• Solo el 7% de las viviendas siguen los requisitos de eficiencia del Código Técnico de Edificación
  • La búsqueda de edificios más eficientes es tendencia en el sector terciario, pero no en el residencial
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La Unión Europea quiere reducir en un 20% las emisiones contaminantes y mejorar un 20% la eficiencia energética para el año 2020. En España, cerca del 30% del consumo energético está asociado a los edificios, por lo que la búsqueda de inmuebles eficientes ha ganado mucha fuerza en los últimos años. Sin embargo, no todos los usuarios conocen los beneficios de invertir en eficiencia energética.

Según el informe de WWF ‘Rehabilitación energética de viviendas: cómo mejorar la calidad de vida y combatir el cambio climático’, solo el sector residencial suma el 19% del consumo energético total de España. Y de la energía que consumen las viviendas, entre el 50 y el 70% se dedica a la calefacción y refrigeración. Pero muchas casas no son lo bastante eficientes en cuanto a energía.

WWF explica que solo el 7% de las viviendas en España se han construido bajo las condiciones de eficiencia que exige el Código Técnico de Edificación (CTE), obligatorio desde 2007. Hasta esa fecha, la vivienda rehabilitada apenas suponía el 4% en España, aunque a partir de 2008 esa cifra aumentó hasta cerca del 11% durante 2010, 2011 y 2012; eso sí, matizan que este dato es en parte “engañoso” por la caída en la construcción de nuevas viviendas.

Desde 2013 se exige un certificado de eficiencia energética a quienes quieran vender o alquilar un inmueble

María Teresa de Diego Fernández, responsable del Área de Rehabilitación Urbana de Ferrovial, también marca como punto de inflexión los años 2007-2008, tras el estallido de la crisis. De Diego explica que, durante el ‘boom’ inmobiliario, la construcción se fijaba en aspectos como la localización o el diseño, pero apenas tenía en cuenta el gasto energético. Sin embargo, tras la crisis, el inmobiliario tuvo que adaptarse al alza de los precios de la energía y al aumento de la conciencia medioambiental de los usuarios. Así, en 2013 se modificó el CTE para exigir un certificado de eficiencia energética a quienes quisiera vender o alquilar un inmueble.

LAS VENTAJAS DE LA REHABILITACIÓN

Según explica Javier Hernández Lario, ponente de la Comisión de Comunicación y Marketing de la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma (ANERR), las reformas que se realizan actualmente en España tienen siempre en cuenta criterios de eficiencia energética. En su opinión, los beneficios más evidentes de rehabilitar un edificio antiguo son “los que repercuten en el bolsillo del ciudadano”, es decir, los relacionados con reducir el consumo energético.

Por ejemplo, mejorar el aislamiento térmico de la envolvente del edificio (la parte de la fachada que está en contacto con el exterior) podría reducir el gasto de energía hasta en un 70%, según estimaciones de Danosa para la Agencia de Rehabilitación de Edificios (Rehare). Además, estiman que rehabilitar las zonas comunes de un edificio de varios vecinos podrá abaratar la factura energética en 1.500 euros al año.

Según Rehare, con la rehabilitación de un edificio gracias a las tecnologías existentes en la actualidad, se podría ahorrar entre un 5 y un 20% la demanda energética de los edificios.

INMUEBLES MÁS ATRACTIVOS

Reformar un edificio en mal estado puede aumentar su valor en torno a un 20%

Más allá del ahorro en las facturas de la luz, la rehabilitación puede suponer una ventaja más: revalorizar el inmueble. Desde Rehare consideran que reformar un edificio en mal estado puede aumentar su valor en torno a un 20%. Eso sí, se refieren a reformas que no solo afecten a la eficiencia energética, sino también a la accesibilidad y al confort que aporte a los vecinos. Como ejemplo, calculan que cambiar el ascensor por uno que garantice una accesibilidad total a los vecinos del edificio puede revalorizarlo un 10%.

María Teresa de Diego Fernández, en cambio, opina que es difícil establecer cuánto incrementa el valor de un edificio el rehabilitarlo para que sea más eficiente, aunque señala que en Francia se estima una revalorización del 6%. Eso sí, destaca la importancia que pueda tener una mejora estética a la hora de ofertar un edificio: “En España lo que sí podemos afirmar es que un edificio con una fachada rehabilitada tiene mejor venta que otro de peor imagen”.

En opinión de De Diego, en el sector terciario hay una tendencia real a mejorar el comportamiento de los edificios; no solo se renueva la parte estética, sino que también se busca reducir el consumo y los costes de mantenimiento. “En el mercado de oficinas, centros comerciales u hotelero, el inversor extranjero valora y tiene en cuenta la certificación, por lo que la transformación o mejora del activo tendrá mayor atractivo en el mercado”, explica.

UN PROBLEMA DESCONOCIDO

Sin embargo, esta tendencia a la renovación no se está plasmando en el ámbito residencial. Desde 2013 se exige el certificado energético del inmueble pero, en opinión de María Teresa de Diego, este “no recoge la importancia y la diferencia entre una letra G o una B, convirtiéndose en un papel más a la hora de hacer la transacción”. Por ello, cree necesario realizar campañas de concienciación que informen sobre cómo se comportan los edificios y cómo se puede mejorar ese comportamiento. “Los mercados financieros se han centrado en el cálculo de los ahorros para el pago de la inversión, lo cual nos lleva a plazos de amortización cercanos a 15 años, olvidando que existen otros valores, como el aumento de confort que experimentan los propietarios, como indicadores para determinar el incremento de valor producido”, añade De Diego.

El consumidor final está muy desinformado sobre las ventajas de la eficiencia energética

En su opinión, el consumidor final está muy desinformado sobre las ventajas de la eficiencia energética: “Si los propietarios supieran que están perdiendo dinero por sus fachadas por la pérdida de calor y frío posiblemente sería más sencillo establecer una hoja de ruta en la intervención para la mejora de su envolvente”.

POSIBLES MEJORAS

Según explica Javier Hernández Lario, los elementos más comunes que se deben mejorar en una vivienda para hacerla más eficiente son las instalaciones térmicas, la envolvente del edificio (mediante aislamiento término en fachadas), las ventanas, los balcones, los lucernarios y los puentes térmicos; en definitiva, todos los lugares por los que se pueda “escapar” el calor.

El Observatorio 360º de la Vivienda y la Reforma en el Hogar realizado por Arthursen para la Asociación nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (ANDIMAC), explica que las familias españolas gastaron en reformas del hogar un 5% más en 2016. En opinión de Hernández Lario, “la mejora de la economía ha motivado este impulso, si bien aún estamos lejos de otros países europeos, donde la cultura por la rehabilitación está más desarrollada”.

AYUDAS ESTATALES

A escala nacional, el Plan Estatal de Vivienda 2013-2016 del Ministerio de Fomento (prorrogado en 2017) incluye ayudas enfocadas a mejorar tres aspectos de los edificios: eficiencia energética, conservación y accesibilidad. Actualmente se está trabajando en el borrador para el periodo 2018-2021.

Otros ejemplos de ayudas que conviene revisar si se quiere renovar un edificio son las del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), las iniciativas autonómicas y locales (como el plan MADRE en Madrid) y los Planes Renove particulares.

El informe de WWF añade que un 50% de las autonomías españolas cuenta con un documento de planificación relacionado con la mejora de las condiciones de la edificación, con el objetivo de rehabilitar en 2020 el 3,6% del parque edificado en España (más de 900.000 viviendas), con una inversión pública cercana a los 362 millones de euros.

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