• El Consejo Europeo debe aprobar el 15 de diciembre este acuerdo
  • El Ejecutivo de Theresa May no comparte este optimismo
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Theresa May, primera ministra de Reino Unido

El 'Brexit' lograba este viernes un primer acuerdo. Un progreso que ha permitido a la primera ministra británica, Theresa May, ser optimista con el futuro de estas conversaciones. Pero ahora comienza la segunda fase de este proceso y las batallas internas en el ejecutivo de Reino Unido no dejarán mucho margen de maniobra a May en sus encuentros con la Comisión Europea (CE).

Un 'Brexit blando' provocaría una importante fractura interna en el parlamento británico. Algo que quedó patente cuando hace una semana May tuvo que abandonar la reunión en Bruselas después de que sus aliados en Irlanda del Norte expresaron su temor de proponer un estado especial para la región con el resto del Reino Unido. El Gobierno en minoría de Theresa May y la postura conjunta del bloque de los Veintisiete no pronostican un desencuentro positivo para sus intereses.

Theresa May insistirá este lunes en la Cámara de los Comunes en que "nada está acordado hasta que todo esté acordado" en los términos del Brexit después de que el Gobierno irlandés afirmara que el acuerdo preliminar de la semana pasada es vinculante. La primera ministra indicará el lunes en la Cámara de los Comunes que aunque ella es optimista en que se puede llegar a un acuerdo futuro profundo y especial, el acuerdo de la semana pasada no es definitivo, según señala The Telegraph.

Este viernes 15 de diciembre será decisivo en este proceso. Después de que la Comisión alcanzara este acuerdo, el Consejo Europeo decidirá si se han realizado progresos suficientes, permitiendo a las negociaciones pasar a una segunda fase. La Comisión Europea indicó el pasado viernes que alcanzó acuerdos "en cada una de las tres áreas prioritarias de los derechos de los ciudadanos, el diálogo sobre Irlanda e Irlanda del Norte y el acuerdo financiero". Un acuerdo que dejó satisfechos a ambas partes.

Aunque el optimismo de May parece no haber contagiado al resto de miembros de su equipo negociador. El ministro británico para el Brexit, David Davis, ha aclarado este domingo que el acuerdo alcanzado por la primera ministra, Theresa May, para conseguir pasar a la siguiente fase del Brexit fue una "declaración de intenciones" más que algo "legalmente aplicable" y ha puntualizado que si no hay acuerdo comercial Londres no pagará la 'factura' prevista.

"Nosotros queríamos proteger el proceso de paz" en Irlanda del Norte "y también queríamos proteger a Irlanda del impacto del Brexit", ha explicado Davis en declaraciones a la BBC, aclarando que "esto fue más una declaración de intenciones más que nada, que algo legalmente aplicable".

Asimismo, David Davis ha dejado claro que si Reino Unido no consigue cerrar el acuerdo comercial que busca con la Unión Europea para después de que se produzca su salida, entonces no pagará la 'factura' que se estima ascendería a entre 40.000 y 45.000 millones de euros. "Si no hay acuerdo significa que no pagaremos el dinero", ha señalado Davis, asegurando que esto es algo que está claro en el Gobierno británico.

La frontera entre Úlster e Irlanda sigue siendo un misterio y uno de los temas espinosos de la negociación, Davis ha dicho que incluso si finalmente no hubiera acuerdo, Reino Unido está comprometido con mantener una frontera "sin fricciones e invisible" y encontraría la vía para ello. Dublín ha exigido evitar una frontera dura y el viernes dijo que en el acuerdo había garantías para ello.

Por su parte, el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokinshire, ha indicado que Londres tiene dos propuestas sobre cómo garantizar una frontera blanda con Irlanda tras el Brexit, una nueva asociación aduanera o un "enfoque altamente simplificado" respecto a las aduanas.

Según explicaba Brokinshire a Sky News, su Gobierno ha fijado dos propuestas "en relación a cómo abordaríamos la cuestión de las tarifas, cómo afrontaríamos ese tipo de elementos en relación a las aduanas si hubiera una nueva asociación aduanera donde aplicaríamos de forma efectiva una tarifa similar o la misma que la UE actualmente aplica a los bienes que entran en la UE, o un enfoque altamente simplificado con exenciones efectivas que se aplicaría para los pequeños negocios".

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