• El PIB brasileño retrocederá un 3% y un 1% en 2016
  • La tasa de inflación anualizada de noviembre fue del 10,5%
brasil12

La economía brasileña se encuentra en recesión, con una caída del 4,5% en el tercer trimestre respecto al año anterior. ¿Cómo ha llegado Brasil a esta situación? Según Wall Street Journal es una combinación de políticas contrarias al crecimiento desde 2008, cuyos resultados eran predecibles.

Por el momento, no parece que la situación vaya a mejorar sustancialmente, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que en 2015 el Producto Interior Bruto (PIB) brasileño retrocederá un 3% y un 1% en 2016. Además, la tasa de inflación anualizada de noviembre fue del 10,5% y se espera un déficit fiscal del 10,5% este año.

¿Quién es el culpable? Muchos expertos señalan a los precios del petróleo y al fortalecimiento del dólar estadounidense. Pero el problema está en otra parte: Brasil es una de las economías más cerradas del G-20, según indica Wall Street Journal. En 2014, sus exportaciones fueron del 10,5% y el 40% de ellas estaban vinculadas a las materias primas.

Durante el segundo mandato de Lula, en 2008, la crisis financiera global golpeó al país y el presidente incumplió sus promesas

Hace diez años, todo indicaba que la prosperidad de Brasil estaba a la vuelta de la esquina debido al optimismo que despertaron las reformas económicas, fiscales y monetarias del presidente Fernando Henrique Cardoso entre 1995 y 2002. En 2003, llegó a la Presidencia Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT). Su trayectoria como líder sindicalista generó pánico en los mercados y, para detener la estampida, se comprometió a no intervenir en la autonomía del banco central ni en la estabilidad del real. También prometió no alterar de manera significativa la política económica.

Según ha explicado Geanluca Lorenzon, director de operaciones del Instituto Mises Brasil, a Wall Street Jounal, durante un tiempo Lula incluso profundizó el compromiso del Gobierno con la restricción fiscal. Pero durante su segundo mandato, en 2008, la crisis financiera global golpeó al país, y Lula cedió. Acudió entonces al estímulo del gasto, mientras el banco central, supuestamente autónomo, comenzó a permitir una mayor inflación como forma de impulsar el crecimiento.

Lea también: Aumentan las dudas sobre Brasil

EFECTOS DE LAS MEDIDAS POLÍTICAS

Brasil tiene otra desventaja, al contar con una cultura política predispuesta al abuso de poder por parte del Gobierno. Romper las normas establecidas durante la gestión de Cardoso, diseñadas para limitar este exceso, permitió la vuelta de las malas costumbres.

Desde los años 60, Brasil ha establecido altos niveles de proteccionismo y subsidios para los productores nacionales con el objetivo de fomentar su industrialización. El fracaso de esta estrategia, señala Wall Street Journal, es evidente pero permitir la quiebra de las empresas tenía un coste político que ni Lula ni su sucesora Dilma Rousseff estaban dispuestos a asumir.

Desde los años 60, Brasil ha establecido altos niveles de proteccionismo y subsidios para los productores nacionales con el objetivo de fomentar su industrialización

Estos dirigentes prefirieron incrementar el proteccionismo y los subsidios, además de expandir el crédito a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y otras entidades estatales. Se financiaron grandes déficits a través de préstamos internos y la triplicación de la administración pública disparó aún más el gasto, junto con los aumentos del salario mínimo, las prestaciones sociales y los beneficios de jubilación.

¿Cuál fue el efecto de estas medidas? En 2010, la economía de Brasil se expandió un 7,5%. Según el Instituto Mises Brasil, “lo que realmente sucedió es que la economía brasileña se mantuvo viva por las nuevas y crecientes dosis de crédito estatal”.

Para salvar los préstamos que concedió a las empresas nacionales, el Gobierno ha incrementado los aranceles a las importaciones y ha promovido el consumo de productos de fabricación nacional, algo que, lejos de tener un efecto positivo, ha perjudicado la innovación y el desarrollo. Las grandes reservas de petróleo marino probablemente no se desarrollarán mientras los inversores estén obligados a utilizar equipos nacionales.

Lo que está ocurriendo ahora es simple según Wall Street Journal: Brasil está cosechando los frutos de una política industrial nacional que no puede producir crecimiento ni prosperidad. La burbuja de crédito ha estallado y los consumidores, las empresas y el Gobierno no podrán volver al equilibrio sin un ajuste doloroso.

Lea además:

Los problemas de Brasil con Petrobras frente a los avances de México con la reforma energética

Santander: 'La crisis de Latinoamérica es sólo cíclica: el potencial a largo plazo es muy alto'

Los trabajadores de Petrobras convocan una huelga indefinida

La Fiscalía de Brasil investiga los fondos de las campañas de Rousseff

contador