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El sector manufacturero de EEUU registra una ligera mejora en abril. Según muestra el ISM Manufacturing PMI subió a 47,1 desde 46,3, ligeramente mejor que las expectativas.

En concreto, la demanda de los clientes se mantuvo apagada a pesar de que los nuevos pedidos regresaron a territorio de expansión, las preocupaciones por la inflación siguieron siendo evidentes. Dicho esto, el aumento de la producción se fortaleció y la producción aumentó al ritmo más rápido desde mayo de 2022.

El repunte de la demanda se centró en el mercado interno, ya que los nuevos pedidos de exportación se contrajeron aún más. No obstante, las anticipaciones de mayores ventas futuras llevaron a las empresas a aumentar el empleo, y la tasa de creación de empleo alcanzó su nivel más rápido desde septiembre de 2022.

A pesar de los pedidos de clientes moderados y otra caída en la compra de insumos, los proveedores aumentaron sus precios a un ritmo más pronunciado. La carga de costes aumentó al ritmo más acelerado en tres meses, ya que los precios de venta también aumentaron a un ritmo acelerado. Los precios más altos de los proveedores se produjeron a pesar de los informes de una mayor estabilidad en las cadenas de suministro y una mejora récord en la encuesta (desde mayo de 2007) en el desempeño de los proveedores.

"La producción manufacturera de EEUU ha recuperado un impulso alentador al comienzo del segundo trimestre, habiéndose estabilizado en marzo después de cuatro meses de caída. Si bien el repunte está en parte relacionado con cadenas de suministro muy mejoradas, lo que ayuda a reducir la acumulación de pedidos, abril también vio un repunte bienvenido en la entrada de nuevos pedidos por primera vez desde septiembre pasado", señalan en S&P Global Market Intelligence.

"Aunque es modesto, el aumento de los nuevos pedidos sugiere una recuperación tentativa de la demanda, en particular de los consumidores, pero también hay señales de que menos clientes están reduciendo deliberadamente sus niveles de inventario. La imagen de demanda alentadora estuvo acompañada por un aumento de la confianza empresarial sobre las perspectivas y un aumento de la contratación. La desventaja fue el resurgimiento de las presiones inflacionarias, con una cartera de pedidos más sólida que alentó a más empresas a trasladar costos más altos a los clientes", añaden.

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