• Descarta que el bitcoin desplace a las divisas tradicionales por la importancia de las políticas monetarias
  • Algunos estudios muestran que la disrupción tecnológica pone en peligro hasta la mitad de los empleos en España
ignacio de la torre arcano
Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano

El bitcoin es una de las derivadas de la revolución tecnológica de los últimos años. Pero uno de los ejemplos que no se convertirá en una disrupción que desplace a las monedas tradicionales, según las proyecciones de Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano.

El experto ha elaborado junto con Leopoldo Torralba el informe ‘La disrupción tecnológica ya está aquí’, en el que analiza los desafíos para el mercado laboral, ante los puestos de trabajo que se destruirán por la automatización de muchas tareas. De hecho, una de las claves para el futuro será la tecnología ‘blockchain’, basada en “un registro de la propiedad descentralizado, trazable y con capacidad de desintermediación”, indica De la Torre.

El bitcoin es la moneda digital más popular surgida a partir de esta tecnología. Y su cotización se ha convertido en un sinónimo de volatilidad. Se mueve en 4.300 dólares. Sin embargo, De la Torre es claro al respecto: “Su naturaleza es finita -a diferencia de las divisas tradicionales-, hasta 21 millones. Si se aplica la lógica de valoraciones según su poder de compra, debería valer un 80% menos por valoración”, arguye. De hecho, ve "características" similares con la burbuja de los tulipanes del siglo XVII.

En este sentido, descarta que durante las próximas décadas el bitcoin desplace a las divisas tradicionales: “Si los bancos centrales no pueden cambiar la masa monetaria, habrá problemas económicos gravísimos”, defiende. Es decir, el monopolio de la emisión de monedas seguirá en las autoridades monetarias. Además, recuerda el problema del anonimato del bitcoin ante la lucha contra la evasión de capitales y lavado de dinero.

Precisamente, la revolución tecnológica es un desafío para los bancos centrales. Básicamente, porque han roto la curva de Phillips. Es decir, la relación entre empleo e inflación. Según este indicador económico, cuando la tasa de paro baja suben los precios. La razón es simple: hay más consumo y más presiones salariales.

Los empleadores han aumentado su poder de negociación respecto al trabajador. Antes amenazaban con irse a Asia, pero allí los costes laborales han ido creciendo. Ahora, la amenaza es que la tarea la haga un robot

El propio Banco Central Europeo (BCE) ha insistido en esta idea para justificar los niveles de inflación inferiores a su objetivo, que es llevar el indicador a medio plazo cerca, pero por debajo, del 2%, pese a la recuperación de la actividad económica. “Los empleadores han aumentado su poder de negociación respecto al trabajador. Antes amenazaban con irse a Asia, pero allí los costes laborales han ido creciendo. Ahora, la amenaza es que la tarea la haga un robot”, resume el economista jefe de Arcano. Esto se une al hecho de que todavía hay un porcentaje elevado de los trabajadores con contrato parcial o en un empleo que no les gusta, razón que lleva a Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed), a tener siempre presente el indicador laboral U6, que incluye estos datos.

Así, las irrupciones tecnológicas condenan al estancamiento a los salarios. Por ello, cree que los bancos centrales deben replantearse su forma de trabajar. “Si siguen imprimiendo dinero, van a fomentar burbujas. La Fed ya se ha puesto a subir tipos y ahora reducirá el balance, porque está más preocupada por la inflación de activos que del IPC, algo que le acabará pasando al BCE”, arguye.

CASI LA MITAD DE EMPLEOS AMENAZADOS

Las nuevas tecnologías no son únicamente una amenaza para el mercado laboral en cuanto a sus salarios, sino también sobre los puestos de trabajo. No en vano, entre el 47% y el 49% de los empleos en España están amenazados por la automatización, según un estudio de McKinsey. En las economías desarrolladas el porcentaje se sitúa por debajo del 49%, pero hay países como Rusia, Arabia Saudí o Brasil que superan el 51%. Lo último se debe a que muchos de los avances van en línea con la eficiencia energética, lo que disminuirá el consumo del petróleo. “Lo que vemos es que dentro de una economía, va a sufrir la gente más desprotegida. Y a escala global, los países menos ricos. Aumenta la desigualdad”, explica.

No obstante, el porcentaje de empleos destruidos durante las próximas tres décadas será del 10%, según cálculos de la OCDE con los que coinciden en Arcano. Aunque hay otras investigaciones que disparan esta ratio incluso hasta el 49%, como los de la Universidad de Oxford. De hecho, De la Torre recuerda que el 60% de las ocupaciones cuentan con más de un 30% de tareas con capacidad de automatizarse. Mientras que, en general, el 70% de las tareas son automatizables.

Hace siglo y medio, más del 60% de la población estadounidense empleada trabajaba en la agricultura, un porcentaje que ahora es del 2%. Tras la irrupción del tractor, se destruyeron millones de empleos. Aunque De la Torre cree que en el futuro también se generarán nuevos puestos de trabajo que compensen, al menos en parte, los que se distribuyan. Pero advierte de un problema de velocidad que describe como el “desempleo tecnológico, ya que tardarán más en crearse los nuevos empleos que los que se destruyan”.

Algo similar ocurre con la productividad, otro factor que trae de cabeza al BCE por su lento incremento en los últimos años. La automatización aumentará la productividad, según vaticina De la Torre. El Producto Interior Bruto (PIB) es el número de horas trabajadas por la productividad de las mismas. Por eso en España es de 1.700, frente a las 1.300 de Alemania. Sin embargo, por ahora no es así, con crecimientos inferiores al 1% anual. Esto se debe a que, por ahora, muchas innovaciones están ligadas únicamente con el ocio. De esta forma, cita al ciclo de expectación (‘hyde cycle’) de Gartner: son los ciclos de lanzamiento, pico de expectativas sobredimensionadas, abismo de desilusión, rampa de consolidación y meseta de productividad. La mayoría de avances aún no ha llegado a la última etapa, pese a que hay hechos como que Uber tiene un valor -según las últimas rondas de financiación- mayor que todas las empresas de alquiler de coches del mundo o que siete de las diez compañías cotizadas más grandes del mundo son tecnológicas.

Amazon ha provocado que en 2017 se espere la cifra más elevada de cierres de puntos de venta minorista pese al crecimiento del consumo

En cualquier caso, hay cambios que ya son una realidad. Por ejemplo, Amazon, que ha provocado que en 2017 se espere -según un estudio de Kleiner Perkins- la cifra más elevada de cierres de puntos de venta minorista pese al crecimiento del consumo. La tendencia provocará la desaparición de algunos empleos y la disminución de la demanda de otras profesiones. Por ejemplo, el blockchain permite conocer los dueños pasados de un activo, lo que ha permitido reducir el comercio de diamantes ‘manchados’ de sangre hasta el 3% del total. Las impresoras de 3D y 4D permitirán incluso imprimir órganos en el futuro, siendo uno de los muchos ejemplos en los que la revolución tecnológica incidirá en una mayor prevención de riesgos de salud y longevidad. Pero ya actualmente son capaces de producir un 5% de las 6.000 piezas de un avión, porcentaje que la industria aspira a elevar hasta el 50%. Esto redundará en aviones más ligeros y baratos y, con ello, que consumirán menos.

Otra realidad es la de contratos inteligentes, que golpeará al sector de abogados y jueces. Se trata de un contrato asociado a un producto que dejará de funcionar (por ejemplo, un coche), cuando se incumpla un pago. También se trabaja en resolver problemas con las patentes o buscar documentación para un caso.

Sin embargo, en general la mayoría de empleos afectados en el futuro serán los no cualificados. El porcentaje de puestos de trabajo se dispara desde niveles cercanos al 0% entre los licenciados hasta más del 50% entre trabajadores sin ningún tipo de formación. “Quizás los sindicatos están ante una posición de ser muy relevantes en el siglo XXI si asumen un papel de ayudar a los trabajadores a reciclarse, lo que contribuirá a mejores empleos y más remunerados”, sostiene De la Torre. “Desde que un niño empieza el colegio hasta que acaba la universidad, dos de cada tres empleos han cambiado”, agrega.

Una renta básica es difícil de financiar, pero es necesario algún tipo de solidaridad para ayudar a los que más van a sufrir

Así, el experto cree que junto a la revolución tecnológica debería haber una revolución educativa. Y, sobre todo, un cambio en los programas educativos, con una mayor importancia en la programación: “Los robots no saben programar, y deberá haber trabajadores que creen, programen y dirijan a los robots”.

La peor parte se la llevarán por lo tanto puestos de trabajo en el sector servicios. Como ejemplos, pone el golpe de Amazon sobre los comercios, o el hecho de que se necesiten menos camareros porque en las mesas de los restaurantes o bares haya un aparato para elegir lo que se va a pedir (algo que ya hay en algunas cadenas). También los camiones autónomos sobre los que ya hay ejemplos en algunos sitios, como en minas de Ríotinto o en Nevada. “Hay tres millones de camioneros en Estados Unidos, y son los trabajadores no universitarios mejor pagados. Si se destruyen sus empleos, habrá mucha gente cabreada y será un germen de populismos”, argumenta.

Por ello, tanto por cuestiones políticas como por solidaridad, llama la atención a la necesidad de acompañar la disrupción tecnológica con ayudas económicas que pueden surgir de los dividendos que se va a encontrar el Estado de menores necesidades de gasto público. “Una renta básica es difícil de financiar, pero es necesario algún tipo de solidaridad para ayudar a los que más van a sufrir”, concluye.

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