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La zona euro creció a un ritmo intensamente menor en septiembre debido a que los precios pagados alcanzan máximos en 21 años. A esto se suma el pico de la demanda en el segundo trimestre, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la preocupación en torno a la persistente pandemia.

El Índice PMI Compuesto de la actividad total de la zona euro, elaborado por la consultora Markit y publicado este jueves, cayó intensamente en septiembre, descendiendo de 59 registrado en agosto a 56,1 e indicando una nueva relajación del ritmo de expansión frente a la máxima en quince años de julio pasado.

Según refleja su lectura preliminar flash, el último aumento de la actividad total fue el más reducido desde abril pasado, pese a que aún se mantiene muy por encima de la tendencia a largo plazo del estudio previa a la pandemia, señalando otro mes de una solidez de crecimiento por encima de la media.

Las expectativas respecto a la actividad empresarial en los próximos doce meses también fueron afectadas por la creciente preocupación por el impacto de la variante Delta en la demanda y las cadenas de suministro, contribuyendo a una nueva moderación del ritmo de creación de empleo frente a la máxima en 21 años registrada en julio pasado.

Por otra parte, los costes para las empresas aumentaron al ritmo más acelerado en más de dos décadas puesto que la demanda volvió a superar la oferta, mientras que los aumentos de precios se extienden cada vez más desde el sector manufacturero al sector servicios.

El robusto, aunque decreciente, ritmo de crecimiento se registró tanto en el sector manufacturero como en el sector servicios, aunque este último arrojó resultados modestamente mejores. Mientras que el crecimiento en el sector servicios apenas decayó hasta su mínima desde mayo pasado, los fabricantes indicaron la menor expansión de la producción desde enero. La desaceleración del crecimiento de la producción manufacturera fue vinculada principalmente a las limitaciones en las cadenas de suministro, que también afectaron a algunos proveedores de servicios. Al mismo tiempo, la persistente pandemia también fue mencionada frecuentemente como responsable de la atenuación del crecimiento de la demanda, notablemente al reducir las exportaciones del sector servicios.

En general, los volúmenes de nuevos pedidos recibidos aumentaron al ritmo más lento desde abril pasado y la demanda creció a menores ritmos tanto en el sector manufacturero como en el sector servicios después de las expansiones excepcionalmente robustas observadas en meses anteriores. Del mismo modo, el crecimiento de los nuevos pedidos para exportaciones disminuyó, cayendo hasta su mínima desde febrero pasado. El ritmo de expansión se redujo intensamente en el sector manufacturero, mientras que los nuevos pedidos de clientes del exterior aumentaron solo modestamente en el sector servicios.

Entretanto, los niveles de pedidos pendientes de realización volvieron a aumentar con intensidad, más notablemente en el sector manufacturero, por lo general en respuesta a las limitaciones en el suministro.

Los plazos de entrega de los proveedores, un indicador clave de demoras en la cadena de suministro en el sector manufacturero, se alargaron a un ritmo más intenso en septiembre y siguieron extendiéndose a una tasa que supera con creces las observadas antes de la pandemia.

La escasez de insumos de nuevo provocó un intenso aumento de los costes soportados por las firmas. Los costes de los insumos conjuntos del sector manufacturero y el sector servicios aumentaron al ritmo más intenso desde septiembre de 2000. La inflación de los costes en el sector servicios alcanzó su máxima desde julio de 2008 mientras que la inflación de los precios de compra en el sector manufacturero siguió rondando sus máximas históricas. Con frecuencia, el aumento de los costes fue repercutido a los clientes. La inflación de los precios de venta en su conjunto se aceleró en septiembre, aumentando al tercer ritmo más alto observado en las dos últimas décadas, superado tan solo por los aumentos registrados en junio y julio pasados.

Al mismo tiempo, el crecimiento del nivel de empleo se redujo hasta su mínima en cuatro meses, moderándose tanto en el sector manufacturero como en el de servicios en medio de cierta preocupación por la capacidad de resistencia de la demanda y la oferta en el futuro, pero de todos modos se mantuvo históricamente fuerte (entre los más altos observados en las dos últimas décadas) puesto que las firmas siguieron recreando o expandiendo su capacidad.

Del mismo modo, el sentimiento respecto de la actividad futura se moderó por tercer mes consecutivo hasta su mínima desde enero pasado, debido a la preocupación por la persistente pandemia, especialmente en el sector servicios.

Por países, el crecimiento se desaceleró con especial intensidad en Alemania, descendiendo hasta su mínima desde febrero pasado, observándose marcadas reducciones tanto en el sector manufacturero como en el sector servicios. El sector manufacturero fue afectado especialmente por las limitaciones en las cadenas de suministro. El crecimiento también se moderó en Francia y siguió descendiendo frente a su máxima de junio pasado hasta alcanzar su mínima desde abril. El sector servicios mostró mayor resiliencia que el sector manufacturero, donde se registró apenas un crecimiento modesto de la producción debido a que la escasez de insumos siguió intensa.

El crecimiento en el resto de la zona euro en su conjunto superó el observado en Alemania y Francia, pese a atenuarse hasta su ritmo más lento desde abril pasado, debido a una expansión más débil de la actividad del sector servicios y cierta reducción del crecimiento en el sector manufacturero.

Desde Markit comentan que los datos de septiembre subrayan "una combinación no deseada de un crecimiento económico intensamente más lento con precios en marcada alza". Por una parte, "es de esperar cierta atenuación del crecimiento frente a las máximas en dos décadas observadas a principios del verano. Por otra, las firmas experimentan cada vez más frustración por las demoras de suministro, la escasez y el aumento constante de los precios de los insumos".

En consecuencia, "la actividad empresarial, más notablemente en el sector manufacturero pero ahora también en el sector servicios, se está limitando con la consiguiente pérdida de ventas y clientes". Añaden que "la preocupación por los precios elevados, las tensiones en las cadenas de suministro y la flexibilidad de la demanda en el entorno de persistente pandemia a su vez ha erosionado la confianza empresarial, y las expectativas para los próximos doce meses ahora han caído hasta su nivel más bajo desde enero pasado".

Consideran también que, "por el momento, el ritmo general de expansión se mantiene sólido, a pesar de observarse una desaceleración, pero parece probable que el crecimiento se siga debilitando en los próximos meses si los precios y las dificultades con los suministros no muestran indicios de disminuir, especialmente si van acompañados de un aumento de los contagios por el virus a medida que avanza el otoño".

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