infanta cristina

La infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, han cerrado este martes en Barcelona la venta del palacete que poseen en el barrio de Pedralbes, donde residieron cuando vivían en la capital catalana.

Según han informado a Europa Press fuentes de la inmobiliaria Coldwen Banker, esta operación se ha realizado por la tarde en dependencias de CaixaBank.

El juez José Castro, que instruye el caso Nóos en el que están están imputados tanto la hermana del rey como su marido, autorizó a la pareja a vender la casa si depositan en el Juzgado una cantidad obtenida por la venta que sirva de garantía ante las responsabilidades económicas que puedan derivarse de la causa judicial.

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CASTRO ORDENÓ EL EMBARGO

Castro había ordenado al registro de la propiedad número 8 de Barcelona cancelar el embargo que pesa sobre la mitad del palacete, la perteneciente a Iñaki Urdangarin, después de que la Audiencia de Baleares confirmase la semana pasada las condiciones impuestas en su día por el magistrado para autorizar la venta del inmueble.

Cabe recordar que la mitad del palacete le fue embargada a Urdangarin tras no haber hecho frente a la fianza civil de 8,2 millones de euros, posteriormente reducida a 6,1 millones, que a finales de 2013 le fue decretada de forma conjunta con su exsocio Diego Torres para asegurar las responsabilidades económicas que se deriven de esta causa.

El juez autorizó la venta siempre que el matrimonio se comprometiese a depositar en el Juzgado los 2,3 millones de euros que prevén obtener por la mitad embargada de la vivienda como garantía ante las responsabilidades económicas que puedan derivarse de la causa, algo que garantizaron tanto Urdangarin como su mujer, si bien manteniendo el recurso que el acusado presentó ante la Audiencia, ahora desestimado.

Castro impuso a la infanta una fianza de 2,6 millones de euros en concepto de responsabilidad civil. La hermana del rey no presentó la lista de bienes para el embargo en el plazo establecido. La infanta Cristina firmaba en Aizoon, la sociedad creada por su marido Iñaki Urdangarin para sus presuntas prácticas delictivas, “sin pedir explicaciones”, según sus abogados. Así, "se limitó a rubricar sin pedir explicaciones aquellos escritos que, muy ocasionalmente, se le solicitó que firmara en su condición de socio" de la compañía Aizoon, propiedad a medias con su marido.

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