ep brussels belgium december 1 2019 -- president of the european central bank ecb christine lagarde
Christine Lagarde, presidenta del BCEThierry Monasse

"En un mundo donde el multilateralismo está amenazado, trabajar juntos como Unión Europea se vuelve aún más importante: es la única forma en que los países medianos se enfrentan a grandes actores regionales y defienden nuestros intereses comunes, incluso estableciendo estándares para proteger nuestra privacidad y nuestros datos".

Son las palabras de Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, durante un discurso pronunciado en Frankfurt, la sede de la máxima autoridad monetaria de la zona euro. La dirigente ha recordado que la Unión Europea representa el 22% del PIB mundial, solo superada por EEUU; y que el comercio de la UE representa el 17% del comercio mundial, en comparación con alrededor del 14% de EEUU.

"Es evidente que esto nos da más peso en el escenario mundial que cualquier país que actúe solo. Por lo tanto, tenemos un enorme potencial, como europeos, para construir sobre este lado externo de nuestra comunidad", ha añadido Lagarde, quien no ha hablado sobre política monetaria debido a la cercanía de la reunión del BCE de la próxima semana.

En su opinión, eso no implica que la UE tenga que comprometer sus valores europeos de inclusión y cooperación internacional. "Significa estar abiertos al mundo pero tener confianza en nosotros mismos; ser amigables con todos, pero estar listos para proteger nuestros intereses cuando sea necesario", ha explicado.

La banquera central ha recordado que el PIB per cápita de la UE sería una quinta parte más bajo sin la integración europea. "Las tensiones comerciales mundiales están surgiendo debido a las percepciones de injusticia, ya sea por el apoyo estatal a las industrias, la subvaloración de las normas laborales o la manipulación de la moneda", ha dicho.

No obstante, ha recordado que esas tensiones comerciales no se producen dentro de la UE porque "tenemos reglas comunes y una moneda común que evita las devaluaciones competitivas". Su conclusión es que "la UE y el euro no son incidentales a nuestra prosperidad. Son los ingredientes vitales que protegen nuestro mercado único y, por lo tanto, salvaguardan nuestra forma de vida".

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