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SOLERA

Cumplir con el mantenimiento más adecuado para el vehículo es algo indispensable para evitar averías o sufrir accidentes en carretera. Sin embargo, este aspecto continúa siendo una asignatura pendiente para los españoles. Tanto, que según varios informes la inversión que supone tener el coche a punto sigue disminuyendo.

De hecho, cerca de un 18% de los conductores españoles pasa la revisión de su vehículo con menor frecuencia que la recomendada y casi un 2% reconoce no hacerlo nunca. El Observatorio Español de Conductores recoge que alrededor de siete millones de coches circulan con un mantenimiento que no es el correcto.

Hay que tener en cuenta que no todos los automóviles tienen las mismas necesidades, por eso conviene cumplir con las indicaciones del los fabricantes. Entre las labores principales de mantenimiento de los automóviles de gasolina o diésel está revisar los neumáticos, el aceite o el filtro. Además de los amortiguadores, la correa de distribución, las pastillas de freno o el sistema de escape.

El aceite es una de los elementos esenciales y debe sustituirse siempre junto con el filtro. En los coches de gasolina, el filtro de combustible impide que lleguen al motor las impurezas, mientras que en los de diésel elimina la humedad y evita la corrosión. En cuanto a los neumáticos, hay que revisar el desgaste y la presión. Junto a ellos hay que vigilar los amortiguadores y los frenos, tanto el líquido como las pastillas.

Una de las averías más caras suele ser la rotura de la correa de distribución, por ello hay que tener muy presente que se debe revisar entre los 80.000 y los 100.000 kilómetros.

¿Y PARA LOS COCHES ELÉCTRICOS?

Al contrario de la creencia mayoritaria, el mantenimiento para los vehículos eléctricos cuenta con muchas ventajas dado que el número de piezas es menor, lo que hará que se reduzca el tiempo que tenemos que pasar con ellos en el taller. Es más, según varios estudios, los coches eléctricos tienen la mitad de problemas de mantenimiento en comparación con los tradicionales al no contar con tubos de escape, correas de distribución, embrague, caja de cambios ni filtros de aceite.

Sin embargo, esto no exime de realizar también el mantenimiento oportuno. Hay que prestar la misma atención a los neumáticos, los filtros del aire y los frenos. Aunque en relación con esto último, las pastillas de freno suelen ser más duraderas al desgastarse menos que las de un coche convencional.

Lo que sí que tiene de peculiaridad son las baterías. En este caso es el componente de mayor causa de avería en estos vehículos al tener un uso mucho mayor que el de los automóviles convencionales. Aunque depende mucho de las condiciones de uso, se aconseja seguir las recomendaciones del fabricante y recargarlas cuando su nivel sea bajo.

Tanto si tienes un coche de gasolina o diésel como eléctrico y has notado que su mantenimiento cada vez es más caro y las visitas al taller más frecuentes, puede ser que haya llegado la hora de plantearse la compra de uno nuevo. Si además quieres que este cambio no suponga desembolsarte de un importe elevado, existe una web que puede resultar de ayuda.

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