El obligado cambio de Robert Moreno por Luis Enrique no alteró a un equipo que tiene menos de un año para asentar y mejorar su juego

MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

La selección española de fútbol cumplió con los pronósticos y certificó este martes sin urgencias, a falta de dos jornadas y con cierta solvencia su billete para jugar la novedosa Eurocopa del año que viene, una cita que centrará seguramente ahora casi toda la atención de Robert Moreno en su objetivo dotar de mayor firmeza a su idea futbolística.

España era la favorita y la rival a batir del Grupo F de la fase de clasificación, y apenas se encontró con problemas ante la falta real de oposición que encontró en Suecia, Rumanía y Noruega, rivales incómodos, pero que no han sido capaces de batirla, aunque a los rumanos aún les queda la visita al Wanda Metropolitano, y que también se dejaron puntos entre ellas.

Pese el amargo sabor de no pasar a una 'Final Four' de la Liga de Naciones que tuvo en su mano, el combinado nacional afrontó esperanzado el camino hacia el torneo continental multisede del próximo verano y con el deseo de dar un paso adelante de lo ofrecido en la nueva competición con Luis Enrique Martínez al mando.

El asturiano, el elegido tras el fiasco del Mundial de Rusia de 2018, había logrado devolver parte de la ilusión con buenas actuaciones ante oponentes de nivel como Inglaterra y Croacia, pero que en este nuevo recorrido iniciado en el pasado mes de marzo, y de mayor importancia, no se han terminado de ratificar, con luces y sombras y mezcla de sensaciones.

El de Gijón sólo se pudo sentar en un partido de esta fase de clasificación, ante Noruega a finales de marzo en Mestalla, y tras tener que dejar la concentración días después cuando preparaba el partido ante Malta, ya no volvió. El fallecimiento de su hija le hizo renunciar a un cargo que fue a parar a su 'mano derecha', un Robert Moreno que ha mantenido la filosofía de su amigo.

Esta situación ha sido la única que ha alterado la tranquilidad en la selección, que comenzó muy firme firmando pleno en sus seis primeros partidos, aunque algunos no exentos de dificultades como los dos ante el combinado noruego, que se atragantó tanto en el debut, superado gracias un penalti de Sergio Ramos (2-1), como en la vuelta en el Ullevaal, donde seguramente España firmó su hasta ahora peor partido, saldado con un empate a un gol.

A la victoria en Mestalla ante Noruega, le siguieron las esperadas y obligadas en La Valeta ante Malta (0-2, con doblete de Morata), y en las Islas Feroe (1-4). Para cerrar la temporada, quedaba recibir al rival teóricamente más directo, una Suecia que también cortocircuitó en muchos momentos el juego español hasta que un penalti pasada la hora de juego le hizo claudicar hasta caer goleada por 3-0, resultado que no escondió las dificultades, sobre todo ofensivas, de los de Robert Moreno.

Tras el verano, la vuelta a la fase de clasificación comenzó con la victoria en Bucarest ante Rumanía por 1-2, más sufrida por la expulsión de Diego Llorente en la segunda mitad, pero que fue seguramente la de más brillo en esta fase de clasificación. La nueva goleada a las Islas Feroe (4-0) dejó el billete medio conseguido de cara a la gira por Escandinavia y certificado en el último suspiro en el Friends Arena con el gol de Rodrigo Moreno.

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