• Pese a ello, la economía y los mercados han celebrado su presencia en la Casa Blanca...
  • ...pero su popularidad entre la población continúa cayendo
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Un año da para muchas cosas. Mucho más si eres presidente de Estados Unidos. Y, aún más, si te llamas Donald Trump (Nueva York, EEUU, 1946). El millonario neoyorquino ha sido el gran protagonista mundial desde su victoria electoral el pasado 8 de noviembre. Pero, ante la dificultad de poner en marcha sus comprometidas reformas, su aparición en los medios de comunicación ha sido gracias a sus impredecibles declaraciones y su incesable actividad en su cuenta personal de Twitter.

Pero estos 365 días de la ‘era Trump’ han estado marcados por la ‘fiesta’ de los mercados. El Dow Jones, índice que recoge a las 30 compañías más grandes y representativas del país, ha marcado récords históricos tras la llegada del nuevo presidente, llegando la semana pasada a superar los 23.400 puntos, lo que significa que ha subido cerca de un 28% desde el 8 de noviembre de 2016. Una situación que el director gerente de S&P Dow Jones Indices, Jamie Farmer, indica que "no ha ocurrido nunca desde la creación de este indicador en 1896".

También sonríe a Trump el S&P500, el índice que incluye a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos. Tras la llegada de Trump, ha subido cerca de un 21%. La cuarta rentabilidad más alta de este índice desde 1936, según apunta goldman Sachs, por detrás de la de John Fitzgerald Kennedy y George H. W. Bush. Además, este índice ha superado máximos en 59 ocasiones, lejos de los 40 récords registrados durante el primer año de Kennedy desde que se hiciera con la presidencia el 8 de noviembre de 1960.

Por su parte, el Nasdaq 100, selectivo que incluye a las empresas tecnológicas, también vive sesiones históricas con Donald Trump, la semana pasada alcanzó los 6.700 puntos, un nivel nunca antes visto, lo que representa un incremento del 31% desde la llega de la victoria de Trump. Pero no solo los mercados estadounidenses se muestran positivos con el magnate neoyorquino, el Ibex 35 español ha repuntado un 15% desde su victoria electoral, aunque antes de la crisis de Cataluña llegó a subir cerca de un 30%.

En Wall Street también se muestran positivos con el posible desmantelamiento de la reforma financiera de 2008 que realizó la administración Obama. Trump tiene entre ceja y ceja acabar con las normas conocida como ley Dodd-Frank y regla Volcker. A través de ambas normativas, los gigantes del sector están obligados a someterse a evaluaciones que midan su resistencia a futuras crisis y prohíbe a los bancos a especular por cuenta propia. Su última decisión ha sido la nominación de Jerome Powell como sustituto de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos.

"La bolsa ha aumentado en 5,2 billones de dólares desde las elecciones del 8 de noviembre, un aumento del 25%. El desempleo es el más bajo en 16 años" tuiteaba el presidente el pasado 11 de octubre. Porque Trump también saca músculo con el empleo. El presidente juró su cargo señalando ante todo el mundo que iba a ser “el mayor creador de empleo que Dios haya visto”. Pero, más allá de los conceptos divinos, lo cierto es que, en el período de Trump en la Casa Blanca, se ha reducido la tasa de desempleo estadounidense del 4,7% al 4,2%. Aunque todavía le queda cierto distancia para alcanzar a Obama que logró reducir este dato del 8% al 4,8% en su segunda legislatura.

“La situación económica es buena y eso puede amortiguar el rechazo a la Administración Trump”, apunta Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council. El Producto Interior Bruto (PIB) apoya esta idea. Tras un ligero frenazo en el primer trimestre, cuando la economía estadounidense creció sólo un 1,2% lastrada por la demanda interna, el PIB recuperó el impulso, con un ascenso del 2,6% en el segundo trimestre. No obstante, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortaron el optimismo con Trump en octubre. Sus previsiones de crecimiento para el país pasaron del 2,3% al 2,2% para 2017 y del 2,5% al 2,3% para 2018.

MALAS COMPAÑÍAS

La presidencia de Trump ha estado también marcado por un comportamiento poco político y un entorno problemático. Su mandato ha estado marcado por sus lazos con Rusia y las presuntas ayudas del Gobierno de Putin en su victoria electoral han sido el principal quebradero de cabeza del presidente. “Un asunto que continuará erosionando su imagen”, asegura José Antonio Gurpegui, catedrático de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá.

La sombra de Rusia también ha rondado la elección de su equipo de Gobierno. Sobre todo, con la decisión de nombrar secretario de Estado a Rex Tillerson, director durante diez años del gigante petrolero Exxon Mobil y persona con relación con el Gobierno de Putin. También su secretario de Comercio, Wilbur Ross, recientemente señalado en los Paradise Papers, por ser inversor junto al Kremlin de una compañía registrada en un paraíso fiscal. Su familia también le han provocado críticas Sobre todo, su hija Ivanka que ostenta el cargo de consejera del presidente y su yerno, Jared Kushner, que ocupa el cargo de asesor.

ENEMIGOS ÍNTIMOS

Kim Jong-Un ha sido un protagonista de la era Trump. El líder norcoreano ha sido el principal objetivo de las amenazas del presidente. Las reiteradas pruebas nucleares de Corea del Norte han dinamitado la paciencia de Trump que diversas ocasiones ha alertado con una posible intervención militar.

Una posibilidad respalda por el general James Mattis, apodado Perro loco, su secretario de Defensa de los Estados Unidos y que ha sido aplaudido por la industria armamentística. La empresa está especializada en cazas y helicópteros de combate, como los F-16 o los Black Hawk, Lockheed Martin, ha repuntado este año un 33%.

Boeing también ha logrado alzarse un 90,97% en bolsa, no obstante, esta compañía está incluida dentro del sector en una parte ya que, compatibiliza su suministro de bombarderos B-52 y los helicópteros Apache y Chinook, con la fabricación de aviones comerciales. Raytheon también se muestra positiva en los tiempos de Trump. Las acciones de una mayores contratistas de defensa militar en Estados Unidos han subido un 39,79% desde su elección.

Primeras palabras como presidente de los Estados Unidos (20 enero de 2017)

OBJETIVO A CORTO PLAZO: LA ‘ESPERADA’ REFORMA FISCAL

Una de las medidas más esperadas de Trump es su reforma fiscal. Una medida que desarrollaría una importante bajada de impuestos en Estados Unidos. Entre sus principales medidas destaca la bajada del Impuesto de Sociedades del 35% al 20%. Una iniciativa que provocaría una reducción de la recaudación de cerca de 2 billones de dólares, según los cálculos del Gobierno de EEUU. Pero que tendría como objetivo compensar este déficit con la repatriación de capitales que las empresas estadounidenses tributan fuera del país.

Para los ciudadanos, esta reforma incluye una reducción del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a todos los ciudadanos. Los estadounidense que ingresen menos de 25.000 dólares anuales no pagarán IRPF, los de menos de 75.000 dólares, lo hagan solo al 10%, entre 75.000 y 225.000 dólares, al 20% y para el resto, al 25%, según informaba el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos , Steve Mnuchin.

IMPOPULAR TRUMP

Aunque Donald Trump todavía mantiene muchas promesas por cumplir. No hay rastro del famoso muro fronterizo con México, ni de la derogación del ‘Obamacare’, ni la salida de Estados Unidos con la salida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y del Tratado con los países del Pacífico. Tampoco ha logrado sacar a Estados Unidos de la OTAN ni renegociar el acuerdo nuclear con Irán. “Trump ha intentado aplicar sus medidas pero, simplemente, no le han dejado”, valora José Antonio Gurpegui. La salida de Estados Unidos del acuerdo medioambiental de París ha sido su única palabra cumplida.

Algo que ha dañado su frágil popularidad. La encuesta realizada por el diario Washington Post y la cadena ABC News, publicada el pasado domingo, señala que el 59% de los ciudadanos desaprueba el manejo de Trump de su cargo, el peor de todos los presidentes a estas alturas. Solo el 37% de los encuestados aprueba el desempeño de Trump en el cargo. Dos tercios dicen que no creen que Trump “tenga el tipo de personalidad y temperamento necesarios para servir como presidente”. Pero como indica José Antonio Gurpegui, catedrático de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá (UAH), “sus votantes suelen tener como característica la fidelidad a Trump”, apunta.

Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council, señala que “en el último año Estados Unidos sigue siendo un país políticamente dividido en el que ambos partidos siguen sin encontrar su sitio”. “La polarización política no siempre está relacionada con el cumplimiento de las promesas, sino que conecta con aspectos muy emocionales e identitarios”, explica el experto.

Su fortuna también ha perdido ‘popularidad’. Según señala la revista Forbes, Donald Trump habría perdido en este período 600 millones de dólares y su fortuna se sitúa en los 3.100 millones. Un retroceso que le ha llevado a relegar al magnate neoyorquino del 156 al 248 en su lista de los más ricos de Estados Unidos.

En el futuro inmediato del presidente están las elecciones legislativas de 2018, que serán claves para la presidencia Trump. “Si consigue mantener el control del Senado y el Congreso afianzará sus opciones para una reelección en 2020, pero si los demócratas consiguen hacerse con el control de una de los dos cámaras el esfuerzo de llegar a un proceso de destitución o impeachment se multiplicará”, concluye Daniel Ureña.

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