperanza de vida a los 67 años.

Hasta ahora, las reformas se han volcado en la parte de los gastos. Pero conviene ampliar las miras y ponerse a trabajar en los ingresos

Estas novedades tienen común que indicen en el gasto, con vocación de contenerlo -en un contexto en el que la demografía empujará para engordarlo- y de ajustar las pensiones a las nuevas estructuras de población y longevidad. Pero cada vez son más los expertos que previenen de que no bastará con el gasto -donde se esperan más novedades- y que exigen poner atención en los ingresos, es decir, en cómo dotar de recursos a la Seguridad Social para que pueda atender el pago de las prestaciones a las que los ahora jubilados se hicieron acreedores en el pasado. De lo contrario, el sistema será insostenible. "Lo relevante en este punto es obtener vías de financiación alternativas para hacer frente a las pensiones", ha demandado ya el presidente de AIReF, José Luis Escrivá.

Y junto a los ingresos, otro asunto también por desarrollar en España: el del ahorro y la inversión enfocados a la jubilación. "La mejor forma de garantizar el bienestar de los mayores del mañana es animar a ahorrar", reclama Inverco, la patronal de de las gestoras de fondos de inversión y de pensiones.

Pero con las pensiones, y con el ahorro para la jubilación, ocurre lo que ya denunciaba Mariano José de Larra: "Vuelva usted mañana". El jueves, con sus nuevas proyecciones, el INE traerá el futuro al presente. El mañana al hoy. Una ocasión magnífica para que España se preocupe por sus pensiones. Y, sobre todo, para que se ocupe de ellas.

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