• Los mercados emergentes se ven claramente afectados por la vertiente anti-globalización de Trump
  • Los bonos, bajo el 'Trump tantrum', viven ventas masivas
  • El rojo tiñe las divisas latinoamericanas y las asiáticas
divisas emergentes

Mientras el dólar de EEUU y Wall Street entran en el día tres de la "era Trump" rindiéndose completamente al nuevo presidente de EEUU y poniendo sus esperanzas en los estímulos económicos que prepara el republicano, Latinoamérica y otras potencias emergentes no logran digerir la victoria de Donald Trump. Con México a la cabeza, donde el peso mexicano se está literalmente desangrando, el resto de países de América del Sur no levantan cabeza y el rojo tiñe las bolsas, la renta fija y las divisas.

La secuencia es dura, pero sencilla: el mercado está 'comprando' la idea de que los estímulos de Trump funcionarán y traerán de vuelta la inflación, un escenario que está impulsando la rentabilidad de los bonos estadounidenses y el tipo de cambio del dólar, con lo que se reúnen los ingredientes para que el dinero salga de los mercados emergentes y regrese a la 'tierra prometida' de EEUU.

Esta secuencia se está reflejando en las divisas y en las bolsas emergentes. En cuanto a las divisas, el peso mexicano se encamina de nuevo hacia el mínimo histórico alcanzado tras conocerse la victoria de Donald Trump -cuando se desplomó un 13%-, operando en las inmediaciones de los 20,70 pesos por cada dólar, mientras que el peso argentino llegó a depreciarse un 10%, para volver después a los niveles que mostraba antes de conocerse el resultado electoral. El real brasileño ha tardado un poco más en reaccionar, pero en la sesión del jueves, el dólar se ha apreciado casi un 6% contra el real, la mayor subida en un día de los últimos cinco años y ha alcanzado niveles no vistos desde el pasado mes de junio, por encima de los 3,39 reales. El peso colombiano también acumula pérdidas de un 5,22% contra la divisa estadounidense.

Los mercados emergentes se ven claramente afectados por la vertiente anti-globalización de la victoria de Donald Trump

La historia se repite en el resto de instrumentos financieros de las potencias emergentes, ya que los operadores buscan huir de los activos considerados de riesgo. “Los mercados emergentes se ven claramente afectados por la vertiente anti-globalización de la victoria de Donald Trump”, explican analistas de Deutsche Bank. El índice bursátil mexicano IPC acumula un descenso próximo al 7% en las dos últimas sesiones; el Bovespa brasileño ha corregido un 5% en las tres últimas jornadas; y el indonesio Jakarta Stock Composite Index ha bajado un 4% este viernes.

LOS BONOS, BAJO EL 'TRUMP TANTRUM'

El mercado de bonos no escapa al influjo negativo de las palabras que más se repiten en los mercados, ‘Trumpflation’ -que hace referencia al impacto en los precios al consumo de las políticas económicas del flamante presidente- y ‘Trump tantrum’ -traslación del famoso taper tantrum-, para explicar las agresivas ventas en el mercado de la renta fija. Por nombrar sólo algunos, Deutsche Bank destaca que el rendimiento del bono mexicano a 10 años acumula ya una escalada de 77,8 puntos básicos, el de Argentina de 62,3 puntos básicos, el de Colombia de 61,3 puntos básicos y el de Brasil de 71,7 puntos básicos. El cambio que se espera en la política monetaria EEUU también creará problemas en los tenedores de bonos de las potencias emergentes, con deudas en base al dólar, subrayan estos analistas.

Los efectos del cambio de administración en la Casa Blanca persistirán en el corto plazo, señalan expertos de Pantheon Macroeconomics: “Estos mercados se mantendrán bajo presión por la incertidumbre que provoca la nueva política exterior que quiere impulsar Donald Trump”. Y se notarán más en “los países que mantienen unos vínculos más profundos con EEUU porque son los más vulnerables”. Colombia, por ejemplo, destina un 40% de sus exportaciones a su socio del norte, aunque en su mayor parte se trata de materias primas, con lo que el daño debería ser manejable, indican estos analistas.

En Pantheon Macroecomics, sin embargo, arrojan una luz de esperanza en el futuro y prevén que estas economías se recuperen en el medio plazo, ya que "la nueva administración de EEUU quiere invertir en infraestructuras y su comercio exterior con la primera potencia mundial se basa también en las materias primas”, puntualizan.

LA SOMBRA DE TRUMP SE ALARGA EN OTROS PAÍSES

Pero no acaba aquí el drama que recorre las potencias emergentes del planeta. Aunque entre los países asiáticos es el yen quien lidera las pérdidas de las principales divisas, otras monedas como la rupia indonesia están teniendo su “dosis de Trump”. La moneda ha caído a un mínimo de cinco meses, provocando una rápida reacción del banco central del país para apuntalar la moneda y el mercado de bonos. La divisa se ha desplomado hasta el precio de 13,288 rupias por cada dólar, su mínimo desde el pasado 19 de mayo, depreciándose un 1,1%, que no es nada comparado con el 3% que había cedido contra el dólar inmediatamente después de las elecciones.

Se mire donde se mire, las caídas de las monedas locales contra el dólar se repiten

El cambio de era en la Casa Blanca abre la especulación de que la Reserva Federal (Fed) empiece a normalizar su política monetaria a un ritmo más rápido de lo que se preveía, con lo que se añade presión a estos países. Así que, se mire donde se mire, las caídas de las monedas locales contra el dólar se repiten: por ejemplo, el ringgit malasio ha bajado hasta mínimos de enero y la rupia india ha cedido sus ganancias de los últimos dos meses.

En otros lugares del mundo, el won de Corea del Sur, el rand sudafricano o el zloty polaco han caído más de un 1%, mientras las pérdidas son algo menos pronunciadas -aunque no por ello menos importantes, dado el escaso volumen habitual en estos cruces- en el dólar de Taiwan, que se deja un 0,7% o el peso filipino, que pierde un 0,6%. Según Bloomberg.

Así, mientras Wall Street y el dólar parecen haberse enamorado de Donald Trump, las potencias emergentes viven una pesadilla de la que no lograr despertar. Al menos mientras no se aclare la incertidumbre.

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