El Arzobispado de Zaragoza ha emitido un comunicado explicando cada uno de los puntos tratados en las informaciones sobre la salida sorpresiva del Monseñor Ureña por lo que ha sido calificado como un escandaloso pago a un diácono. Según el comunicado, el Arzobispado confirma que ha iniciado una investigación para esclarecer el supuesto caso de acoso y determinar las responsabilidades correspondientes.

En el comunicado que recoge El Confidencial, remitida por la Archidiócesis, afirman que ante la difusión de informaciones relativas a una supuesta relación de acoso entre el párroco de Épila, don Miguel Ángel Barco López (sacerdote incardinado en la diócesis de Alcalá), y el diácono don Daniel Peruga Martí, el arzobispado de Zaragoza ha iniciado las investigaciones necesarias para el esclarecimiento de estos supuestos hechos y de la determinación de las responsabilidades a las que hubiera lugar.

También afirman que con fecha 12 de noviembre de 2014 el papa Francisco aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Zaragoza, presentada por monseñor Manuel Ureña Pastor por motivos de salud, según manifestó el propio don Manuel en la rueda de prensa celebrada ese mismo día.

Y además, confirman y afirman que pueden justificar el pago extraordinario de la cantidad de 60.000 euros netos al diácono don Daniel Peruga Martí, a través de la nómina del mes de noviembre. Al mismo tiempo que aseguran que este es el único pago realizado con fondos del Arzobispado.

TODO LO QUE OCURRIÓ

Hay que destacar que el pasado día 12, Manuel Ureña hizo pública de forma sorpresiva su renuncia como arzobispo de Zaragoza, función que desempeñaba desde el año 2005. En ese momento alegó motivos de salud, pero después se supo que, en realidad, fue un cese fulminante ordenado desde el Vaticano.

La sospechosa indemnización desencadenó la contundente reacción del Vaticano que pidió su cese.

Los detalles fueron abordados el martes en privado por el Consejo de Consultores, según revelaba el diario regional Heraldo de Aragón, que detalla la sospechosa indemnización que desencadenó la contundente reacción del Vaticano que pidió su cese.

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Según las informaciones que recogía el martes ABC, Ureña decidió personalmente pagar más de 100.000 euros a un joven diácono que ejercía en la localidad zaragozana de Épila y que el propio arzobispo había determinado que no iba a ser ordenado sacerdote. Un pago que ha generado una serie de rumores y especulaciones, ya que ni el importe ni la forma son regulares en este tipo de casos.

En todo caso, según recogen distintos medios locales, la indemnización millonaria estaría relacionada, al parecer, porque el diácono había denunciado un presunto acoso por parte de un párroco aragonés.

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