• Manuela Carmena: 'Las cosas pueden ser diferentes'
  • 'Hay que conseguir cosas que animen a conseguir más cosas', ha señalado la representante de Ahora Madrid
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Fabian Sinibaldi (Enviado especial). Bajo una noche de viernes casi primaveral en una Buenos Aires que aún transita el invierno, la Alcaldesa Manuela Carmena ha presentado su libro Por qué las cosas pueden ser diferentes. En el marco de la arquitectura futurista del Edificio de la Biblioteca Nacional, la alcaldesa respondió con ganas las preguntas en tono de charla cordial que le hizo el periodista argentino Pedro Brieger, en la casi hora y cuarto que duró el encuentro.

Manuela Carmena se mostró frente a un auditorio colmado -muchos españoles en el exilio concurrieron- como una persona simple, normal y, sobre todo, llena de sueños, algunos que pueden rozar con las utopías. Su actitud dialoguista se puso de manifiesto frente a una pregunta acerca de los intentos destituyentes que estaba sufriendo en su ciudad.

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Allí, sin tapujos, puso nombre y apellido a la responsable de dichas maniobras, Esperanza Aguirre, y afirmó en tono distendido que la presidenta del PP tiene todo el derecho de hacer las propuestas que considere convenientes, mostrándose molesta con cierta parte del periodismo, pidiéndoles que hablen con la verdad y que, si tienen alguna duda, simplemente le “llamen por teléfono” y le pregunten.

Una innovadora social

Considerándose una “innovadora social”, la alcaldesa interpretó que los ataques a su persona -algunos simplemente insólitos- forman parte de lo que ella llama en su libro, la Curva del Cambio. Esta curva, según sus palabras, incluye un comienzo de indiferencia frente a lo que dicen los innovadores sociales, debido a la incomprensión de algunas de sus propuestas de cambio. Con el paso del tiempo, aparece la confrontación, que es cuando la innovación ya sienta ciertas raices y las propuestas comienzan a tomar forma. Es este el momento, dice, de resistir a la espera de que se puedan ver los resultados de estos proyectos. En este aspecto, remarcó que para que el cambio se asiente, “es necesario conseguir cosas que animen a conseguir nuevas cosas”.

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La alcaldesa también hizo especial incapié en dos o tres cuestiones. La primera ha sido la lucha contra la corrupción, de la que dice conocer bien desde sus tiempos en el Poder Judicial, donde ha luchado con éxito contra ella, y defendió frente a una pregunta del auditorio la realización de la Auditoria de Deuda Publica en Madrid, como un paso “obvio” para poder conocer la situación de los pagos pendientes y las características de los mismos, remarcando que si se encuentran pagos sospechosos, iban a obrar en consecuencia. Otra cuestión, que ha repetido varias veces en la tarde-noche de Buenos Aires, es lo que respecta a la educación. La alcaldesa ha dicho, con mucha lógica, que “la educación no está adecuada a la sociedad actual”, y que uno de sus objetivos es aumentar la calidad de la educación en la ciudad, sobre todo en los barrios más marginados.

“La educación no está adecuada a la sociedad actual”, ha señalado Carmena

Su defensa de lo público ha sido también muy enérgica, considerando que hay muchos servicios que se encuentran privatizados en Madrid que no tienen por que serlo, y que el Ayuntamiento no debería solventar las ganancias de empresas privadas cuando podría volcar esos recursos hacia la ayuda a los ciudadanos.

Gobernar para todos

Manuela Carmena no ha dejado pasar la oportunidad de pegarle al sistema político tradicional de España. Con gran ímpetu, defendió el cambio de paradigmas en la política y acuso a la mayoría de los políticos de estar “aislados de la calle” y de ejercer una política sin moral, con un discurso poco creíble y sin diálogo con el ciudadano, desconociendo así sus problemas. Asimismo, bregó por cambios morales más que políticos en el sistema español, y dejó en claro que ella cree que la democracia española decae cuando la clase política olvida a los movimientos sociales que le dan origen.

En este sentido, frente al desafío que le depara estar en el Gobierno proviniendo de un movimiento claramente contestatario frente a las autoridades, la alcaldesa de Madrid apeló nuevamente a la esperanza de poder cumplir con el reto de gestionar el ayuntamiento de una manera distinta, mirando hacia el ciudadano y no de espaldas a él. Sus palabras “nosotros debemos gobernar para todos” va de la mano de la convicción que se nota en la ex jueza cuando dice “las cosas pueden ser diferentes”. No han faltado ovaciones en el auditorio frente a afirmaciones de este tipo, en una Argentina que ha olvidado hace rato las palabras “dialogo”, “decencia” y “moral”, que casualmente han sido de las más nombradas por la alcaldesa.

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Una de las ovaciones en el auditorio se dió cuando se le consultó acerca de qué cambios consideraba ella que podía realizar en estos cuatro años y cuales consideraba que no iban a ser posibles de realizar. Sus palabras “no renuncio a nada” sonaron bien fuertes en el auditorio, e hizo hincapié en el desarrollo de la cultura y en cómo transformarla en una ciudad más acogedora. El momento distendido de la noche fue cuando se le preguntó si podía afirmar rotundamente que iba a terminar la legislatura, a lo que la alcaldesa contestó, en tono divertido, que si lo decía por la edad, ella había tenido reuniones y entrevistas con empresarios poderosos y dueños de bancos mucho más viejos que ella, y que ya avisó a sus colaboradores que si comienza a hablar tonterías, pues que le digan y arma las maletas.

Ha acusado a la mayoría de los políticos de estar "aislados de la calle"

El derrotero de Manuela Carmona en Buenos Aires

El viaje a la Argentina -personal, según el ayuntamiento de Madrid- tuvo otras escalas como ser la reunión del miércoles pasado con la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y parte de su gabinete de ministros.

El jueves asistió a la actividad "Reinventemos la Justicia", realizada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y organizada por la controvertida agrupación ultra oficialista “Justicia Legítima”, grupo impulsado por el Gobierno de Cristina Kirchner y sospechada de ser una suerte de avanzada del poder ejecutivo sobre el poder judicial con el fin de quitarle independencia y “asegurar” que los casos de corrupción en el país queden impunes.

El paso por Buenos Aires ha incluido también la visita a algunos amigos personales (como la millonaria Silvia Gold, otrora comunista pero ahora convertida en capitalista) y la figura de la alcaldesa ha levantado cierta admiración entre los círculos de intelectuales de Argentina. Las grandes similitudes del movimiento de los indignados en España, signado como la principal base electoral de la alcaldesa de Madrid, y el movimiento “que se vayan todos” argentino, surgido en lo peor de la crisis del 2001, llaman la atención de las pocas personas que conocen a Manuela Carmena en Argentina.

La pregunta acerca de si lo que pregona la alcaldesa con respecto a los partidos políticos es o no factible a lo largo del tiempo tiene una posible respuesta en la historia reciente argentina. El movimiento indignado argentino se mantuvo hasta tanto la bonanza económica volvió. Una vez sucedido esto, la sociedad nuevamente se volcó hacia los partidos hegémonicos y, poco a poco, su interés en la política fue decayendo, permitiendo con su desinterés que su gobierno realizara reformas de dudosa legalidad y que rozan el límite del totalitarismo.

¿Será ese el futuro del movimiento de los indignados en España? ¿Olvidarán su lucha y se calmarán cuando, más tarde o más temprano, la economía se recupere y la bonanza económica vuelva a los hogares españoles? ¿Los cambios prometidos por Manuela Carmena serán factibles de realizarse o se irán transformando simplemente en utopías imposibles de cumplir? La “abuela dorada” se mostró en Buenos Aires como una persona soñadora y dispuesta a todo para cumplir sus sueños. Una mujer prudente y centrada en la gestión a favor del ciudadano. El tiempo dirá si puede cumplir con lo que prometió. Pero demostró que ganas no le faltan para hacerlo.

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