• En ese momento, el argentino era uno de los mejores jugadores del mundo
  • Cuatro años después, es ayudante del equipo campeón del Mundial de Colombia
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Hay historias en el deporte que emocionan y que sirven como ejemplo e inspiración. Una de ellas es la de Matías Lucuix, quien fuera uno de los mejores jugadores del mundo en fútbol sala, hasta que una lesión truncó su carrera en el Mundial de Tailandia 2012. Cuatro años después vuelve a escena en el cuerpo técnico del equipo campeón del mundo.

Anoche Argentina se impuso 5-4 a Rusia y se alzó con el Mundial de la democratización del fútbol sala, en el que por primera vez ni Brasil ni España eran los campeones y de hecho ni siquiera alcanzaron las semifinales.

Lo de la albiceleste ha sido una sorpresa sólo hasta cierto punto, ya que es un clásico de este deporte a nivel de selecciones, y el único combinado junto a los dos gigantes, España y Brasil, en haber disputado los ocho Mundiales celebrados hasta ahora.

Hace cuatro años Matías Raúl Lucuix (Buenos Aires, 1985) era la referencia de Movistar Inter, el club más laureado de la historia del fútbol sala español, y estaba llamado a ser uno de los líderes de una Argentina que llegaba a Tailandia con buen equipo, aunque con discrepancias internas por la presencia aún de un entrenador de la vieja escuela, Fernando Larrañaga.

En el mejor momento de su carrera y en una acción fortuita de un partido totalmente intrascendente ante Australia (Argentina estaba ya clasificada para octavos), el 8 de noviembre de 2012 Matías resultó gravemente lesionado. No sólo decía adiós al Mundial, sino que entonces se calculaba que estaría entre ocho y diez meses alejado de las pistas.

El jefe del Servicio de Traumatología de la Clínica Cemtro, Pedro Guillén, fue el encargado de la operación que se realizó con urgencia en Madrid. Después de la intervención, aseguró que era una lesión muy rara en este deporte, según declaraciones que recogió Europa Press, y de hecho dicen que es más típica de un accidente de moto. ‘Mati’ sufrió una fractura desplazada de tercio distal de peroné, además de una fractura oblicua con tercer fragmento de tercio medio y distal de tibia, y a su vez una fractura de maléolo tibial interno.

Tras avances y retrocesos en su recuperación, tres años después estaba recuperado de la lesión, pero decidió colgar las zapatillas. Ponía punto y final a una carrera deportiva que se acabó cuando tenía 27 años y apuntaba a ser uno de los grandes nombres propios de la historia de este deporte.

En este periodo, se sacó el carnet de entrenador, y se ha unido al cuerpo técnico de Argentina liderado por Diego Giustozzi. Así, ha sido miembro del equipo que ha marcado un hito al alzarse con el Mundial de Colombia 2016. El deporte ha devuelto a Matías parte de lo que le quitó.

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