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Banco de España

La inflación en España y en la gran mayoría de las economías de nuestro entorno ha repuntado con fuerza en los últimos meses. Detrás se encuentra el incremento de los precios de la electricidad o el efecto en los precios de los meses más duros de la pandemia del Covid-19. ¿Persistirá el actual episodio inflacionista?

Se espera que el repunte observado recientemente tenga una naturaleza eminentemente transitoria, con lo que el Banco de España confía en que las elevadas tasas actuales de variación de los precios de consumo se reducirán gradualmente a lo largo de los próximos trimestres, según recoge el organismo en su Boletín Económico sobre los factores que hay detrás del reciente incremento de la inflación en España.

Sin embargo, señala la existencia de algunos canales que podrían contribuir a elevar el grado de persistencia del actual episodio inflacionista. En particular, no descarta que los incrementos de precios que se han venido registrando en los últimos meses acaben generando alzas adicionales, y posiblemente más duraderas, a través de efectos indirectos y de segunda vuelta. Por lo que respecta a los efectos indirectos, es posible que el encarecimiento reciente de la electricidad, especialmente si se demuestra persistente, acabe afectando a los precios de aquellos bienes y servicios que son producidos por empresas que usan este factor de forma más intensiva, opina.

Además, destaca que, desde finales de 2020, se han venido produciendo algunos cuellos de botella significativos en las cadenas globales de suministros que habrían limitado la capacidad de las empresas, especialmente en las manufacturas, para satisfacer, en los plazos requeridos, una creciente demanda global. El impacto de estos desajustes entre oferta y demanda se habría visto ya reflejado en un notable encarecimiento de determinados bienes intermedios. Así, a lo largo de 2021, el Banco de España observa una acusada aceleración de los precios de producción industrial en España, con especial intensidad en el caso de los precios de fabricación de algunos bienes intermedios en las ramas de la metalurgia, la química básica y la industria papelera.

Añade que estas presiones inflacionistas aún no se han visto reflejadas de forma apreciable en la evolución de los precios de la cesta de consumo. Sin embargo, cree que la evidencia empírica disponible apuntaría a que una parte relativamente reducida de estas podría acabar trasladándose, con un cierto desfase, al Índice armonizado de precios de consumo (IAPC). Adicionalmente, ve la posibilidad de que las fricciones que se han observado hasta el momento en las cadenas globales de suministros puedan acabar siendo más persistentes de lo anticipado.

En cuanto a los efectos de segunda vuelta, el organismo español considera que existe la posibilidad de que la evolución reciente de los precios provoque, eventualmente, un incremento en las expectativas de consumidores y empresas con respecto al nivel de la inflación futura. En la medida en que ello llegara a traducirse, por ejemplo, en presiones al alza sobre los costes laborales, el grado de persistencia del repunte inflacionista podría ser mayor y más duradero, explica.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios al Consumo (IPC) en España repuntó en agosto hasta el 3,3%, su tasa más elevada desde octubre de 2012. Mientras, en la zona euro escaló hasta el 3% en el octavo mes del año, máximos desde noviembre de 2011, según los datos publicados este viernes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.

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