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Enero y septiembre, según los expertos, son los meses más activos para la búsqueda de empleo, por el nuevo ciclo que se inicia, tras las vacaciones de Navidad y verano que se encargan de romper la rutina. Para ello, lo primero para poder activarse en la búsqueda de nuevas oportunidades es aprender cómo hacer un currículum.

En este sentido, y a pesar de la evolución que ha propiciado Internet con plataformas de búsqueda de empleo y networking como LinkedIn y otras de consultoras de recursos humanos donde poder hacer distintos filtros, la realidad es que, a la hora de la verdad, quienes se encargan de hacer la selección y las entrevistas piden a los candidatos que entreguen su curriculum vitae en mano.

Un CV que quizá hayan podido ver por alguna de esas otras vías, con una fórmula rígida y estandarizada, establecida por la plataforma en cuestión. No obstante, precisamente por eso, porque muchas plataformas dan un modelo de CV cerrado, se suele pedir el formato que maneja el candidato asiduamente y donde podrá poner todo lo que considere relevante para ese determinado puesto, incluso adaptarlo de forma específica.

El CV es la carta de presentación y el primer contacto con el candidato, sobre todo en estos tiempos en los que cada vez se dan más los casos de CVs ciegos. Por eso no se puede perder la oportunidad de causar una primera buena impresión que conquiste e invite a leer.

Dependiendo de si se acaban de terminar los estudios, o una experiencia en prácticas, o si, por el contrario, se encuentra en pleno desarrollo profesional con puestos de responsabilidad, el enfoque, el peso y el orden serán distintos.

Precisamente esta es la primera criba que realiza onlinecv.es a la hora de empezar a manejar la aplicación, eligiendo entre estudiante, ejecutivo, gerente, con experiencia o principiante. Seguramente porque cuando ya se tiene experiencia laboral, lo más importante es dónde se ha estado antes y qué funciones se han realizado. Por el contrario, si está comenzado, lo fundamental será la formación que se tenga, la Universidad, el máster y, a veces, hasta el colegio.

En cualquier caso e independientemente de la experiencia con la que se cuenta, es importante elegir una plantilla acorde a lo que se quiera transmitir: seriedad, profesionalidad, o bien creatividad, imaginación, etc.

Igualmente, el tamaño y el carácter de la letra debe ser el adecuado, así como el interlineado -se suele aconsejar 1,15 o 1,5- de tal forma que la lectura sea fácil. Además, la combinación de negrita u otro color para los distintos apartados, también agilizará la lectura del departamento de selección, que normalmente recibe muchas candidaturas en poco tiempo.

Para finalizar, así como los estudios y la experiencia profesional son fundamentales, otro aspecto no menos importante a la hora de elaborar un CV son los llamados soft skills, el conjunto de habilidades que definen a la persona y que, en muchas ocasiones, pueden llegar a marcar la diferencia. Para ello, hay que identificarlos y plasmarlos.

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