Jim Yong Kim

La inesperada renuncia de Jim Yong Kim como presidente del Banco Mundial cuatro años antes de que expirara su mandato, el cual estaba previsto para 2022, ha hecho saltar todas las alarmas. Su dimisión ha abierto la puerta a la posibilidad de que el controvertido presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, elija como responsable de la organización internacional a un candidato afín a su ideología y visión económica.

En virtud de una norma no escrita, la presidencia del Banco Mundial recae en los Estados Unidos, el mayor accionista de esta institución compuesta por 189 países, de modo que siempre ha contado con la potestad de elegir a su presidente durante los siete decenios de historia del banco. Mientras, la dirección del Fondo Monetario Internacional es para los europeos.

De hecho, el propio Jim Yong Kim, estadounidense de origen coreano, fue designado por el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, hace seis años. No obstante, fuentes cercanas al caso han asegurado que la dimisión de Kim no se ha producido por capricho de Trump, sino por su propia voluntad. Sin embargo, también se especula con que la izquierda coreana-estadounidense ha forzado su dimisión debido a sus diferencias con la actual Administración republicana sobre política ambiental y cambio climático, según la CNBC.

Pero si Trump quiere a un estadounidense al frente del banco, tendrá que conseguir un candidato que logre el apoyo de la mayoría de los países accionistas, y seguramente tenga varios competidores. Entre ya se encuentran, el ministro de finanzas de Indonesia, Sri Mulyani; el ex ministro de finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala; el profesor colombiano José Antonio Ocampo y el ex gobernador del banco central de la India, Raghuram Rajan. Aunque todo apunta a que la sobrecapacitación estadounidense seguirá vigente una elección más.

Por este motivo, Peter McCawley, exdecano del Instituto Asiático del Banco de Desarrollo, ha advertido de que "si un nuevo presidente, designado por Donald Trump, tratara de introducir una agenda fuertemente conservadora en la agenda de trabajo del Banco Mundial, la institución pronto perderá credibilidad". De hecho, en los últimos años, el papel que ha desarrollado el Banco Mundial como proveedor de fondos para países cuyas economías se encuentra en desarrollo ha perdido presencia y capacidad internacional en tanto que las naciones han ido apostando por la financiación privada en mercados de capitales.

Si Trump intercede en la elección del presidente del Banco Mundial, la institución perderá credibilidad

Por su parte, el presidente del think tank Foro Oficial de Instituciones Financieras y Financieras de Estados Unidos y exfuncionario del Tesoro estadounidense, Mark Sobel, ha señalado que la elección de un presidente para el Banco Mundial que no fuese ni norteamericano ni europeo mejoraría la posición del banco y supondría un gran apoyo para contrarrestar el auge del proteccionismo y los nacionalismos en el mundo. Además, de no ser así, el nuevo presidente correría el riesgo de “ser rechazo y fruto de innumerables discordias” con la comunidad internacional.

Otras de las cuestiones que más preocupan son el cambio climático. Tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo de París y la insistencia de Trump con el calentamiento global es “un engaño”, la posibilidad de que el nuevo responsable del Banco Mundial piense en la misma línea que Trump inquieta. De ser así, esto “sólo serviría para restringir las oportunidades de inversión a las compañías e inversionistas que buscan llevar al sector energético al siglo XXI, y para hacer que el Banco Mundial sea tan útil como una agencia gubernamental que acaba de ser cerrada"

CHINA RECIBE MILES DE MILLONES DEL BANCO MUNDIAL

Uno de los mayores logros de Jim Yong Kim al frente de la institución fue lograr a principios del 2018 un incremento “histórico” de 13.000 millones de dólares en la capacidad de préstamo del banco. Este acuerdo, logrado bajo la amenaza del veto estadounidense, incluía además una reforma por la cual las economías en auge, como China, pagarían más para obtener financiación de la organización.

Sin embargo, el gigante asiático recibe miles de millones del Banco Mundial, cuya una de las principales tareas apoyar a las países en desarrollo, miles de millones de dólares a pesar de ser la segunda economía del mundo.

El Centro para el Desarrollo Global, según la CNBC, ha descubierto que el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo del Banco Mundial (BIRF) ha estado prestando a China un promedio de 2.000 millones de dólares al año, sumando en total más de 7.800 millones, incluso desde que el país superó en 2016 el umbral de ingresos que establece el banco para la concesión de préstamos.

El BIRF es una entidad financiada que recibe financiación de los diferentes Estados con el objetivo de luchar contra la pobreza. No obstante, la tensión ha ido en aumento en tanto que China, benefactor de estos fondos para el impulso de países en desarrollo, presta miles de millones a otros países necesitados con unas condiciones muy opacas y en el marco de su iniciativa ‘One Belt, One Road’, cuyo propósito es potenciar la presencia del gigante asiático en otras regiones del mundo y que son relevantes para sus intereses geopolíticos.

Este es un acontecimiento que ha sido criticado por el propio Donald Trump. Sin embargo, cortar el grifo de los préstamos del Banco Mundial a China podría suponer la pérdida de una importante herramienta de presión política contra el país asiático. "Si queremos que China sea un prestamista más responsable en el mundo, entonces utilicemos al Banco Mundial para que así sea", sostiene Scott Morris, miembro principal del Centro para el Desarrollo Global, por lo que habrá que esperar a ver qué papel quiere desempeñar Estados Unidos con el Banco Mundial, un asunto que no estará exento de polémica.

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