La oscuridad donde una estrella brilla, necesaria y sombría, es el azul de tus ojos negros, como un castigo del creador. La belleza es como la matemática, de todo menos opinión, te detendrán por posesión porque la tienes por castigo.
Más allá del Sol hay luz pero no es la tuya, he orbitado otras estrellas sin sentir la gravedad de la atracción. Materia y energía en expansión, en el universo hay otras vidas pero lo que vi no me gustó. He viajado a otros planetas en busca del abrigo y del calor, y mi corazón se derritió al no tener tu atmósfera. Levanto la mirada al cielo y sé, que lo hago como un acto de fe: has eclipsado mis zonas más erógenas. Nos dimos el espacio en el que todo se perdió, puntos suspendidos en la inmensidad, sin traje y protección, nos comió la oscuridad. Se cortó la transmisión y fue imposible conectar, en el horizonte de sucesos eres la singularidad.
Las peores decisiones fueron las que no tomé, mantuve unas acciones que no supe liquidar y ahora es cuando “ellos” me vienen a buscar: polvo, luz y morse. Y en mitad de las tinieblas me citaste y respondí, una llamada al margen que no pude secundar. Para tener integridad no hay más remedio que partir, soy un hombre de principios porque no sé terminar: sólo un fugitivo vuelve al lugar donde no le espera nadie.
Las estaciones pasan y no me subo a ningún tren, sigo en el andén esperando otra misión: las mejores cosas son las que nunca podrán ser. Quizá es mejor así, quizá es mejor recordar que poseer: luchar por los que están pero no para que estén.
