ep archivo   una persona teletrabaja en la cocina de su domicilio en una imagen de archivo
Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Primero fue la pandemia del Covid-19; ahora es la inflación. Las empresas que habían vuelto a la presencialidad total están viéndose obligadas a dar marcha atrás. Muchas compañías están recurriendo de nuevo al teletrabajo para ahorrar costes y aliviar la economía de sus empleados.

"Las organizaciones que avanzaron hacia el modelo híbrido están aumentando los días de trabajo en remoto y las que eligieron mantener el trabajo a distancia, así como sus trabajadores, son los que menos están notando los efectos de esta aplastante inflación", señala Joan Pons, CEO de Workmeter.

Al finalizar el confinamiento, la amplia mayoría de profesionales que se habían iniciado en el teletrabajo era partidaria de prolongar esta modalidad. Sin embargo, a primeros de este año, el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) confirmaba en un estudio que más de un 8% de los ocupados en España teletrabajaban. Esta cifra incluía a los profesionales que trabajaban a distancia más de la mitad de la semana laboral. Aunque casi un 80% de los trabajadores prefería un modelo híbrido, acudiendo al menos tres días a la oficina.

Pero cuando estábamos comenzando a convertir en un recuerdo el esfuerzo realizado durante la pandemia, nos estalla una guerra en el mismo umbral de la Unión Europea (UE). Y su consecuencia económica ha sido inmediata con una escalada de precios progresiva que ha colocado el Índice de Precios de Consumo (IPC) en cotas desconocidas en los últimos años, alcanzando la tasa anual un 9,8% durante marzo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone que estamos ante la inflación más alta desde mayo de 1985.

¿Qué beneficios para el bolsillo aporta trabajar a distancia? Los más inmediatos, según WorkMeter, son que se eliminan gastos de transporte y desplazamiento al puesto de trabajo. Los teletrabajadores pueden llegar a ahorrarse una media de entre 2.000 y 4000 euros anuales en gasolina. A esta cifra hay que añadirle la de los gastos de comidas, cafés, aperitivos. Además, la empresa o empleador reduce gastos en suministros como electricidad, mantenimiento, alquileres, seguros, limpieza o gestión. La media de ahorro estimado oscila entre 1.000 y 5.000 euros por empleado.

Se eliminan las distracciones y pérdidas de tiempo causadas por otros colegas o por continuas reuniones. El trabajo a distancia requiere una coordinación de agendas y planificación de encuentros más exhaustivas y que se respetan mucho más que en la actividad presencial. Trabajar a distancia también mejora la concentración de los profesionales, quienes aprovechan mejor su tiempo gracias también a las herramientas tecnológicas de gestión imprescindibles para desarrollar los proyectos en colaboración con el equipo.

También se reduce la contaminación y mejora el tráfico en las ciudades. Y se rebaja el estrés causado por la movilidad y la falta de tiempo, especialmente, en los profesionales con más carga de trabajo.

Aumenta la productividad del empleado, ya que el tiempo que antes empleaba en desplazamientos puede dedicarlo a mejorar la conciliación personal y familiar, a descansar, a realizar deporte y mejorar su salud física y mental. La mayoría de los teletrabajadores confirman que optimizan más su jornada siempre que cuenten con los sistemas informáticos necesarios para realizar sus tareas.

El empleado gestiona y adapta su jornada dentro de un modelo flexible que se basa en objetivos y no en horarios. Además, aumenta la satisfacción del empleado, y como consecuencia, aumenta su implicación con la empresa y se reduce el absentismo.

Igualmente, una empresa que cuida el bienestar del empleado mejora su reputación, atrae talento a la organización y se convierte en deseada por otros candidatos y solicitantes de empleo.

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