• Las importaciones crecieron a un ritmo superior, con lo que la demanda exterior aportó 0,7 puntos al crecimiento
  • El crecimiento de ambas variables duplica al del PIB, que se expandió un 3,1% interanual y un 0,9% respecto a los tres primeros meses del año
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La recuperación de la economía española sigue teniendo al sector exportador como una de sus principales palancas. De hecho, la demanda exterior aportó 0,7 puntos porcentuales al crecimiento interanual del PIB en el segundo trimestre, que se situó en el 3,1%.

Esto se produce gracias a un nuevo tirón de las exportaciones españoles, que marca nuevos hitos. Si el martes el Ministerio de Economía informó de un incremento del 10% en el primer semestre de las ventas al exterior de bienes producidos en España hasta máximos históricos, este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE) corrobora que también hay récord en el saldo conjunto entre bienes y servicios.

Es decir, las exportaciones españolas aumentaron un 6,45% entre abril y junio respecto al mismo periodo del año anterior, hasta situarse en los 101.112 millones de euros. Es la primera vez en la historia que las ventas y prestaciones de servicios al exterior sobrepasan los 100.000 millones de euros en un trimestre, según las estadísticas históricas de contabilidad nacional.

De hecho, estos mismos datos reflejan que mientras que el PIB se ha situado este año por primera vez en los máximos precrisis que alcanzó en 2008, las cifras que maneja el sector exportador son un 36% superiores, si se comparan los números publicados este jueves por el INE con los del mismo trimestre de nueve años antes. Por su parte, las importaciones se elevan un escueto 1,2% en el mismo periodo.

Así, aunque el crecimiento del 0,9% trimestral y del 3,1% interanual viene marcado por empuje del consumo interno, la demanda exterior ha vuelto a tener protagonismo. En concreto, su aportación a la expansión del PIB en términos anuales es de 0,7 puntos porcentuales, frente al 2,4% de la demanda nacional.

Durante el segundo trimestre, las exportaciones de bienes se situaron en 70.036 millones de euros, un 5% más que en el segundo trimestre de 2016. Mientras que las exportaciones de servicios se incrementaron un 9,5% hasta los 31.076 millones de euros. En el acumulado del año, las exportaciones de bienes alcanzan los 139.047 millones de euros y las de servicios los 54.918 millones de euros.

VIENTOS DE COLA

Aunque aún no hay consenso entre los expertos sobre si esto obedece a razones estructurales, por un cambio de modelo de la economía española, o a razones coyunturales, tras una dolorosa y prolongada devaluación interna -menos costes salariales-, lo cierto es que ha aliviado un mal endémico de la economía española: el déficit por cuenta corriente. Durante los primeros cinco meses del año, la balanza por cuenta corriente obtuvo un superávit de 2.200 millones de euros. El dato se redujo un 46,3% respecto al mismo periodo del año anterior, pero sigue siendo un cambio drástico respecto a la época de la burbuja inmobiliaria.

Aun así, España necesitaría varios años de superávit para reducir su vulnerabilidad, medida como la posición financiera internacional neta (PIIN) -una forma de medir la deuda externa-, que se situó en el 86,5% del PIB en el primer trimestre, lejos del 35% que aconseja la Unión Europea. Además, la ratio empeoró levemente con el continuo crecimiento de la deuda pública.

Los economistas hacen referencia con el concepto de vientos de cola a hechos ajenos a la propia economía de un país que benefician a ésta. Para España, la caída de los precios del petróleo y la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) han sido vientos de cola que, por una parte, han abaratado su factura energética y, por otro, han aliviado el coste de su financiación pese a los elevados niveles de deuda pública y privada.

De hecho, España es el país que más se beneficia de los tipos bajos del BCE, según cálculos de la propia institución que preside Mario Draghi entre las grandes economías de la Eurozona. El impacto positivo estimado está cerca del 2% del PIB entre 2008 y 2016. Esto es, no muy lejos de los 22.000 millones de euros. No obstante, por pecados internos como el desempleo o el apalancamiento, está entre los países en los que menos impacto ha tenido el programa de compra de bonos.

En cualquier caso, el abaratamiento del petróleo ha reducido el coste de las importaciones. Mientras que las políticas de Draghi han favorecido una debilidad del euro que ha impulsado las exportaciones, unido a la devaluación interna en los años de mayor ajuste en el mercado laboral. Pero la recuperación y el fortalecimiento del euro este año, que alcanza los 1,18 dólares, amenaza con poner fin a este viento de cola. En este sentido, BBVA Research pronostica una moderación del crecimiento en el tercer trimestre hasta el 0,8% o 0,7%, con un frenazo del sector exterior, que pasaría de aportar 7 décimas a la expansión interanual a una suma de únicamente 0,2 puntos porcentuales.

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