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Los continuos y fuertes aumentos de precios y la actual crisis energética pesaron sobre la economía alemana a finales de año. En el último trimestre de 2022, el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 0,4%, después de que la economía de Alemania creciera en los primeros tres trimestres un 0,8%, 0,1% y 0,5%, respectivamente.

Según los datos publicados por Destatis, la oficina de estadística federal, el impulso de la economía alemana se debilitó significativamente hacia finales de año. Además, el PIB cayó el doble de lo previsto inicialmente a finales de enero.

La demanda interna decepcionó, con la caída de la inversión fija y el consumo, mientras que las exportaciones netas contribuyeron positivamente. En concreto, el gasto en consumo privado descendió un 1% en el cuarto trimestre de 2022. "Tras la suspensión de ventajas como el descuento en carburante, los consumidores gastaron menos. Además, se invirtió menos", explican.

Se exportaron un 1% menos de bienes y servicios que en el tercer trimestre. "Además de la tensa situación internacional con cadenas de suministro aún interrumpidas, esto se debió principalmente a los altos precios de la energía, que se reflejaron en un comercio más débil de productos químicos, entre otras cosas", señalan.

Los expertos de Oxford Economics esperan que la economía alemana registre otra contracción en el primer trimestre, "cayendo así en una recesión técnica". "A medida que la demanda sigue disminuyendo y el endurecimiento de la política monetaria aún se filtra en la economía, esperamos que el PIB se recupere solo gradualmente y caiga en 2023 en su totalidad", añaden.

De hecho, el Bundesbank señalaba recientemente que probablemente Alemania entrará en recesión en el primer trimestre de 2023.

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