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La agencia de calificación crediticia S&P Global Ratings ha confirmado la calificación de los bonos soberanos a largo y corto plazo de España en 'A' y 'A1', respectivamente, mientras que ha elevado la perspectiva de 'negativa' a 'estable'. Todo ello gracias a la visión favorable que tienen de la economía española de cara a los próximos años.

"Las perspectivas de crecimiento a largo plazo son sólidas, y las cuentas exteriores del país se mantienen en superávit, a pesar de las repercusiones del Covid-19 en el turismo", argumentan en su último informe. Todo ello pese a que los mismos expertos han recortado las previsiones del PIB por la guerra en Ucrania, desde un avance del 7% hasta el 6,1%.

De hecho, advierten que España puede sufrir perturbaciones externas, como el aumento de los precios de la energía y de las materias primas, y el cambio de las perspectivas de crecimiento de los principales socios comerciales europeos a causa de la guerra.

Puede consultar aquí el directo especial de 'Bolsamanía' sobre la guerra.

"La Comisión Europea está estudiando cómo limitar la repercusión del aumento de los precios del gas natural en el coste de la electricidad para los hogares. Esperamos que los gobiernos reduzcan temporalmente la presión fiscal sobre la electricidad y la gasolina, aunque con un coste fiscal", indican. Pese a ello, advierten que si la guerra persiste, es probable que se exacerbe las interrupciones de la cadena de suministro, arrastrando a la producción y perjudicando la confianza de empresas y consumidores.

"Tal vez el mayor riesgo para los hogares, las empresas y el Gobierno de España vendría de la consolidación de las expectativas inflacionistas en niveles superiores al objetivo a medio plazo del Banco Central Europeo (BCE) del 2%, lo que le obligaría a adelantar los tipos de interés para combatir la inflación, independientemente de las consecuencias para el crecimiento", explican, aunque no es su escenario de referencia.

Eso sí, pese a todo se mantendrán atentos al conflicto en Ucrania, dado que si se amplía a otros miembros de la OTAN, la agencia advierte que revisarían las previsiones económicas.

"En caso de que la economía mundial empeore significativamente más allá de nuestras expectativas a través de un aumento de la inflación y un menor crecimiento, los efectos sobre las finanzas de España podrían dejar de ser conciliables con nuestra calificación 'A', dadas otras vulnerabilidades crediticias, incluyendo la posición de pasivo externo neto de España, que es grande pero se está reduciendo, y los sustanciales niveles de deuda privada", argumentan.

En cambio, un escenario alcista, en el que la economía española se recupera más de lo previsto en los próximos tres años, "llevaría a una disminución del desempleo estructural y a una mejora significativa de las finanzas públicas, podríamos elevar la calificación", afirman.

Estiman que las subvenciones de los fondos Next Generation de la UE a España, representativas del 11,5% del PIB entre 2022 y 2027, estimularán un elevado gasto de inversión, y la tasa de absorción de estos fondos se aceleró a principios de este año, destacando que se gastarán esos fondos en políticas laborales activas, digitalización y energías renovables. "A finales de 2023, la inversión del país debería superar el 22% del PIB, un nivel alcanzado por última vez hace más de una década", explican.

LA RECAUDACIÓN PRESUPUESTARIA Y LA DEUDA

En cuanto a la recaudación presupuestaria, calculan que los resultados fiscales de España deberían beneficiarse de una recuperación cíclica que "parece lo suficientemente fuerte como para compensar el choque energético inicial derivado del conflicto ucraniano". Es por ello que estiman que como consecuencia directa del aumento de ingresos por el IVA y el impuesto de sociedades, el déficit público debería acercarse al 7,3% frente al 8,4% previsto, mientras que defienden que podría reducirse hasta el 5,5% en 2022.

"Es probable que muchos de los riesgos fiscales adicionales relacionados con el aumento de los costes energéticos se aborden a nivel europeo", afirman. En esta línea, creen que estos shocks de deuda llegan en un momento en el que el pasivo es elevado.

Pese a ello, reconocen que "el coste de los pasivos contingentes relacionados con la pandemia mundial parece más manejable de lo que habíamos previsto. Esto se debe a que la gran mayoría de las ayudas fiscales a los hogares y a las empresas para compensar el impacto de la pandemia se han realizado directamente a través del presupuesto".

Por todo ello, estiman que la economía española crecerá a un ritmo del 6,1% en 2022, que se irá ralentizando en los próximos años, con un 4,2% en 2023, un 2,7% en 2024 y un 2,1% en 2025.

Mientras, calculan que la tasa de desempleo se irá reduciendo paulatinamente desde el 14,8% previsto para el año actual hasta el 9,8% de 2025.

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