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El sector manufacturero español continuó experimentando un crecimiento considerable en julio, ya que la demanda del mercado mejoró, tanto en el caso de fuentes nacionales como internacionales, y el empleo creció a un ritmo decente. Por su parte, las empresas se esforzaron por aumentar las capacidades de producción para adaptarse a las cargas de trabajo.

Según el Índice PMI del sector Manufacturero español, elaborado por la consultora Markit y publicado este lunes, disminuyó de 60,4 registrado en junio a 59 en julio, su mínima de tres meses. No obstante, dicha lectura indica otra fuerte mejora de las condiciones operativas. El índice PMI ha registrado un crecimiento por sexto mes consecutivo.

Los aumentos de la producción y de las carteras de nuevos pedidos se mantuvieron considerables en julio en medio de informes de que la demanda del mercado ha mejorado, y los productores de bienes de consumo se vieron particularmente beneficiados por la reapertura de la economía (especialmente en la hostelería y restauración).

Las ventas internacionales también fueron notablemente más altas, y el ritmo de crecimiento fue el más fuerte en más de tres años y medio. Las empresas informaron de una mayor demanda de exportación de los países europeos vecinos y del norte de África.

No obstante, la producción y los nuevos pedidos en general aumentaron a un ritmo más lento en comparación con los picos recientes. Dicha desaceleración reflejó en parte los desafíos en el abastecimiento de insumos y la inflación de precios asociada. Los últimos datos mostraron que los plazos de entrega de los insumos se alargaron hasta el tercer grado más fuerte en la historia del estudio. Los encuestados siguieron lamentando que la falta de existencias en las unidades de los proveedores, debida en parte a la fuerte demanda de productos, además de las dificultades del transporte, especialmente con los servicios de transporte marítimo, siguieron respaldando el alargamiento de los plazos de los proveedores.

Las preocupaciones con respecto a la escasez de oferta y las subidas de precios llevaron tanto a una acumulación defensiva de stocks como a una caída de la confianza en julio. Los inventarios de compras aumentaron levemente por segundo mes consecutivo, aunque el fuerte crecimiento continuo de la producción hizo que las existencias en general aumentaran solo marginalmente.

En cuanto a la confianza, las empresas también se mostraron inquietas por los recientes aumentos en las cifras de contagios por la COVID-19 y la posibilidad de que la recuperación económica se enfríe. No obstante, las empresas siguen mostrándose positivas en general de que las ventas y la producción aumentarán aún más en los próximos doce meses, y la confianza se mantuvo cómodamente en territorio positivo a pesar de caer hasta su mínima de seis meses.

Por último, el aumento de las necesidades de producción hizo que las empresas contrataran más personal en julio. El crecimiento del empleo se mantuvo históricamente fuerte, aunque cayó hasta su mínima de cuatro meses. La contratación aumentó en línea con los esfuerzos por poner al día las cargas de trabajo dadas las restricciones de la capacidad. Teniendo esto en cuenta, los trabajos atrasados aumentaron fuertemente en julio, aunque a un ritmo más lento que el récord del estudio observado en junio pasado.

Según comentan desde Markit, "los datos de julio volvieron a proporcionar una imagen general positiva del crecimiento industrial, y el sector de nuevo se vio respaldado por las fuertes tendencias de la demanda y la reapertura en curso de la economía". No obstante, creen que "tal vez no sea sorprendente que los desafíos bien documentados en el suministro de insumos -vinculados a la escasez de productos y las dificultades del transporte, especialmente para el transporte marítimo- sean intensos, y se informó que el crecimiento de la producción se vio limitado por estas dificultades en julio".

Asimismo, señalan que "la inflación de los costes sigue siendo aguda, aunque para aquellos que buscan señales de que estas presiones de precios son de naturaleza transitoria, los dos índices de precios cubiertos por el estudio han disminuido de sus máximas registradas en junio pasado. Sin embargo, las presiones de los costes y la fuerte escasez de productos siguen siendo una preocupación genuina para las empresas. Puesto que también es inquietante observar un aumento de los contagios por la COVID-19 en todo el mundo, el optimismo sobre el futuro cayó consecuentemente en julio hasta su nivel más bajo en seis meses".

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