• "Las elecciones del 21 de diciembre no son la solución; la solución más adecuada habría sido la aplicación del 155 de manera indefinida", apunta Calvet
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Enrique Calvet, eurodiputado de Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE)

Bruselas protagoniza estos días la actualidad de la crisis catalana. El expresident Carles Puigdemont se ha instalado en la capital belga, mientras la Fiscalía española reclama su detención. Este escenario ha provocado que el debate sobre la crisis catalana aumente en la 'capital de Europa' como confirma Enrique Calvet, eurodiputado de Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE).

“En Europa se ve esta crisis política con enfado, preocupación e irritación porque tenemos problemas más importantes en los que pensar”, apunta Calvet, economista y exmiembro de Ciudadanos y UPyD, en una entrevista concedida a Bolsamania. No obstante, el eurodiputado destaca que Cataluña no ha cambiado la agenda del Parlamento Europeo.

Pregunta: Si usted sale ahora a dar una vuelta por Bruselas puede encontrarse a Carles Puigdemont paseando entre la multitud…

Respuesta: Puigdemont pasea por Bruselas como cualquier ciudadano y, como él bien señala, lo hace como un ciudadano europeo. Eso es cierto. Pero es un ciudadano europeo con todos los derechos porque es español y porque tiene un Documento Nacional de Identidad (DNI).

P.: Los partidarios de la independencia insisten en que esto también se produciría si el expresidente acudiera a Bruselas como ciudadano catalán.

R.: La idea de que una Cataluña independiente pertenecería a Europa es una de grandes mentiras del independentismo. Esta posición muestra a Bruselas que este movimiento no es serio y que tienen que mentir para que les voten. Pero existe algo más preocupante. Entre los partidarios de la independencia hay una parte a la que ya ni le preocupa pertenecer a Europa ni empobrecerse. El odio fanático les ha llevado a solo querer salir de España.

P.: ¿Cómo valora la decisión el expresident en acudir a Bruselas en estos momentos?

R.:Puigdemont ha huido a Bélgica porque no quiere someterse a juicio. Él no quiere responder ante la justicia española, cuyo veredicto nadie sabe cuál sería. Lo que es seguro es que en Bélgica no va a conseguir respaldo para su causa, ya que su postura es la misma que el resto de Europa y es la de respaldar a la ley.

Una de las cosas que ha conseguido es crear discrepancias en el Ejecutivo belga. El apoyo del partido racista e independentista flamenco N-VA, una de las patas de la coalición del partido del Gobierno, a Puigdemont ha provocado la reacción del primer ministro Charles Michel, para desvincular a su país de cualquier relación con el independentismo catalán.

P.: ¿Cómo se está percibiendo la crisis catalana dentro del Parlamento Europeo?

R.: Desde la Unión Europea se ve como un problema desagradable que mejor que no hubiera existido. Sobre todo, porque se están golpeando los valores sobre los que la Unión Europea se cimentó. Ya se encendieron las alarmas con los movimientos supremacistas que surgieron en países como Francia, Holanda o Finlandia, donde hay movimientos supremacistas controlados por los diferentes gobiernos.

En España, gracias a unos gobiernos a veces cómplices, siempre incompetentes y muy permisivos, la crisis catalana se nos ha ido de los manos. La solución para Cataluña va a requerir mucho tiempo y mano dura en la aplicación de la ley.

P.: Entonces, ¿la crisis de Cataluña está marcando la agenda del Parlamento Europeo?

R.:No, el conflicto de Cataluña no está marcando la agenda del Parlamento Europeo. Tenemos problemas más importantes que analizar. Otra cosa es que existan parlamentarios secesionistas que busquen introducir este debate en la cámara. Uno de ellos pertenece a ALDE, Ramón Tremosa. Una extraña anomalía democrática que espero que subsanemos en el próximo congreso de esta formación.

P.: ¿Se contempla la posibilidad de que Europa pueda mediar en esta crisis?

R.: La pregunta es mediar entre qué y qué. En Bruselas se ve a Cataluña como una parte de España y, por lo tanto, es un asunto interno español. La posibilidad de la mediación europea es una posibilidad que desearían desde el independentismo para internacionalizar este conflicto.

P: ¿Qué puntos de este conflicto son los que más preocupan a sus colegas europeos?

R.: Ha habido un momento donde existió inquietud por el uso de la violencia legítima y puede que se produjesen en este sentido torpezas y abusos, para eso están nuestros jueces para valorarlo. Ahora, eso sí, la imposición de la ley y la defensa de la democracia a veces necesita violencia legítima. Es difícil explicar en Europa que se ha dejado fomentar el odio a España durante años.

P.: Por otro lado, ¿cómo valora que está siendo la actuación del Gobierno central?

R.: La peor posible. Pero no solo este gobierno. Los últimos ejecutivos han sido permisivos hasta la complicidad y han dejado que las cosas llegaran hasta este punto. Esta situación se tendría que haber cortado mucho antes, simplemente, aplicando la ley.

Ahora, la decisión de llevar a Carles Puigdemont y el resto de consellers ante la justicia parece una medida contundente, pero a la Generalitat habría que haberle llevado ante la justicia mucho antes. Aunque, en vez de eso, el Gobierno ha permitido que no acaten las medidas del Tribunal Constitucional e incluso dinero para el despliegue de sus embajadas cuando. Una de las medidas que reclamo es una auditoría completa de los gastos de la Generalitat de los gastos para ver cuánto se ha invertido en la subversión constitucional.

P.: ¿Considera que las elecciones del próximo 21 de diciembre pueden marcar un punto de inflexión en este conflicto?

R.: Las elecciones del 21 de diciembre no son la solución. La solución más adecuada habría sido la aplicación del 155 de manera indefinida y recobrar las bases democráticas de Cataluña. Porque aquí hay un problema español y europeo. Si estos comicios demuestran que son un error, la desconfianza no sólo afectará a Cataluña, sino que comenzará a extenderse por toda España.

P.: En su papel de economista, ¿cómo analiza esta crisis en Cataluña?

R.: La falta de seguridad jurídica y de seriedad está golpeando a la economía. Sobre todo, ataca a dos puntos claves para Cataluña: las inversiones extranjeras y el turismo. Aquellos que están en contra del independentismo señalan que el golpe económico es en mayor parte para Cataluña. Un argumento que a mí no me vale. Es clave que Cataluña y los catalanes tengan una economía próspera. Por algo se está rebajando el ritmo de crecimiento de toda España y, pese que haya regiones que se beneficien por la mudanza de empresa e inversiones, si Cataluña se empobrece se arrastra al resto del Estado.

P.: En concreto, usted pertenece a la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales en el Parlamento Europeo, ¿está afectando esta crisis a sus encuentros?

R.:La situación no favorece a ninguno de los problemas que tenemos encima de la mesa. En esta comisión hay un debate entorno a la educación, la tecnología, cómo adaptar el plan Juncker al desempleo juvenil. Mi mayor objetivo es lograr romper la barrera de la desigualdad y el mayor factor de desigualdad es el paro. Por lo tanto, hay que analizar cómo han logrado mejorar propuestas como los 'minijobs' alemanes y cómo han evolucionado todas las inversiones que se han realizado para solventar el desempleo. Ahora mi gran reto es lograr que países que no tienen el paro entre sus grandes preocupaciones consigan solidarizarse con la situación española.

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