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El coronavirus ha precipitado al sector automovilístico a tocar fondo y no parece que su situación pueda revertirse en lo que queda de año. Los analistas consideran que el negocio de automóviles empeorará los cifras que se registraron en la crisis del 2009 y se hundirá cerca de un 20%, hasta los 73 millones de unidades. En 2019 se registraron 90 millones, según un informe de la agencia de calificación Moody's.

El Covid-19 se ha convertido en la estocada final para un sector que no estaba atravesando su mejor momento y que se preparaba para una demanda más tímida. Las ventas se derrumbaron a medida que el virus iba extendiéndose a lo largo y ancho del planeta, provocando que fabricas y concesionares se vieran obligados a echar el cierre.

En los ocho primeros meses de 2020, las venta global de coches ha acumulado una caída del 40,6%, lo que se traduce en 524.706 vehículos, como señalaron la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Faconauto (concesionarios) y Ganvam (vendedores). Para Vittoria Ferraris, experta de S&P Global Ratings, el desplome es "un choque sin precedentes para la industria mundial"

El dato de matriculaciones de agosto, la actualización más reciente, corroboró el desplome. En el octavo mes del año, la cifra sufrió una caída interanual del 18,9%, tras un descenso del 5,7% en julio.

Por ello, es probable que en lo que resta de 2020 el trabajo de proveedores y plantas de producción funcione a una capacidad subóptima y a niveles menos eficientes.

Desde S&P Global Ratings han anticipado que una importante parte de los productores de coches terminarán el año con una carga de deuda mayor que su inicio y que, por lo tanto, la rentabilidad y adecuación del flujo de caja de las empresas será más débil en 2021 que lo que fue en 2019.

El riesgo de recesión se ha visto acentuado por la incertidumbre que rodea la transición hacia la movilidad 'limpia' o ceros emisiones, o en otras palabras, la introducción y rentabilidad de los coches eléctricos.

Los fabricantes automovilísticos se enfrentan a este nuevo desafío, en el que deberán cumplir las limitaciones de dióxido de carbono, en un escenario que no se esperaban, pero en el que será necesario una fuerte inversión para mejorar la tecnología existente y desarrollar la futura.

La combinación de estos tres factores (la desaceleración del sector, el coronavirus y la transición ecológica) ha llevado a los expertos a no confiar en que se produzca una rápida recuperación de la industria, a pesar de haya pruebas que generen optimismo.

PEORES NÚMEROS QUE EN 2009

La actual crisis del sector ha pulverizado los datos de la Gran Recesión de 2009. Entre 2007 y 2009, la venta de coche disminuyó un 11%, nueve puntos menos de lo que se espera este año. Además, la industria se recuperaría con una subida del 19%, alcanzando en 2010 su mayor nivel de ventas. Hasta 2017, el negocio de automóviles ha seguido creciendo con una tasa anual del 4,5%.

Sin embargo, no se avecina una recuperación tan brusca en esta ocasión. Tanto Moody's como S&P Global Ratings coinciden en que su ritmo será prolongado, con aumento en torno 9% en 2021; del 7% en 2022 y ralentizándose en 2023, sin reconquistar los niveles de 2018/2019.

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