• Advierte del riesgo que supone el mapa geopolítico y el retorno de la inflación para la deuda
  • Como gestor de un fondo de renta fija, apuesta por bonos periféricos y mejora su postura respecto a los de EEUU
Melman Benjamin Edmond Rothschild

El año 2016 termina como empezó. Cargado de incertidumbre política y económica que se traslada al mercado -futuro de Italia, como antes China, Brexit o Trump-. Las gestoras ya mueven ficha para rebalancear las carteras de sus fondos. En Edmond de Rothschild AM, explica Benjamin Melman, director de asignación de activos y de deuda soberana, la apuesta pasa por favorecer los mercados de renta variable frente a los de renta fija.

No obstante, “hemos adoptado un enfoque global prudente dado que hay varias fuentes de riesgo inminentes y parecen estar subestimadas por los mercados”, advierte Melman en una entrevista con Bolsamanía. “Desde la elección de Donald Trump, los mercados han integrado ampliamente y asumido un reajuste comercial, con un rebote en los mercados de renta variable y de bonos impulsado por los tipos de interés de Estados Unidos, una fuerte rotación sectorial que favorece a los sectores cíclicos y financieros, así como una apreciación del dólar”, añade el experto, que cita lo que a su juicio son elevados riesgos para 2017: ejecución del Brexit, varias elecciones en Europa (Alemania, Francia o Países Bajos), capacidad de los bancos centrales para contener los tipos de interés, y riesgos macroeconómicos por las disparidades económicas en la Eurozona y el crecimiento “frágil” de China.

Hemos adoptado un enfoque global prudente dado que hay varias fuentes de riesgo inminentes y parecen estar subestimadas por los mercados

El ejecutivo de la gestora francesa, que tiene 53.000 millones de euros bajo gestión y 43 fondos registrados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), advierte de las preocupaciones renovadas por el proteccionismo que ha defendido Donald Trump en la campaña para llegar a la Casa Blanca. Asimismo, considera que ha habido una “ola de populismo” en Europa manifestada con el Brexit que eleva las probabilidades de que “se comprometa la unidad de la Unión Europea. La agenda electoral europea es especialmente intensa para los próximos meses”. Pese a esto, prima la bolsa del Viejo Continente frente a Wall Street: “Actualmente favorecemos la renta variable de la Eurozona. El impacto de un crecimiento positivo del PIB nominal debería traducirse en beneficios empresariales, con margen para una mejora de la rentabilidad por la valoración relativa atractiva frente a Estados Unidos”.

Por sectores, “favorecemos los de infraestructuras, sanitario, cíclicos y las compañías financieras en Estados Unidos, que se verán beneficiadas de una curva más pronunciada y unos tipos de interés más elevados”, prosigue el experto.

MENOR PESO PARA LAS ACCIONES

Aun así, Melman defiende que “tiene sentido” reducir la sobreponderación en renta variable por dos razones. La primera, “la velocidad y fortaleza de los movimientos en los mercados de bonos, que podrían en última instancia hacer caer a otras clases de activos a medida que desciende su precio, como hemos visto en algunos precedentes históricos”. La segunda también está relacionada: “Se ha vislumbrado un ligero contagio de los diferenciales de deuda pública europea a la renta variable, con lo que no puede seguir descartándose que pueda haber un movimiento similar tan pronto como el ajuste comercial -fruto de la Administración Trump- llegue a su fin”.

“Los últimos movimientos del mercado se han basado principalmente en un escenario más reflacionario tras la elección de Trump, un movimiento mucho más en línea con nuestra asignación de activos”, resume el responsable de asignación de activos de Edmond de Rothschild. Sin embargo, “es difícil predecir qué política se aplicará a partir del próximo año, y esta incertidumbre requiere una prima”. Tras un movimiento así en los mercados, “los riesgos parecen más simétricos y las futuras fuentes de riesgo exigen algo más de cautela, mientras se mantiene una asignación procíclica”.

El aumento de las expectativas de inflación, con máximos de 12 años según la encuesta a gestores que realiza Bank of America, ha provocado que la rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años pase en apenas medio año desde el 1,6% hasta el 2,2%. “Si vemos una mayor presión alcista sobre estas proyecciones, pensamos que la parte larga de la curva es especialmente arriesgada”, añade. Es decir, prefiere duraciones cortas.

GESTIÓN ACTIVA EN RENTA FIJA

Vemos potencial para que se estrechen los diferenciales en la deuda europea, sobre todo en Grecia y Portugal

Benjamin Melman, además de responsable de la asignación de activos, gestiona el fondo de renta fija EdR Fund Bond Allocation, con 700 millones de euros de patrimonio, que se basa en una gestión activa a lo largo de los diferentes tipos de instrumentos y características del mercado de deuda. El producto genera una rentabilidad del 6% este año y, como en 2015, supera tanto al promedio de sus competidores como al índice de referencia (compuesto en un 50% por el Barclays Capital Euro Aggregate Corporate Total Return Index y en otro 50% por el Barclays Capital Euro Aggregate Treasury Total Return Index).

El resultado, arguye el gestor, se debe a la flexibilidad para haberse movido en los últimos años entre los bonos ligados a la inflación, en bonos periféricos durante los últimos años, emergentes, y de alto rendimiento o high yield; así como una gestión activa de la duración. “La combinación de estos factores ha permitido a la cartera aprovechar el rally en los mercados de renta fija que se observó por ejemplo en 2014, pero también en los momentos especialmente complicados como en 2013 o 2015 con el fondo ofreciendo retornos absolutos mientras muchos competidores sufrían. Este año tampoco es una excepción”, defiende Melman.

El vehículo tiene más de 400 posiciones diferentes, aunque centrado siempre en “mercados líquidos”. El proceso de inversión, argumenta el ejecutivo de la gestora gala, se basa en tres puntos. El primero es la asignación activa a través de los segmentos de renta fija, desde deuda pública, hasta bonos subordinados, ligados a la inflación o convertibles. La segunda clave es la duración, que “va desde -2 hasta +8, lo que permite retornos positivos incluso en mercados de renta fija complicados”. El tercer paso es “la selección activa de bonos, por emisores y emisiones que muestran el mejor perfil de riesgo y retorno independientemente de los índices de referencia”.

El experto prevé que la Reserva Federal (Fed) suba tipos en diciembre y vuelva a hacerlo en otras dos ocasiones durante 2017. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) “continuará con su postura acomodaticia”. Antes de que el banco central norteamericano 'apriete el gatillo', modifica su postura con la deuda soberana. “Tenemos una posición neutral desde negativa con la deuda estadounidense tras los grandes movimientos y volatilidad de las últimas semanas”, explica, mientras que con los emergentes ha empeorado desde “positiva” hasta “neutral”. En Europa, apuesta por los países periféricos: “Vemos potencial para que se estrechen los diferenciales, sobre todo en Grecia y Portugal”, concluye.

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