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La volatilidad ha sido la tónica general en los mercados desde la irrupción del coronavirus. La pandemia se ha dejado sentir notablemente en bolsa, como no podía ser de otra manera, lo que ha llevado a que los gestores tengan que buscar rentabilidad en activos y vehículos de inversión alternativos. Así, han puesto 'de moda' un vehículo que desde hace décadas se emplea en el sector, pero que ahora está a la última: las SPAC.

SPAC es el acrónimo de Sociedades de Adquisición de Fines Especiales y generalmente están formadas por un grupo de inversores, llamados patrocinadores, con una sólida formación en un sector concreto. Estos expertos recaudan fondos de terceros inversores para adquirir una empresa privada existente y luego la hacen pública mediante una Oferta Pública Inicial (OPI). De hecho, 2020 ha sido un año de récord para las OPI de las SPAC. Las cifras hablan por sí solas: 80 de estas compañías recaudaron más de 32.000 millones de dólares en el tercer trimestre del año pasado, una cifra récord.

Una vez se lanza la OPI, hay un plazo de dos años para que se complete la operación. De no ser así, se acaba disolviendo. Si bien muchos inversores usan este vehículo como puerta de entrada al mercado. En Estados Unidos, se está viendo cómo este mercado crece año tras año, por ejemplo, ya que las opciones para lograr rentabilidad cada vez son menores. Así, ha pasado de ser una opción rechazada por los grandes inversores a ser una herramienta de inversión sofisticada que ahora atrae miles de millones en inversiones.

Así, se ha convertido en una alternativa muy interesante para empresas que planean salir a bolsa, pues es una forma rápida de dar el salto al mercado sin los trámites que tiene el método tradicional, que pueden durar mes o años. Pero, ¿cuáles son sus ventajas realmente?

Si hablamos desde la óptica inversora, permiten un acceso a operaciones de capital riesgo que normalmente están fuera del alcance de la mayoría de inversores, ya que tienen un precio de entrada más bajo o accesible. De ahí que sea una puerta de entrada al mercado para muchos, una forma de 'democratizar' el mundo de la inversión. Además, se están centrando en sectores con mucho atractivo actualmente, como el tecnológico o el de consumo.

Entre las SPAC más relevantes que han debutado en Wall Street destacan el fabricante de camiones eléctricos Nikola, la empresa de turismo espacial Virgin Galactic o Pershing Square Tontine, creada por el famoso multimillonario Bill Ackman, que tiene como objetivo la adquisición de 'unicornios maduros' con una valoración de más de 1.000 millones de dólares.

Para una empresa, apostar por formar una SPAC le permite un acceso más rápido al mercado, facilidad para lograr financiación y, por tanto, mayor liquidez, y puede lograr que su negocio tenga más valor, al capitalizarse.

Si bien, como toda operación financiera, las SPAC también conllevan sus riesgos. Algunas tienen más rentabilidad que otras y, por supuesto, existen posibilidades de perder parte de la inversión realizada, por lo que hay que analizar bien el mercado, cotejar información previa, consultar a expertos e investigar mucho antes de lanzarse a invertir en una SPAC. Es decir, realizar el procedimiento habitual que debemos llevar a cabo antes de acometer una inversión, la que sea.

Pero no podemos negar que la pandemia les ha hecho vivir su momento dorado, por lo que es una opción a tener en cuenta para diversificar la cartera en un momento en el que lograr rentabilidad es todo un reto.

*Samuel Izquierdo es director de desarrollo de negocio de Zonavalue

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