• El sector espera recuperar el diálogo con el nuevo ministro Álvaro Nadal...
  • ... Pero avisa de que será complicado cumplir los objetivos de 2020
parque eolico

Año 2013: 175 megavatios (MW) de potencia eólica instalada en España. Año 2014: 27,5 MW. Año 2015: 0 MW, y lo mismo, otro cero, arrojará 2016. Cuatro años en los que España ha pasado de marcar las cifras de crecimiento de la energía obtenida a partir del viento a escala global a vivir una parálisis que no sólo amenaza con descolgar a España de una industria clave para el futuro, sino que dificulta de manera importante cumplir los objetivos de la Comisión Europea en materia de renovables y el Acuerdo de París sobre el cambio climático para 2020.

El páramo renovable de los últimos cuatro años se debe en gran medida a la falta de subastas aprobadas por el Gobierno. Pero, sobre todo, por el fuerte recorte de los incentivos a las energías 'verdes' desde la reforma eléctrica de julio de 2013 con el objetivo de reducir el déficit de tarifa que arrastraba el sector eléctrico español desde el año 2000.

Este fin, que perseguía rebajar la deuda de 30.000 millones de euros generado por la diferencia entre los ingresos que las compañías eléctricas perciben por la factura de los usuarios y los costes que genera el servicio, terminó en pleitos de las renovables al Ejecutivo y, por consiguiente, en la ruptura del diálogo entre el exministro de Energía José Manuel Soria y el sector.

Ahora, con el nuevo Gobierno, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) busca restablecer las relaciones con el recién nombrado titular de la cartera energética, Álvaro Nadal. Eso sí, los recelos persisten en el sector, porque da la casualidad que el nuevo ministro es el hermano gemelo del principal impulsor de la ley de 2013, el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, del que las renovables no guardan precisamente muy buen recuerdo.

El sector avisa que el freno a la energía eólica complica mantener las cifras de negocio y los puestos de trabajo durante años

El sector reivindica que el parón en la instalación de parques eólicos es insostenible en el tiempo para mantener las cifras de negocio que mueve en la actualidad en el mercado español: 22.500 trabajadores y exportaciones por valor de 2.925 millones de euros anuales. Las empresas nacionales que se dedican a la fabricación y montaje de las turbinas eólicas pueden presumir de vender prácticamente todo en el exterior desde que empezó el parón instalador en España y, además, de cubrir todo el proceso de producción, desde el tornillo más pequeño hasta las palas que se pueden ver por muchas carreteras.

Lo cierto es que el sector eólico nacional ha pasado este mismo año de ser la cuarta potencia mundial con 23.020 MW en capacidad instalada, por detrás de China, Estados Unidos y Alemania, al quinto lugar tras la apuesta de India por la energía eólica. “Es obvio que los países de nuestro entorno y las economías emergentes están apostando por las renovables. En el caso indio se debe fundamentalmente por la capacidad geográfica que tienen, además de problemas estructurales en el suministro eléctrico que les ha hecho confiar mucho en este tipo de energía”, explica Sonia Franco, directora de comunicación de la patronal eólica AEE.

Desde la AEE apuntan que el nuevo Gobierno, además de restablecer las relaciones con las empresas que se dedican a las energías renovables, debería modificar la ley de 2013 y acometer las inversiones necesarias para cumplir los compromisos internacionales que tiene España con la Comisión Europea y la ONU de llegar al 20% del consumo energético que hacen los hogares y las empresas provengan de fuentes renovables.

Para llegar a los 29.479 megavatios de capacidad instalada que refleja el plan del Ministerio de Energía para 2020 hace falta todavía 6.459 megavatios eólicos

Ahora mismo, el aporte final al consumo que hacen las renovables llega 15,4%, según el Instituto de Estudios Económicos. Para cubrir el 20% del uso energética que se hace en España, el Ministerio de Energía deberá persistir en las subastas para construir nuevos parques eólicos o eso, al menos, la estrategia aprobada el pasado año en el Plan de desarrollo de la red de transporte de electricidad 2015-2020 que contempla que en 2020 haya 29.479 megavatios instalados de energía producida por el viento en nuestro país. Es decir, en menos de cuatro años se debería aumentar la potencia eólica en España en 6.459 megavatios, algo que parece complicado que se pueda llegar a producir al menos que no cambie el rumbo en el Departamento que ahora dirige Nadal.

La última subasta adjudicada fue en enero y la cantidad queda lejos del camino marcado para 2020: 500 MW eólicos y 200 MW de biomasa. Las cifras contrastan con el crecimiento que están llevando algunas potencias como China que levantó 10.000 MW en el primer trimestre de 2016, 2.400 MW instaló India, mientras que Brasil llegó a los 1.100MW, según los datos de la Asociación Mundial de la Energía Eólica.

Más allá de las grandes naciones con mucha extensión geográfica y con climas muy diferentes entre regiones, países del entorno de España como Alemania o Francia han hecho también grandes apuestas por este tipo de fuente energética. El país germano llegó a los 2.400 MW, mientras que Francia construyó parques de 568 MW de capacidad. España todavía se sitúa entre los grandes países en este sector, pero deberá seguir apostando por el viento para no perder el tren.

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