• “La odio, no puedo soportarla”
  • El famoso periodista comenta el libro de Ana Romero, Final de Partida
juan carlos rey

Pedro J Ramírez ha publicado este sábado un artículo de nombre 'Farsa y licencia del Monarca castizo' en el blog de El Español. El periodista ha asegurado en él, que el actual rey emérito , Juan Carlos I, está visto como en sus páginas como una persona egoísta, capaz de menospreciar o denigrar a la reina Sofía ante un ministro bajo las palabras "la odio, no puedo soportarla".

Pedro J. Ramíerez comenta en el Blog de El Español el libro de Ana Romero, 'Final de la Partida' y señala que "si hubiera que añadir una cita más al abanico de referencias literarias desplegado por Ana Romero en su meticulosa y estremecedora reconstrucción del deprimente final del reinado de Juan Carlos I, desde Shakespeare a Fitzgerald, pasando por Samuel Beckett -que aporta el título del libro: Final de Partida-, yo me permitiría alterar tres palabras en los famosos versos de Valle Inclán sobre la corte isabelina, para cambiarles el género: “Apaga de repente sus luces el guiñol/ y en el reino de Babia del Monarca Castizo/ rueda por los tejados la pelota del sol", dice Pedro J.

El periodista continúa hablando de la situación que tuvo el rey a raíz del incidente de Botswana. "Muy pasado de copas, con la cadera rota y con la familia paralela (refiriéndose a Corina, Philip y Alexander) que compartía su vida privada a espaldas de los españoles, instalada en la tienda de al lado", asegura.

Al hablar de su cadera, el periodista reconoce que entonces, lo único que pensó es que se solucionaría con la prótesis de titanio del doctor Villamor, sobre lo que escribe: "Las magnéticas 340 páginas de Final de Partida prueban que me equivoqué".

Según el autor del artículo, las páginas de Romero, que hablan sobre el final del reinado de Juan Carlos I, dan una imagen al monarca emérito de "frivolo y egoísta hasta la necedad, que trata despóticamente a los funcionarios de la Zarzuela, supedita su papel institucional a sus apetencias y fracasa al intentar reconquistar el apoyo de sus súbditos", considera.

El periodista hace alusión al papel que juega en el libro el Jefe de la Casa Real, el jugador de balonmano (Urdangarín) e incluso la "diabólica" Corinna.

Sobre esta última, Pedro J. dice que Ana Romero la identifica como 'CSW' y que aparece como parte central del libro. "Es cierto que, como sugiere la autora, CSW tiene un aire picante y acuoso a lo Lauren Hutton, pero a mí me recuerda más a la inteligente y seductora Madame du Cayla, última favorita de un Rey de Francia. Fue después de compartir mesa y mantel con ella, cuando expliqué que entendía perfectamente que Juan Carlos, aburrido como un hongo en la soledad de su palacio -incapaz, a diferencia de Luis XVIII, de encontrar solaz alguno en la lectura- prefiriera pasar las tardes con una tipa divertida, culta y ocurrente que con generales descascarillados o dirigentes del Ibex con problemas de dicción", escribe Pedro J.

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"Si Juan Carlos era capaz de denigrar a la reina Sofía ante un ministro: “La odio, no puedo soportarla”, si de ninguna manera quería viajar con ella aun a costa de crear problemas en las relaciones diplomáticas, si buscaba en cambio cualquier oportunidad para meter a CSW [Corina] en el avión, si la tuvo durante tanto tiempo clandestinamente instalada en la Angorilla, si “la familia también hacía tiempo que había desaparecido, si es que alguna vez la tuvo”, si la rubia alemana era “la única que le daba vidilla”, ¿por qué no se divorció y se casó con ella, como habría hecho cualquier don Juan otoñal de provincias?" escribe el periodista. A esta pregunta, comenta que la respuesta de Ana Romero es que la monarquí que tenemos actualmente en nuestro país es "una institución democrática que se sustenta en la familia".

"Hay quien sostiene que tras la publicación de este elocuente libro que marca una rotunda raya en la arena -ya nadie podrá alegar desconocimiento-, yo debería abjurar de esa postura, renegar de artículos como El Rey batallador, en los que respaldaba que Juan Carlos I debía seguir reinando hasta que la muerte u otro impedimento inexorable se cruzara en su camino", comenta el periodista. Sin embargo, el propio autor concluye muy lierariamente que "si Juan Carlos I siguiera reinando, este Final de Partida no se habría publicado hasta que la jugada postrera no se hubiera consumado sobre el tornadizo tablero"

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